¿La inflación es un impuesto?

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imagesAmbas políticas, tanto la inflación como lo impuestos son dañinos para la economía e individuos, siendo la inflación asimilable a los impuestos pero mucho más dañina por las consecuencias que nombrare más adelante, permítaseme exponer la correcta definición que da Ludwig von Mises al respecto:

“cuando un gobierno incrementa la cantidad de papel moneda, el resultado es que el poder de compra de la unidad de moneda comienza a caer, y los precios a subir. Esto es denominado inflación[1]

Si un gobierno necesita dinero debe gravar aún más a sus ciudadanos o pedirlo prestado, no tiene ninguna otra salida, pero muchos piensan que la mejor solución es imprimirlo o, de un plumazo mágicamente y de la nada el gobierno crea dinero por decreto, lo que genera al largo plazo es una devaluación y destrucción de la moneda. Nuevamente Mises:

En el largo plazo la inflación termina destruyendo la moneda; se llega a una catástrofe, a una situación como la Alemania en 1923. El 1º de Agosto de 1914 el valor del dólar era de cuatro marcos y veinte pfennings. Nueve años y tres meses más tarde, en Noviembre de 1923, el valor del dólar era 4,2 trillones de marcos. En otras palabras, el marco no valía nada, nunca más tuvo algún valor.

Fue durante el periodo de 1873-1948 que se introdujo el goldmark que posteriormente luego de primera guerra mundial abandonaría su base de oro, y cambiaría al papel moneda papiermark  especialmente para pagar las deudas de la guerra y cuyo fruto de esa hiperinflación debió crearse una nueva moneda. Era tanta la inflación que se pagaba el día de trabajo por adelantado cada mañana, y los trabajadores llevaban a sus esposas para darles el dinero y que estas salieran corriendo a comprar cualquier cosa con esos millones de marcos.

Cuando una sociedad se desarrolla más allá de unas pocas familias, el proceso de civilización, especialización y división internacional del trabajo obliga a métodos de intercambio indirectos, el dinero, en contraposición al primitivo método directo el trueque que obligaba a buscar a alguien que tuviera precisamente lo que yo necesito pero que aparte coincidiera en necesitar lo que yo tengo, dicho de otro modo, si necesito pan, pero el panadero necesita zapatos y yo tengo huevos, debo entonces primero intercambiar los huevos con un zapatero que los requiera, y posteriormente ya con los zapatos puedo obtener el pan, esto es llamado el problema de la doble coincidencia de intereses. Dados los mucho intercambios se encuentra un bien que es deseado por todos entre otras características que le dan el estatutos de dinero, este es entonces la solución que ha elegido el mercado para una mayor eficacia en el intercambio[2], como dinero se han utilizado distintos bienes a lo largo de historia, el azúcar, el tabaco, sal, ganado etc, pero el mercado siempre ha terminado por darle primacía al oro y la plata[3].

Actualmente más fácilmente que en otras épocas donde los gobiernos para realizar políticas inflacionarias debían degradar la moneda, es decir, mezclar el oro o la plata, con otros metales como el cobre y el bronce, lo que daba como resultado una moneda de distinto color y menor peso y consecuentemente por ese aumento de oferta monetaria una subida de precios.

Hoy el proceso es más sencillo, es muy fácil imprimir un montón de papel moneda sin ningún valor real, estas entre otras políticas económicas intervencionistas son apoyadas por políticos y economistas keynesianos, que demás que allí no terminan porque eventualmente conllevan a más controles y regulaciones debido a los problemas y distorsiones que ellos mismos originaron. Para los primeros grupos, o sea industrias y empresarios que reciben ese primer capital inflacionario es beneficioso (por lo general hablamos de banqueros y productores de armas), pero los últimos sectores o grupos económicos que no han alcanzado a beneficiarse (Profesores y asalariados), son afectados, disminuyendo su poder adquisitivo, sometidos a fijación de precios y sistemas de racionamiento.

Bien, pero volviendo al asunto del título y, que es uno de los debates actuales, ¿la inflación debe considerarse un ingreso del estado – asimilable a un impuesto (robo)- a pesar de no serlo formalmente?

Nadie puede ser titular del valor del dinero, por decirlo de otro modo, uno puede ser dueño del dinero en sí, como de cosas, pero no de su valor percibido, el dinero es en realidad un bien, igualmente sometido a la ley de oferta y demanda[4] que se diferencia de otros bienes porque se usa como medio de intercambio, pero si esto es cierto pueden surgir varias cuestiones, sí yo ayer podía haber desayunado, almorzado y cenado en un restaurante con mi dinero y llega el Estado y me quita el desayuno a través de los impuestos, Me quedo aún para poder sobrevivir con el almuerzo y la cena, pero si hoy el Estado ha imprimido papel con números y tenemos inflación, luego entonces el Estado nuevamente me quitara mi desayuno vía impuestos, pero oh! vaya sorpresa que sólo he podido comprar hoy mi cena, ¿entonces dónde está mi almuerzo? mi desayuno se lo han quedado estos tipejos, pero ¿y mi almuerzo también? ¿La inflación se ha llevado mi almuerzo? ¿La inflación puede ser considerada como robo al igual que los impuestos? Y del mismo modo ¿si la inflación es robo, la deflación que vendría siendo?

Bien, aún ni los mismos economistas se han puesto de acuerdo al respecto, pero lo que puedo dejar claro es que la inflación es la forma en que los gobiernos sacan el dinero a los ciudadanos pero sin que ellos se den cuenta[5]. de esto modo la inflación es en realidad una estafa a escala colosal pues no olvidemos que el Estado de forma coactiva impone su moneda de curso “legal” incluso prohibiendo pagar con oro y plata.

Imaginemos que el gobierno necesita dinero para construir un hospital, tiene tres alternativas (pedir prestado), subir impuestos, pagar imprimiendo dinero. Al final todas estas políticas tienen un impacto negativo en el bolsillo del ciudadano, y ¿quién mejor para administrar el dinero qué quien lo ha ganado?, en todo caso, el ciudadano pierde poder de compra, sin embargo con un correcto análisis de lo que es el dinero “el precio del dinero” o lo que es lo mismo, el poder de compra, que como ya dije viene determinado por todas las fuerzas del mercado[6], uno puede concluir que no son lo mismo, de igual forma que hoy vendo pan a 1 dólar pero llega un competidor a mi vecindario y vende el mismo pan a 50 centavos, aumentado la oferta de pan, lo que me obliga a bajar el precio de mi pan para competir, ¿podría entonces decir que alguien me está robando medio dólar? en realidad no, somos dueños de cosas, no de su valor, empero en el caso de la inflación esto no es producto del proceso natural y libre del mercado, sino una intervención que beneficia a unos a expensas de otros, de quienes reciben el dinero en primer lugar y lo que no, que resulta en una redistribución de riqueza y rentas de estos últimos a los primeros que adquieren los bienes al precio estable de la economía y luego se inflan los precios producto de la escasez que generaron.

El Estado además de está gran estafa en la que nos obliga a jugar también fijo el valor del dinero 1 dolar, 10 dolares etc, por tanto normalmente lo que ocurriría en una economía es que bajaría el valor del dinero por su sobre oferta, digamos ese dolar se convertiría en 25 centavos y no como nos acostumbramos a creer, esto es, que los precios de los bienes lleguen a las nubes y lo que comprabas con 1 dolar ahora lo debes comprar con 4 dolares, en ese orden de ideas tanto la inflación como los impuestos tienen como corolario para los afectados la pobreza.


[1] Véase Ludwing V. Mises “Política Económica (Seis lecciones sobre el capitalismo)”

[2] Véase para una teoría Praxeológicamente irrefutable del origen del dinero, Carl Menger “El origen del dinero”.

[3] Véase Murray N. Rothbard “¿Qué ha hecho el gobierno con nuestro dinero?”

[4] Véase Robert P. Murphy “Man, Economy, and State with Power and Market – Study Guide

[5] En un artículo adaptado de una charla del seminario del Instituto Mises “Inflation: Causes, Consequences, and Cure” Daniel J. Sanchez escribe: “Mediante la inflación (expandiendo la oferta monetaria), como demostraré, el Estado y sus compinches “se beben nuestro batido” cada día. Solo que lo hacen subrepticiamente, sin que se oiga ningún sonido de sorber.”

[6] Sobre esto explica Murray N. Rothbard; El precio del dinero es entonces el “poder de compra” de la unidad monetaria – en este caso, de la onza de oro. Indica qué puede comprar esa onza a cambio, del mismo modo que el precio monetario de un televisor nos indica la cantidad de dinero que un televisor puede aportarnos a cambio. ¿Qué es lo que determina el precio del dinero? Las mismas fuerzas que determinan todos los precios del mercado, esa ley venerable pero eterna verdad: “oferta y demanda”. Todos sabemos que si la oferta de huevos aumenta, el precio de los huevos tenderá a bajar; si la demanda de los compradores de huevos aumenta, el precio tenderá a subir. Lo mismo es cierto en el caso del dinero. Un aumento en la oferta de dinero tenderá a hacer bajar su “precio” un aumento en la demanda de dinero lo hará subir ¿Pero cuál es la demanda de dinero? En el caso de los huevos, sabemos lo que quiere decir su “demanda”; es el monto de dinero que los consumidores están dispuestos a gastar en huevos más los huevos retenidos y no vendidos por los hueveros. Paralelamente, en el caso del dinero, su “demanda” equivale a los variados bienes que los consumidores ofrecen a cambio de dinero, más el dinero retenido en efectivo y no gastado durante cierto período temporal. En ambos casos, la “oferta” se refiere a la cantidad total del bien que está disponible en el mercado.

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