Los bloques de construcción de Block

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4849[Prólogo a Building Blocks for Liberty]

Murray Rothbard, en vida, era conocido como Mr. Libertario. Podemos defender con convicción que hoy el título pertenece a Walter Block, alumno de Rothbard cuyo propio currículum es tan grueso como una guía telefónica, tan diverso como Wikipedia. Ya esté escribiendo de teoría económica, ética, secesión política, drogas, carreteras, educación, política monetaria, teoría social, sindicatos, lenguaje político o cualquier otra cosa, su prosa arde con una pasión por esta única idea: si hay que resolver problemas humanos, la solución se encontrará en permitir mayor libertad.

Sí, Walter Block es provocador. Es un reconocido anarcocapitalista y su tratado firmado se llama Defendiendo lo indefendible [Defending the Undefendable]. Pero los lectores que han dedicado tiempo a sus escritos que hay mucho más en el método blockiano que simplemente romper tabúes. Es provocador no sólo por sus conclusiones, sino también porque es implacablemente lógico, indefectiblemente veraz e inusualmente sincero. Quiere respuestas para los problemas humanos más desconcertantes (ya sean pequeños o grandes) y va a buscar esa verdad tan lejos como pueda llevarle el razonamiento humano.

Recuerdo estar repasando la correspondencia que el Profesor Block había tenido con sus colegas en asuntos como la política monetaria, cartas en las que Block está radicalmente en desacuerdo con su corresponsal. Su argumento a favor de su postura es tan preciso y atractivo que su oponente no puede resistir intentar una respuesta, pero por supuesto esto sólo provoca otra respuesta más y otra réplica más y otra respuesta y así sucesivamente. Los asaltos de la correspondencia pueden seguir por docenas de intercambios. Block persiste no porque quiera derrotar a todos, sino por ser tan sincero acerca de descubrir la verdad y descubrir el error. Si se equivoca en algo, quiere saberlo. Por eso todos sus oponentes acaban en la línea de fuego.

Hay otro aspecto de su trabajo que debería destacarse. Su personaje público es el de un libertario de libro, pero su método y modo de argumentar proviene de su formación esencial en la ciencia de la economía. Desarrolla herramientas económicas al servicio de encontrar respuestas a problemas sociales. Esto se muestra no sólo en su exposición: es también un maestro inspirado que nunca pierde la oportunidad de presentar sus argumentos paso a paso de forma que el lector pueda llegar a entender la lógica económica a lo largo del camino.

Podría sorprenderles los muy razonable que puede hacer Block que suene lo que podría de otra forma ser considerada una idea extravagante. No todos los lectores aceptarán todas las conclusiones de Block. Pero todos aprenderán cómo se aproxima un pensador económico de primera en la tradición austriaca a una enorme variedad de asuntos. Si usted está en desacuerdo, haría bien en hacerlo con el mismo método: el de pensar sobre los problemas con atención cercana al detalle lógico y analítico.

Hay un rasgo final de Block que podría olvidarse: su humildad. En un mundo de académicos con egos inflados y ambiciones egoístas, Block muestra una sinceridad constante, incluso una especie de candidez al creer que la verdad demostrada con paciencia y lógica debería ser suficiente para vencer. En nuestro politizado mundo de charlatanes e ideólogos ajustados a programa, raramente es el caso, por supuesto. Pero Block nos atrae con su forma de buscar la verdad, su deseo de captar contraargumentos de cualquier tipo y su disposición a que se le muestre dónde se equivoca.

Un volumen con todos los “ensayos críticos” de Walter Block seguramente ocuparía miles de páginas. Pero esta es una muestra excelente y un gran tributo a uno de los intelectuales más inspirados y trabajadores de nuestro tiempo.


Traducido por Mariano Bas. El artículo original se encuentra aquí.

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