Hoy en día, el seguro sanitario no es realmente un seguro

0

GamblingDebido al Obamacare, mi plan sanitario se ha convertido en algo distinto de un seguro. Ahora, en su mayor parte, no es sino un plan de transferencia de riqueza para beneficiar los conectados políticamente por encima de otros.

Para identificar la diferencia entre seguro sanitario y cobertura de atención sanitaria ordenada por el gobierno, podemos acudir a La acción humana, en la que Ludwig von Mises divide la probabilidad en probabilidad de clase y probabilidad de caso:

Probabilidad de clase significa: Sabemos o suponemos saber, con respecto al problema correspondiente, todo acerca del comportamiento de toda un clase de acontecimientos o fenómenos, pero no sabemos nada acerca de los acontecimientos o fenómenos singulares reales, salvo que son elementos de esta clase.

Probabilidad de caso: Sabemos, con respecto a un acontecimiento concreto, algunos de los factores que determinan su resultado, pero hay otros factores determinantes sobre los que no sabemos nada.

David Howden explica que acontecimientos como partidos de fútbol y guerras son acontecimientos que caen bajo la probabilidad de caso. Pero esos acontecimientos no permiten un seguro.

De hecho, Mises afirma que solo el riesgo asociado con la probabilidad de clase puede remediarse por seguro. Esto es verdad porque el número de indemnizaciones es relativamente predecible dentro de una clase, permitiendo establecer primas que beneficien tanto al asegurador como al asegurado.

Esta es lo forma en que funciona el seguro de vida, por ejemplo, como explica Howden:

Los seguros de vida funcionan porque las compañías de seguros pueden jugar con las medias. Alguna gente que tiene una póliza de vida morirá antes de que la aseguradora gane suficiente dinero en primas como para pagar la prestación por fallecimiento. En este caso, la empresa pierde dinero. Compensa estas pérdidas con las ganancias que obtiene de quienes mueren después de sobrepasar con mucho el punto en que se equilibran con las primas que han pagado en relación con la prestación por fallecimiento que recibirán.

La discriminación en el mercado del seguro de vida no es solo un hecho de la vida: es justa. Cada tenedor de póliza paga de acuerdo con sus posibilidades de morir. La gente no es libre de realizar actividades de riesgo, pero debe pagar el precio. La gente que elija llevar vidas menos arriesgadas (lo que equivale a decir que evita aquellas actividades que aumentan sus posibilidades de morir, como el paracaidismo o fumar) se pierde disfrutar de estas actividades, pero gana pagar menos en el seguro de vida.

Brazos rotos y ciertas enfermedades también caerían en probabilidad de clase y también se prestarían a ser seguros rentables en un mercado que funcione.

Pero, debido a cambios resultantes del Obamacare (así como de décadas de intromisión pública), las distorsiones en el mercado han llevado al desastre al mercado del seguro sanitario y mi plan sanitario y los planes de muchos otros, tienen ahora muchas deducciones para acontecimientos de “probabilidad de clase” como brazos rotos, mientras que proporcionan acceso “gratuito” a cosas que no solo son impredecibles en la medida en que pueda o no elegirlas, como una control físico anual “gratuito”, control de natalidad y otras cosas.

Como sabía Mises, el “seguro” que cubre un evento como un chequeo voluntario se asemeja poco a lo que consideraríamos un seguro en sentido propio. Sin embargo, las cosas gratis (es decir, los acontecimientos “no asegurados”) son numerosas, no porque las empresas de seguros puedan calcular una forma de asegurarlas con beneficios, sino porque son obligatorias, gracias a los grupos de interés con acceso a los legisladores.

La política detrás de las órdenes

Sin embargo, como los costes distribuidos son mínimos e invisibles, mientras que los beneficios son concentrados y sustanciales, se produce por oposición en los votantes para luchar contra semejantes transferencias de riqueza.

Como ejemplo, pago un extra, digamos 1$, en primas mensuales de forma que alguien pueda ganar 50$ en prestaciones por mes. Acumulemos esos aumentos de primas de 1$ entre los pagadores y empezaremos a hablar de una buena cantidad de dinero. Sin embargo, no tengo el tiempo no la energía para oponerme a cada aumento de 1$.

Este proceso se hace evidente cuando, debido a mis altas deducciones, el infrecuente e impredecible accidente que cae bajo la probabilidad de clase (mi hijo se rompe un brazo) me cuesta mil dólares de mi bolsillo, sin ninguna indemnización monetaria de mi plan, mientras que otros celebran el acceso a cosas que deberían estar comprando ellos mismos al ser eventos no asegurables.

Es como si, debido a las intervenciones públicas, mi seguro de coche pagara actualizaciones de Sirius Satellite Radio (que no tengo) pero, debido a las grandes deducciones, solo pagara unos pocos miles de dólares si tuviera un siniestro total en mi coche.

El seguro sigue existiendo con respecto a vida, vivienda y automóvil. Pero no existe con respecto a la sanidad en nuestra actual economía regulada. Los planes sanitarios son transferencias de riqueza que conceden beneficios conocidos y predecibles a unos pocos, mientras dejan a todo en riesgo ante las incertidumbres de la vida. Así que no afirméis que nuestro sistemas de atención sanitaria regulado por el gobierno es un seguro.


Publicado originalmente el 30 de julio de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

Print Friendly, PDF & Email