Armas, drogas y alcohol: El apoyo bipartidista a la prohibición

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Mises Daily Article Aug 29 2015Se ha advertido más de unas pocas veces que no hay muchas diferencias sustantivas entre republicanos y demócratas. Aunque esto sea verdad en muchos aspectos para los propios partidos, izquierda y derecha indudablemente difieren en una serie de asuntos, del estado del bienestar al aborto o los derechos de los gays.

Lo que tienen en común (al menos las variedades ortodoxas) es un deseo de usar el estado para modelar la sociedad como les parece apropiado. Como decía Andrew Napolitano “Hemos pasada de un sistema de dos partidos a un sistema de un partido, el partido del gran gobierno. Hay una rama demócrata a la que les gustan los impuestos y las transferencias de riqueza y los ataques a la libertad comercial y hay una rama republicana a la que le gusta la guerra y los déficits y los ataques a las libertades no civiles”. Y ambas partes aman la prohibición, solo que de cosas distintas.

La prohibición del alcohol

No queda mucha gente que crea que la prohibición del alcohol en la década de 1920 fuera una buena idea. Resulta interesante que fueran los progresistas del momento los que la impulsaran. Como señaló el historiador William Leuchtenburg, “Fue un movimiento que fue abrazado por los progresistas”. Por otro lado, en palabras del historiador Daniel Okrent, fueron los “conservadores económicos quienes (…) impulsaron la abolición con tanta fuerza”.

La prohibición resulto ser un desastre. Un informe del Instituto Cato señalaba que después de que se aprobara la Ley Seca en 1920 aumentaron las tasas de homicidio, aumentó la corrupción, no cambiaron la muertes relacionadas con el alcohol y después de una pequeña bajada en 1921, el consumo de alcohol volvió al nivel anterior a cuando se aprobó la ley. Además, en medio del caos, Al Capone y el crimen organizado llegaron al poder. De hecho, mercados negros y prohibición van unidos, como uña y carne.

La prohibición de las drogas

En el pasado, eran normalmente los progresistas los que querían usar el estado para decir a la gente lo que podía o no podía poner en sus propios cuerpos. Sin  embargo, algo debe haber cambio entre los conservadores, ya que la derecha generalmente ha estado en la vanguardia en la Guerra contra las Drogas (aunque con mucha ayuda en la izquierda). En 1971, Richard Nixon decidió volver a intentar la prohibición, pero esta vez con cocaína, heroína y marihuana.

Y, por supuesto, ha fracasado de todas las formas imaginables.

Según el National Institute of Drug Abuse, “el uso de drogas ilícitas en estados Unidos ha estado aumentando”. En 2012, “el 9,2% de la población” ha usado drogas ilícitas en el último mes “aumentando del 8,3% en 2002”. Así que el uso de drogas en realidad ha aumentado a pesar de gastar más de un billón de dólares en este despilfarro masivo.

Al mismo tiempo, Estados Unidos tiene la mayor población reclusa del mundo. A pesar de tener solo el 5% de la población mundial, Estados Unidos tiene el 25% de la población reclusa del mundo. Un gran porcentaje de estos prisioneros están en la cárcel nada más que acusación sobre drogas sin elación con la violencia.

Hay quien piensa que esto es contraproducente e inmoral. Otros, como Michael Gerson, creen que quienes quieren legalizar las drogas tienen “valores de segunda clase”. Los valores de primera clase incluyen encerrar en jaulas a los adictos a la droga. Así que, de acuerdo con los valores de primera clase de Gerson, en lugar de tratar de ayudar a estos pobres adictos a reconstruir sus vidas, el gobierno declaró la guerra contra las sustancias y, por tanto, contra los propios adictos.

Y para librar esta guerra ha solicitado un estado policial masivamente invasivo. Los delitos “sin víctima” no dejan muchos testigos (o al menos no muchos que quieran hablar de ellos). Así que el gobierno debe usar medios más belicosos. Según la ACLU, se estima que hubo 45.000 acciones de los SWAT cada año y solo en torno al 7% fueron para situaciones con rehenes. La gran mayoría fue por drogas. Estas acciones a veces acaban trágicamente. Por ejemplo, David Hooks fue disparado dos veces mientras estaba tumbado contra el suelo en una redada y un bebé quedó en coma cuando se lanzó una granada aturdidora en otra.

Las evidencias también demuestran que la legalización funciona. Glenn Greenwald señala que “Desde que Portugal aprobó su plan de despenalización en 2001, el uso de drogas en muchas categorías ha disminuido cuando se mide en términos absolutos” y Forbes señala que “el abuso de drogas ha disminuido a la mitad”.

Y a pesar de algunas arengas de los conservadores, a Colorado le ha ido bien desde que despenalizó la marihuana en 2014.

Prohibición de armas de fuego

Aunque los conservadores han tomado algunos apuntes de los antiguos progresistas, los progresistas actuales indudablemente no han renunciado a la idea de moldear la sociedad mediante prohibiciones. Por suerte, en Estados Unidos, la mayoría del debate acerca de las armas de fuego tiene que ver con la regulación y no con la prohibición. No es así en muchos otros países. Y no ha sido así en varias ciudades de EEUU, hasta que las sentencias del Tribunal Supremo derogaron las prohibiciones de armas de fuego en Washington y Chicago. Aun así, muchas ciudades de EEUU tienen normas extremadamente duras sobre armas de fuego en sus normativas.

John Lott realizó un extenso estudio y señaló que

Las posibilidades de que un estado típico experimente una caída en os asesinatos o violaciones después de que se apruebe una ley de derecho a portar armas de fuego, contando solo el azar, es mucho menor que el 0,1%. (…) La tasa media de asesinatos cayó en el 89% de los estados después de aprobar el derecho a potar armas. (…) Ha habido una disminución similar en las tasas de violaciones.

Además, para asegurarse de controlar toda variable imaginable (o no controlar variables que hubieran sesgado incorrectamente los datos) realizó “20.480 regresiones” utilizando toda disposición imaginable de posibles criterios y concluyó:

Todas las regresiones sobre delitos violentos mostraban la misma dirección de impacto desde la ley de posesión de armas ocultas. Los resultados para los asesinatos demostraban que aprobar leyes de derecho de portar armas causaba caídas en el delito que iban del 5 al 7%.

John Lott encontró treinta y seis estudios revisados por pares sobre leyes de portar armas ocultas, dieciséis mostraban una reducción en el delito y diez no es eran concluyentes. Ninguna demostró que las tasas criminales disminuyeran.

Podemos lamentar acontecimientos trágicos como el reciente tiroteo en masa en Charleston. Pero lo que es evidentemente problemático acerca de restringir el uso civil de armas de fuego que solo obedecerán los ciudadanos cumplidores de la ley, los criminales no lo harán. (Como muchas otras masacres similares, el tiroteo de Charleston tuvo lugar en una zona “libre de armas”). En realidad los criminales no les será más difícil conseguir armas de lo que les resulta conseguir drogas, lo que significa que restringir las armas solo desarma a las víctimas potenciales. Una encuesta de Gary Kleck le hizo concluir que hay aproximadamente 2,5 millones de incidentes anuales de uso defensivo de armas de fuego. Aunque esa cifra es casi seguro demasiado alta, el uso defensivo de armas de fuego sigue siendo relativamente común. Por ejemplo, durante un tiroteo en una escuela en Oklahoma, Mikael Gross y Tracey Bridges sacaron las armas de fuego de sus vehículos y detuvieron al tirador antes de que pudiera matar a alguien.

Como se ha dicho antes, aunque hay algunos en Estados Unidos que reclamen restricciones extremas en las armas de fuego o su prohibición completa, en su mayor parte, la prohibición directa solo se considera en otros países. Muchos apuntarán a las más altas tasas de asesinato en Estados unidos que en Gran Bretaña como prueba de que la prohibición de armas de fuego detiene los asesinatos (curiosamente, no apuntan que las estadísticas de delitos contra la propiedad, ya que realmente son más altas en gran Bretaña que en EEUU).

Pero hay problemas importantes con este análisis simplista. Por ejemplo, la propiedad de armas de fuego ha estado aumentando rápidamente en Estados Unidos mientras que el delito con armas de fuego ha estado disminuyendo. Además, la mayoría de la armas de fuego las posee gente en áreas rurales, luego en las suburbanas y luego en las urbanas. Las tasas de delincuencia son exactamente las contrarias. Además, como apunta Thomas Sowell en Intellectuals and Society:

Rusia y Brasil tienen leyes de control de armas más duras que Estados Unidos y tasas de asesinato mucho más altas. Las tasas de propiedad de armas de fuego en México son una fracción de las que hay en estados Unidos, pero la tasa de asesinatos en México es más del doble de la de Estados Unidos. Las armas cortas están prohibidas en Luxemburgo, pero no en Bélgica, Francia o Alemania, pero la tasa de asesinatos en Luxemburgo multiplica varias veces la de Bélgica, Francia o Alemania.

¿Y qué pasa con la tasa de asesinatos más baja para Gran Bretaña? Bueno, de nuevo Thomas Sowell: “Londres tenía una tasa de asesinatos mucho más baja que Nueva York en los años posteriores a que la Ley Sullivan del estado de Nueva York de 1911 impusiera un muy estricto control de armas, mientras que cualquiera podía comprar una escopeta en Londres sin que se le hicieran preguntas en la década de 1950”. Lo que importa son las tendencias, no comparaciones simples y vulgares. De hecho un estudio realizado en Harvard señalaba:

Soportar semejante carga requeriría como mínimo demostrar que un gran número de naciones con más armas tienen más muertes y que naciones que hayan impuesto controles restrictivos de armas de fuego hayan logrado reducciones sustantivas en la violencia criminal (o los suicidios)- Pero esas correlaciones no se observan cuando se comparan una gran cantidad de naciones en todo el mundo.

Finalmente, en lo que se refiere a las prohibiciones de armas de fuego, los resultados son predeciblemente terribles. John Lott de nuevo: “todo lugar en el mundo que haya prohibido las armas de fuego parece haber experimentado un aumento en las tasas de asesinatos y delitos violentos”. Esto incluye a Washington, Chicago, Gran Bretaña, Irlanda y Jamaica. Un periódico británico publicó el artículo de humor negro “El delito con armas de fuego aumenta a pesar de la prohibición”. Cambiemos el “a pesar” con “debido a” y tendremos un artículo preciso.

Conclusión

Como ha dicho medio en broma Penn Jillette: “Si pudieras convencer a los locos de las armas de fuego de que los fumetas están bien y a los fumetas de que los locos de las armas de fuego están bien, entonces todos seríamos libertarios”. Los argumentos sobre si estas cosas deberían estar reguladas y cuánto sería el tema para un artículo distinto. Pero es difícil entender por qué muchos progresistas creen que prohibir las drogas crea mercados negros de drogas, pero eso no ocurriría con las armas de fuego. ¿Realmente alguien cree que los cárteles de las drogas no añadirían las ramas de fuego a su lista de productos a proveer? Y lo mismo vale para los conservadores en sentido contrario.

En realidad es muy sencillo: la prohibición no funciona. La libertad sí.


Publicado originalmente el 29 de agosto de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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