La economía de Bernie Sanders

0

Bernie SandersMientras la campaña política de Hillary Clinton continúa varada, los demócratas acuden en masa a la campaña de Bernie Sanders, el senador de EEUU por Vermont autocalificado como “socialista”, que ha sido un elemento fijo en ese estado durante más de tres décadas. No muy al contrario que la campaña presidencial de Ron Paul, Sanders está atrayendo grandes masas entusiastas que son muy receptivas a su mensaje de mayor control estatal de la economía de EEUU.

Evidentemente, cuando una persona que realiza una campaña basada en principios socialistas atrae la atención y a grandes masas, podemos preguntarnos qué quiere Sanders decir por “socialista” y qué haría si fuera elegido presidente de Estados Unidos. Para responder mejor a esa pregunta, voy a mirar más de cerca lo que podríamos llamar la “economía” de  Bernie Sanders.

¿Qué significa  “socialismo” para nosotros?

Sin embargo, antes de mirar el programa de Sanders, creo que es importante señalar que cuando los socialistas hablan de “victorias” en la economía, no hablan de resultados reales, sino más bien de logros políticos en forma de leyes aprobadas que ordenan ciertas políticas. El que estas política logren o no realmente lo que los socialistas afirman que lograrán es algo completamente distinto, pero los resultados son irrelevantes para los socialistas.

Esto no debería sorprender a nadie porque, después de todo, el socialismo se basa en el control político de la economía. Los socialistas reales (o al menos los originales) creen que los agentes del estado a través de la “magia” de su autoridad debería asignar todos los recursos donde haya mayor necesidad de ellos. No es sorprendente que los representantes políticos determinen cuál es la mayor necesidad. El estado se quedaría con la propiedad de todos los factores de producción y luego determinaría sabiamente las necesidades y cómo las atendería la producción de bienes.

Ludwig von Mises en su breve obra Socialismo (expandida tres años después como libro), destrozaba el mito socialista apuntando que, en un mundo escaso de recursos, las economías necesitaban propiedad privada, precios, pérdidas y ganancias para determinar dónde deberían dirigirse los recursos. Los primeros años del “experimento” de la Unión Soviética demostraron que Mises tenía razón y entonces los socialistas buscaron redefinir lo que significaba realmente el socialismo.

En la URSS y posteriormente en China y Corea del Norte, el estado se apropió de los factores de producción, pero trató de crear una economía paralela usando funciones de precios sociales y producción a través de los mecanismos defendidos por el comunista polaco Oskar Lange, que admitió que Mises había señalado defectos serios en los planes originales de los socialistas. También sabemos cómo resultó ese “experimento”, que es la razón por la que ya no existe la URSS, China ha abandonado mucha de la economía de Mao y Corea del Norte es un estado fallido en el que la mayoría de la gente vive en una pobreza aplastante.

Pero gente como Bernie Sanders, aunque quizá no rechace espiritualmente el viejo socialismo, ha abrazado de todas formas un “socialismo” en el que el gobierno toma la propiedad de grandes porciones de lo que ha producido la empresa privada y transfiere riqueza de un grupo de gente a otro. Un vistazo al sitio web de Sanders explica con detalle su rama de “socialismo”, que él mismo dice que se basa en lo que han hecho los países nórdicos, como Suecia, Dinamarca y Noruega, estableciendo altos impuestos, con gobierno utilizando esa financiación para programas sociales, como la atención médica y otra iniciativas públicas del bienestar.

Socialismo secundario

Algunos han señalado que el “programa” de Sanders no es socialismo en sí mismo, sino más bien algo basado en socializar los resultados de la empresa privada o lo que podría llamarse socialismo secundario. El régimen de Bernie Sanders tomaría el control de algo del producto de la empresa privada, frente a la toma completa del control de los factores de producción, que permanecerían en manos privadas. Si esto recuerda al fascismo de la década de 1930, es porque Saunders está promoviendo una versión de los modelos de gobierno de Alemania bajo Adolf Hitler e Italia bajo Benito Mussolini.

De los dos, Sanders indudablemente está más cerca de Mussolini. Como Sanders, Mussolini se calificaba como socialista y fue un líder en el Partido Socialista de Italia. Como Sanders, Mussolini condenaba a los “especuladores” y los ricos y hablaba en contra de la corrupción política. Como Sanders, Mussolini hablaba de una “propósito nacional” más grande y buscaba emplear el nacionalismo como fuerza política. Como Sanders, Mussolini buscaba imponer cada vez más controles sobre los negocios italianos para dirigir la producción de una forma que satisficiera propósitos políticos.  Como Sanders, Mussolini construyó poder político apelando a los votantes italianos al decir que otros italianos eran ricos porque habían ganado su riqueza sobre la espaldas de los pobres.

Tener propuestas económicas similares a las de Hitler y Mussolini no hace a Sanders ninguno de estos dos hombres y es importante destacar que mientras que Sanders emplea habitualmente la poderosa herramienta política de apelar al resentimiento del votante, no está defendiendo el tipo de genocidio que acabó caracterizando al fascismo de la Europa central en las décadas de 1930 y 1940. Bernie Sanders es un nacionalista económico y el nacionalismo económico estaba en el núcleo del fascismo europeo, pero tampoco queremos hacer acusaciones sin fundamento contra Sanders.

Al mismo tiempo, no quiero dejar a Sanders libre de culpa. Promueve el nacionalismo económico y ha construido su campaña sobre el resentimiento, del tipo del cual Henry Hazlitt escribían en su famoso “Marxism in One Minute”. Hazlitt escribía:

Todo el evangelio de Karl Marx puede resumirse en una sola frase: Odia al hombre que esté mejor que tú. Bajo ninguna circunstancia admitas que su éxito puede deberse a su esfuerzo, a la contribución productiva que ha hecho a toda la comunidad. Atribuye siempre su éxito a la explotación, el engaño, el robo más o menos abierto a otros. (Las cursivas son mías)

Mientras se recorre el sitio web de la campaña de Sanders, se ve bastante resentimiento contra otros. Para empezar, está el ubicuo “Uno por ciento” que es el eje principal del típico discurso de campaña de Sanders:

Esta campaña está mandando un mensaje a la clase de los milmillonarios: “no podéis tener todo”. No podéis tener enormes desgravaciones fiscales mientras los niños en este país pasan hambre. No podéis seguir enviando nuestros empleos a China mientras millones buscan trabajo. No podéis esconder vuestras ganancias en las Islas Caimán y otros refugios fiscales, mientras haya enormes necesidades no atendidas en cada rincón de esta nación. Vuestra avaricia tiene que acabar. No podéis aprovecharos de los beneficios de Estados Unidos si rechazáis aceptar vuestras responsabilidades como estadounidenses.

Aunque estaría completamente de acuerdo en que la economía de EEUU tiene problemas serios, no se deben a la “avaricia” de los milmillonarios. Se deben a que el gobierno de EEUU, a través del Sistema de la Reserva Federal, ha creado lo que David Stockman ha llamado la “economía de casino”, que ha sustituido una economía real con tipos de interés que reflejen los fundamentales económicos reales por el comercio de la deuda soberana y la manipulación monetaria. Como las administraciones Bush y Clinton anteriormente, la administración Obama ha promovido el emprendimiento político y demonizado el emprendimiento del mercado.

La lista de “soluciones” recicladas del siglo XX de Sanders

Los estadounidenses no están sin empleo porque algunos no estén pagando “su porción justa” de impuestos: no tienen empleo porque el gobierno de EEUU insiste en dirigir recursos de usos más valoradas a usos menos valorados, determinados por la decisión del consumidor. No tienen empleo porque Washington insiste en rehacer la economía a su propia imagen y no hay nada en toda la campaña de Sanders que cambie algo de lo que más molesta a la economía de EEUU.

Así que, ¿qué propone Sanders para revitalizar la economía de EEUU? He aquí algunas cosas listadas en su sitio web:

  • Aumentar los impuestos a las grandes empresas de EEUU (curiosamente, los tipos del impuesto de sociedades en los países nórdicos son sustancialmente menores que los actuales en EEUU, algo que no ha advertido Sanders).
  • Aumentar el salario mínimo a 15$ la hora.
  • Expandir el papel de los sindicatos y aumentar enormemente su afiliación.
  • Hacer ilegal para las grandes empresas estadounidenses fabricar productos en el extranjero y vender luego esos bienes en EEUU.
  • Gravar las transacciones financieras con nuevos impuestos.
  • Gastar al menos un billón de dólares en construir y reparar carreteras, puentes y servicios públicos.
  • Crear un “programa de empleo juvenil” en el que se den trabajos patrocinados por el gobierno a jóvenes desempleados (Sanders no ve relación entre un alto salario mínimo y desempleo juvenil).
  • Aprobar un “sueldo igualitario” que “garantizará” que a las mujeres se les pague lo mismo que a los hombres por trabajos comparables.
  • División de bancos e instituciones financieras.
  • Aprobar un sistema de atención sanitaria de pago único, al estilo de Canadá.
  • Proporcionar matrícula gratuita en todas las universidades públicas.
  • Expandir las prestaciones de la Seguridad Social.
  • Obligar a las empresas a proporcionar 12 semanas pagadas de baja familiar y médica, al menos 10 días de vacaciones pagadas al año y siete días anuales de paga garantizada por baja por enfermedad.

Advirtamos que no hay nada en el programa electoral de Sanders que reclame la “nacionalización” de los medios de producción, ni tampoco propone acabar con el sistema de precios. En otras palabras, la visión del socialismo de Sanders no es la que proponían Mao o Trotsky o Lenin, pero aun así no hay nada en todo el programa que pueda invertir las peligrosas tendencias económicas de la pasada década.

En su lugar, Sanders propone dirigir enormes cantidades de recursos a la construcción de algo similar al estado de bienestar europeo. Dicho de otra manera, Sanders quiere “echar atrás el reloj” para crear o promover estructuras sociales y económicas que ya se han visto socavadas por la moderna economía “compartida”.

Si se lee el programa de Sanders desde otra perspectiva, sería el New Deal. De hecho no hay nada que Sanders haya escrito o dicho en campaña que no recuerde una campaña del New Deal (con la posible excepción de dirigirse a la estadounidenses negros, lo que no era parte del programa del Partido Demócrata en la década de 1930, ni tampoco la apelación de Sanders a avanzar en la Revolución Sexual). Bernie Sanders propugna un programa económico congelado en el tiempo.

El problema, en términos económicos, es que Bernie Sanders no propone nada que permita a los empresarios ayudar a generar una verdadera recuperación económica. En el mundo de Sanders, los emprendedores son parásitos y los empresarios son opresores que buscan dañar a sus empleados y la riqueza se define por cuánto tienen los gobiernos en sus tesorerías.

Si pudiera resumir la economía de Bernie Sanders en pocas palabras, serían estas: Carga a la empresa privada con un decreto tras otro y luego atácala cuando acabe desplomándose bajo el terrible peso de impuestos, costes más altos y órdenes. Aunque mucha gente crea que implantar el programa económico de Sanders ayudaría a transformar a EEUU en otra Suecia o Dinamarca, el resultado más probable sería convertir este país en otra Venezuela.


Publicado originalmente el 1 de septiembre de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

Print Friendly, PDF & Email