La economía está muerta y está siendo asesinada de nuevo

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Mises Daily Aug 22 2015La economía está muerta y la mataron los economistas.

Lo que hemos visto en el curso de los últimos ochenta años es una desmantelamiento sistemático de la contribución de la economía a nuestra comprensión de mundo social. Sea cual sea la causa, la economía moderno no es ahora mucho, más que la creación de modelos formales usando matemáticas vestidas con una jerga que suene a economía. En este sentido, la economía es una ciencia muerta, suponiendo que alguna vez estuviese viva. La economía en forma matemática no puede cumplir sus promesas y no la literatura científica ni la educación avanzada sobre el tema proporcionan ideas que sean aplicables o útiles en la vida diaria, los negocios o la política.

Pero aparentemente lo que está muerto puede ser asesinado de nuevo. Este parece al menos el objetivo de la actual marea de críticas izquierdistas que reclaman que la economía se reestructure de abajo arriba. ¿Por qué? La razón real es improbable que no sea sino el habitual temor izquierdista a lo que la ciencia de la economía revela acerca de la economía como tal y el mundo.  Como afirman a menudo los ideólogos de la izquierda, la ciencia de la economía “es ideología”. Esto es evidente, se supone que tenemos que creer, cuando consultamos el “marxismo científico”.

La razón declarada n la discusión contemporánea es distinta, sin embargo. Tenemos que reestructurar (si no eliminar) la economía porque, se nos dice, ha fracasado. ¿Por qué? Porque la economía no pudo predecir la crisis financiera de 2008.

Estos críticos de la economía nunca dejarán pasar una crisis y no solo creen que la crisis más reciente debería usarse para demostrar el dogma marxista acerca de las contradicciones inherentes en el mercado, sino que también puede usarse como razón ostensible para repensar toda la ciencia de la economía. De hecho, es de conocimiento general que los economistas no previeron la crisis y sus recetas para resolverla es bastante evidente que tampoco han funcionado.

Tenemos que aplaudir a la izquierda antieconomía por esta obra maestra de la retórica. Han luchado durante décadas por hundir el barco de la economía, la ciencia generalmente aclamada que se han mantenido firme en el camino de sus política igualitarias y contrarias al mercado, ha obstaculizado el crecimiento del gran gobierno y puesto impedimentos para aplicar todo lo demás que les gusta a la izquierda antieconomía. La crisis financiera es exactamente la excusa que esperaba la izquierda. Es un golpe ganador: el gobierno crece, se revive el keynesianismo y la economía se convierte en culpable de todos nuestros problemas.

Vemos ahora esto en la educación, ya que los estudiantes reclaman que se les enseñen (y los profesores reclaman permiso para enseñar) una economía más “relevante”. La relevancia, aparentemente, se logra diluyendo la economía en un muchos de los peores tipos de sociología, posmodernismo y un discurso cuidadosamente estructurado dirigido a liberarnos de nuestra inclinación neoliberal. Y resulta que debemos también enseñar ideas keynesianas acerca de cómo el gobierno debe salvar la economía de mercado.

Vemos esta misma agenda en conferencias de investigación académica, donde ahora es bastante común oír voces (o, como en mi propia experiencia, charlas de inauguración) afirmando que “es el momento” de otro paradigma: la posteconomía. La razón es siempre que la economía “ha fracasado”.

Si esto no fuera tan grave, sería divertido que el fracaso de la macroeconomía keynesiana (ya sea formalmente teoría de Keynes o postkeynesiana, nueva keynesiana, neokeynesiana, monetarista, etc.) se tome como excusa para acabar con la teoría microeconómica sólida para reemplazarla con ideas keynesianas y otras antimercado. Pero no es divertido. Si hubiera que creer la mayoría de las explicaciones escuchadas, los fracasos de la planificación centralizada serían una razón para la planificación centralizada, igual que el socialismo es una razón para el socialismo. El éxito del mercado, por el contrario, no es una razón para el mercado.

No debería ser una sorpresa que la economía finalmente se haya convertido en irrelevante después de décadas de matematización y modela formal injustificados, basados en suposiciones absurdas. Este tipo perverso de análisis pseudoeconómico se veía venir, realmente. No se puede calcular los máximos para el mundo social: es imposible, como demostró Mises hace casi un siglo. Si la economía matemática está por fin muerte, entonces eso es sobre todo una mejora.

Pero la muerte de la economía matemática no debería significar que haya que rechazar la economía. Debería significar una vuelta a un análisis económico adecuado y sólido, al estado de la ciencia antes de las “contribuciones” de Keynes, Samuelson y esa panda. La economía matemática es un fracaso, pero la economía adecuada sigue siendo la reina de las ciencias sociales. Y por una buena razón: confía en axiomas irrefutables sobre el mundo real, del que se deducen conclusiones estrictas y rigurosas lógicamente. El objeto de estudio es el mundo social desordenado y a veces ambiguo, pero esto no requiere que la ciencia sea también desordenada y ambigua. Por el contrario, la economía no tiene parangón en su capacidad de proporcionar una comprensión adecuada e ilustrativa de cómo funciona la economía. No es desordenada ni ambigua. Trae claridad al proceso que crea el mercado.

Esta es la razón por la que la izquierda odia todo lo que sea economía. Porque señala que crear un mundo mejor mediante planificación centralizada, impresión de dinero y manipulación política es de hecho imposible. El mercado no es perfecto ni eficiente, pero es mejor que cualquier alternativa disponible. De hecho, el mercado no intervenido es el único medio de suma positiva disponible para la sociedad humana. El mercado es en realidad la única forma de progreso, todo lo demás es una paso atrás.

Pero el mercado también es incontrolable y parece, al menos para el no economista, tanto impredecible como no intuitivo. Por eso lo odia la izquierda y por eso lo desprecia la derecha.

La izquierda sabe muy bien que no puede derrotar a la verdadera economía: su ideología siempre fracasa cuando se enfrenta a la ciencia económica. Pero puede derrotar a la economía matemática, ya que sigue la tradición del socialismo de mercado de Lange-Lerner y es fundamentalmente deficiente. Por fin lo han conseguido. Y está usando esto como excusa para matar de nuevo a la economía. Esperemos por el bien de la humanidad que fracase en este empeño.


Publicado originalmente el 22 de agosto de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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