Los pueblos universitarios se unen a la manía: La maldición de los rascacielos en Auburn

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Mises Daily September 2 2015La “maldición de los rascacielos” describe la inquietante correlación entre rascacielos que baten récords y las crisis económicas globales. No se están construyendo verdaderos rascacielos en Auburn, Alabama, sede de la Universidad de Auburn. Pero ha habido una gran cantidad de construcción grande y alta.

La construcción de apartamentos de lujo para estudiantes lidera la carrera, seguida por los restaurantes de alto nivel y el espacio para tiendas. Dos edificios de apartamentos para estudiantes fueron derruidos esta pasada semana para hacer sitio a todavía más construcciones. El ayuntamiento también está gastando toneladas de dinero en mejoras en las calles y un instituto moderno.

¿Qué piensa la gente? ¿No se da cuenta de que estamos en una de las recuperaciones más débiles registradas y posiblemente nos dirijamos hacia otra recesión? ¿Están desbocados los banqueros avariciosos y las empresas de construcción? ¿Hay que culpar a arquitectos y cocineros fuera de control? ¿O son los niños ricos consentidos universitarios los que reclaman apartamentos de lujo y verduras cultivadas localmente?

La prisa por construir edificios más grandes, altos y lujosos en realidad tiene poco que ver con ninguno de estos grupos, pero nos ha dividido como ciudad. Por un lado, hay mucha gente preocupada porque “el encantador pueblo de las llanuras” está cambiando. Los residentes locales están viendo aparecer por toda la población carteles de “Mantengamos Auburn bonito: Salvemos nuestro pueblo”. Se oponen a la construcción.

Por otro lado, trabajadores de la construcción, vendedores de cemento, empresas de suministros de construcción y operadores de equipamiento pesado deben estar encantados con los negocios a toda marcha y los trabajos a tiempo completo con jornadas extra. Les encanta.

Todo esto ha pasado antes. ¿Recordáis?

Washington DC: Donde empiezan los auges

El problema empieza realmente en Washington, DC, en un edificio anodino en la Calle 20 y Constitution Avenue, NW, que aloja el Consejo de Gobernadores de la Reserva Federal. El Consejo, junto con una selección rotativa de presidentes regionales de los bancos de la Reserva Federal, forma el Comité de Mercados Abiertos, que establece una política de tipos de interés que tiene como objetivo el tipo de interés que los bancos cobran a otros bancos para préstamos a corto plazo (el tipo de los Fondos Federales).

Cuando el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal establece un objetivo más bajo, crea una tendencia a que bajen los tipos de interés en toda la economía. Cuando aumenta el objetivo para el tipo de los Fondos Federales, los intereses tienden a subir en toda la economía. Durante más de los últimos siete años y medio han mantenido el objetivo por debajo un cuarto de un 1%. Este tipo de política no se ha producido nunca antes. Esto explica los tipos ultrabajos de interés en vuestras cuentas de ahorro,  depósitos a plazo e hipotecas durante los últimos años.

Esto también explica la manía de las construcciones de lujo. Cuando la Reserva Federal rebajó por primera vez los tipos, los banqueros quemados por las malas hipotecas después de la burbuja inmobiliaria junto con los constructores de las urbanizaciones de lujo del momento no mordieron el anzuelo. Gato escaldado de agua fría huye. Sin embargo, al final los tipos bajos de interés son demasiado tentadores como para resistirse, especialmente cuando han entrado en escena nuevos bancos y empresas constructoras.

Los efectos de los tipos bajos de interés

Los tipos más bajos tienen varios efectos, incluyendo menos ahorro y más gasto. Los tipos bajos también aumentan los precios de la bolsa, porque aumentan el valor de las corporaciones, reducen el coste de tomar prestado, induciendo a las personas a mover dinero de cuentas bancarias a cuentas de valores y a tener más invertido en acciones. Cuando la política tiene éxito en aumentar los precios de las acciones, la gente reduce aún más su ahorro y gasta más en bienes de lujo. Los tipos bajos también estimulan la toma de préstamos y la inversión.

Si creéis que la combinación de reducción en el ahorro y aumento en el gasto en lujo suena contradictoria, tenéis razón.

En todo caso, los tipos más bajos de interés también tienden a aumentar el precio del suelo, particularmente en el centro de las ciudades. Por el contrario, tipos más altos de interés animan a los dueños de suelo e inmuebles a deshacerse de sus propiedades a precios más bajos. Mayores precios en el suelo hacen que las urbanizaciones tengan más difícil generar beneficios. La solución es construir más intensivamente y hacer más altos los edificios. Un terreno de 1 millón de dólares podría ser rentable construyendo una sola planta, pero si el mismo terreno vale 2 millones habría que construir tres plantas para hacerlo rentable. Un edificio de una sola planta es relativamente barato de construir, comparado con uno de tres plantas, que requiere escaleras, ascensores y técnicas de construcción más recias. Sin embargo, el edificio de tres plantas también produce dos veces y media más espacio alquilable.

Cómo las malas inversiones llevan a declives

¿Es mejor construir simplemente algo, aunque sea algo incorrecto? Bueno, incluso si los tipos de interés pudieran estar cerca de cero eternamente, sigue significando que estamos desplegando incorrectamente nuestros recursos. Las cosas que estamos construyendo no serán tan rentables como se pensaba originalmente y el exceso de capacidad significa que proyectos que duran desde hace mucho también se convertirán en menos rentables. En otras palabras, sus valores económicos acabarán siendo menores que la cantidad invertida en ellos. También hará más difícil devolver los préstamos, especialmente si se reduce el ahorro y se aumenta la toma de préstamos y el gasto en lujos.

Estas circunstancias no interesan a nadie a largo plazo. Pero, aparentemente, eliminar la causa en Washington está ahora mismo más allá de nuestra capacidad colectiva.


Publicado originalmente el 2 de septiembre de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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