Dan Price, el CEO de Gravity Payments, asumió un recorte salarial de 930.000$ para aumentar el salario mínimo de sus empleados a 70.000$. El plan se anunció en abril de 2015 y se pretendía completarlo en el curso de tres años. Tanto sus empleados (especialmente los que tuvieron un mayor aumento en el salario) como los defensores de la igualdad de rentas alabaron la medida. Consiguió una publicidad considerable y se propagó por los medios de comunicación social, con mayoría de reacciones positivas, pero algunas negativas.
En el artículo del New York Times que informaba sobre las reacciones iniciales de la gente en abril, se citaba a Rush Limbaugh calificándolo como “socialismo puro, sin adulterar” y a un economista del American Enterprise Institute diciendo “mucha gente tiene la sensación de que esto puede funcionar para esta empresa, pero no es nada de lo que debamos tomar lecciones generales”. Otro economista de la Institución Hoover de la Universidad de Stanford adoptaba una postura distinta y predecía: “Esto va a ser bueno para su negocio”.
Como es habitual, la mayoría de las alabanzas y el alboroto de los respectivos defensores y críticos tienen razón o no por razones equivocadas (si no hay todavía un nombre para este fenómeno, debería haberlo). Pero podemos decir esto incluso sin el beneficio de hacerlo a toro pasado, tras demostrarse que las acciones del CEO han tenido algunas consecuencias negativas que este no previó.
La estrategia se vuelve en contra
El New York Times publicó otro artículo unos tres meses y medio después, reportando disturbios y luchas en la empresa radicada en Seattle, relacionados directa e indirectamente con la nueva estructura salarial.
Algunos clientes de Gravity Payments la abandonaron porque vieron la medida como un movimiento político o porque esperaban aumentos en las tarifas como consecuencia. Pero el número de nuevos cliente ha más que compensado a aquellos que buscaban servicios de procesamiento de pagos en otros lugares, lo que significó que Gravity Payments tuvo que contratar a más empleados, que ahora llegaban con un mínimo de 70.000$ por cabeza.
Los problemas reales de la empresa eran sin embargo internos. Según el artículo del New York Times, “Dos de los empleados más valiosos de Mr. Price dimitieron, estimulados en parte por su opinión de que era injusto doblar el salario de algunas nuevas contrataciones mientras que los miembros del personal más veteranos obtenían aumentos pequeños o nulos”.
Asimismo, el hermano de Dan Price, Lucas Price, ha presentado un demanda por violación de su derecho como accionista minoritario de Gravity Payments. Lucas también acusó a Dan de tener un salario excesivo como CEO (más allá de las estipulaciones de su contrato), que era de 1 millón de dólares antes de la disminución voluntaria de salario de Dan. Así que una razón importante para la reestructuración caritativa de los salarios puede haber sido poner a la opinión pública del lado de Dan, un plan bastante innoble para una medida aparentemente noble.
¿Cómo se ajusta la teoría económica?
Es tentador aportar argumentos contra el salario mínimo para este caso, pero las afirmaciones ostensiblemente aplicables de la teoría económica en realidad no son aplicables aquí. Dan Price aumentó voluntariamente la paga de sus empleados. Todos sus empleados siguen ganando nada más que su producto de ingreso marginal descontado esperado. Es solo que parte de su “producto” puede ser no-monetario o “psíquico” para el CWEO, en forma de una buena sensación que obtiene Mr. Price de donaciones caritativas o de la reputación que quiere Mr. Price como CEO- El beneficio que obtendría por tener a la opinión pública de su lado y en contra de su hermano en su disputa también se consideraría como un beneficio psíquico.
Los empresarios contratan a trabajadores en el margen, lo que significa que toman decisiones sobre contratar a un trabajador adicional basándose en lo que se pagaría a este y en cuánto ayudaría a producir dicho trabajador adicional y por tanto a generar ingresos por la venta del producto. Debido a esto, el producto del ingreso marginal descontado de un trabajador es lo máximo que cualquier empresario esté dispuesto a pagar por un trabajador concreto (“descontado” porque hay un diferencia temporal entre el pago al trabajador y la venta de la producción”).
La situación con Gravity Payments requiere que extendamos nuestro pensamiento de lo que se considera como ingreso o beneficio para el empresario. Supongamos que Dan Price contrata a un trabajador por 70.000$/año, pero este solo trae 50.000$/año de aumento de ingreso para el empresa. Esto significa que, para Mr. Price, vale 20.000$ pues ese trabajador tiene 20.000$ más por año, ya sea en nombre de la igualdad de rentas, o de una filosofía de que el trabajador contento es un trabajador productivo, o de simple caridad.
La situación es la misma con cualquier tipo de donación de caridad. Si A dona 100$ a B, significa que A prefiere que B tenga 100$(y no A) a que A tenga los 100$ (y no B). La caridad no es “socialismo” (según Rush Limbaugh), es gente haciendo lo que quiere hacer con su propio dinero, es decir, capitalismo.
Hasta aquí llega, por tanto, la economía de la situación. Empieza y termina con las preferencias y expectativas coordinadas del empresario y los trabajadores. Por otro lado, hay mucho que decir acerca de la estrategia empresarial de Mr. Price y las implicaciones sociales, psicológicas y organizativas.
Justicia e igual salario
Los trabajadores prefieren ser tratados con justicia, lo que no significa necesariamente que todos quieran el mismo salario. Maisey McMaster, explanificadora financiera en Gravity Payments argumentó en contra de la medida y acabó dejando su trabajo debido a ella. En sus propias palabras: “Da aumentos a gente que tiene menores capacidades y está peor preparada para hacer el trabajo y los que están ganando lo máximo no obtienen mucho con esos saltos”.
Mr. Price también perdió a Grant Moran, un talentoso desarrollador web, que sentía que la nueva estructura salarial no era justa: “Ahora la gente que se limita a cumplir con su jornada está ganando lo mismo que yo”. También decía: “Encadena a los que más rinden a los miembros del equipo menos motivados”.
A muchos de los empleados les disgustaba que la información sobre su salario estuviera expuesta a la opinión pública, especialmente con toda la atención por motivos políticos. Otros empleados declararon que no sentía que merecieran su nuevo salario más alto. Uno incluso admitía: “No me lo he ganado”.
Así que parece que ni siquiera los trabajadores de una empresa progresista y a la moda (está ubicada en Seattle y muchos de sus clientes son parte de ultramoderno Pike Place Market) hacen equivaler “justicia” con “igual salario”. De hecho, ha extendido envidia culpabilidad y malos sentimientos para su jefe y compañeros de trabajo. Pero esta no es una ley inexorable del comportamiento humano. Podríamos imaginar fácilmente una situación en la que los trabajadores sí reclamen igual paga y negociar colectivamente para un resultado así. La economía de este tipo de situación sería sin embargo distinta de la de Gravity Payments (ver el capítulo 10 de El hombre, la economía y el estado).
La teoría económica relacionada con legislación de salario mínimo, sindicatos o socialismo no puede aplicarse aquí directamente. Podemos, sin embargo, adentrarnos fuera del ámbito de la economía y tomar las implicaciones sociales, psicológicas y organizativas de un salario mínimo elegido voluntariamente por el empresario (como en Gravity Payments) y aplicarlas razonablemente al salario mínimo y planes de igualdad salarial ordenados por el gobierno. Imaginad a millones de personas pensando lo mismo que Maisey McMaster y Grant Moran, que se sentían tratados injustamente con la nueva estructura salarial. O incluso a más gente diciendo: “No me gano mi salario”.
Si este tipo de consecuencias negativas aparecen por un plan voluntario de igualdad salarial, no creo que podamos esperar nada mejor de uno involuntario a nivel nacional.
Publicado originalmente el 11 de agosto de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.