Bienes públicos y política de regulación

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225Primero que todo expondré en que se basa y cómo se justifica la teoría de los bienes públicos según la corriente principal o mainstream (Escuela neoclásica) y sus fallos desde el punto de vista científico y ético, una vez terminada pasaré a explicar porque los bienes públicos son una forma más de control y regulación políticos.

El primero argumento es utilitarista, ellos argumentan que existen bienes con características únicas por las que no pueden ser provistos en la misma calidad y cantidad por el mercado por lo cual el Estado debe intervenir para corregir este “fallo”, ello no agota empero otros argumentos que tratan de justificar tales intervenciones como veremos a continuación.

Analizaremos el caso de los diques[1]. Por un lado, una vez se ha construido un dique, no genera un ‘coste’ adicional para aquellos que lo han financiado el que otros que no contribuyeron se beneficien y aquí tenemos la primera característica de los bienes públicos, esto es, que el consumo no es rival, pues los gorrones o free riders se benefician de la protección contra inundaciones sin haber contribuido, La segunda característica es la no exclusividad, es decir, que no es posible excluir de su disfrute a aquellos que no lo han financiado[2],

Dada la difícil tarea suponen de coordinar esfuerzos humanos para obras como carreteras, diques e incluso la seguridad, argumentan que esto es una falla del mercado toda vez que se generaría un conflicto para la financiación de tales obras por lo que el Estado por la fuerza debe garantizar que todos paguen por estos bienes.

Como se ha apuntado en varias ocasiones[3] todos los que ahora se denominan bienes públicos fueron en su momento bienes provistos por particulares o del mismo modo alguna “innovación” legal puede cambiar la calificación de un bien de público a privado y viceversa.

Ahora bien, desde el punto de vista científico tenemos que estos bienes son no rivales porque no genera un coste adicional que se beneficien quienes no han contribuido[4] pero este (el coste) como valoración subjetiva no puede ser cuantificado, puede que alguien quiera ver el mar desde encima del techo de su casa cuando todo este inundado, o cobrar algún tipo de seguro por inundaciones, u otros estén pensando en vender su casa para ir a otro sitio por lo que no quieren financiar tal bien, además fácilmente puede notarse que las personas que viven cerca de una zona peligrosa y no han hecho nada por buscar mecanismo de protección en su propiedad han demostrado (preferencia revelada en la acción) que prefieren el coste de algunos daños al de construir un dique, la segunda característica nos dice que no se puede restringir el disfrute de estos bienes únicamente a quienes lo han financiado, pero no podemos conocer ex-ante la función empresarial, nuevas técnicas, procesos e innovaciones que podrían surgir si permitiere el libre ejercicio de la acción humana por lo que no seria extraño ni imposible que alguien construyera un dique que sólo proteja su propiedad, o una casa que flote cuando hayan inundaciones e incluso que alguien comprara todas las propiedades o terrenos, construyese un dique y, cobrara a quienes decidiesen vivir allí de acuerdo al riesgo, mantenimiento de la obra, etc.

Bien, dicho esto, desde el punto de vista ético tenemos una cuestión que considero más importante que la primeras[5], supongamos por un momento una proposición a favor de tales bienes, debería decir algo como esto: “Los bienes públicos son muy importantes porque generan un mayor bienestar para todos, por lo tanto yo usaré la fuerza contra ti si no estás de acuerdo con la financiación de estos bienes, por lo que quieras o no confiscaré tu propiedad, te llevaré a prisión o asesinaré porque yo el Estado me reservo un derecho moral superior al resto de la sociedad para cometer actos que de otro modo serian sancionados”. Tal argumento puede ser postulado, pero por el mero hecho de ser propuesto es falseado, argumentar es un forma de reconocer el control y uso exclusivo sobre mi cuerpo  y el de los demás (propiedad de uno mismo) si esto no es así y existen hombres superiores a otros, no es necesario argumentar, también reconocer el control y uso exclusivo sobre cosas (propiedad privada) nadie que esté vivo puede negar esto y, del mismo modo mi preferencia por tratar de convencerte y dialogar en vez de usar la fuerza demuestra mi preferencia por el principio de no agresión y al mismo tiempo un compromiso por la verdad, etc.  en suma postular tal propuesta ética es una contradicción en términos.

Habiendo concluido y dejando de una lado ese nivel de abstracción, el hecho es que tal distinción existe y me ocuparé como dije antes de explicar porque se puede entender un bien público como un política más de regulación, en primer caso la política fiscal busca tener un impacto en el mercado a través de los bienes públicos o simplemente un bien que antes era considerado privado pasa a ser público y es sujeto de estas.

Algo es un bien si alguien subjetivamente lo considera como tal y para que pueda justificarse un bien público sería necesario preguntarle a cada individuo si lo considera de tal categoría, por otro lado cuando un bien se convierte en público implica, como principal política de regulación la coacción sistemática sobre la propiedad privada de los individuo para financiarlo (impuestos) lo que supone una privación de bienes presentes que de otro modo habrían sido invertidos en otras cuestiones dependiendo de la escala de valoración subjetiva de los individuos, por tal razón vemos una alteración de la tasa de preferencia temporal hacia el cortoplacismo y una menor producción de activos valiosos en el futuro distintos de si fueran pocos o ningún impuesto.

Estos bienes públicos generalmente no tienen competencia en el sector privado (Recolección de basuras, defensa nacional, justicia, etc.) es decir tienen un privilegio que les permite ser producidos y provistos en forma de monopólica que tienen como resultado menor calidad y mayor coste cada año, asimismo dado que sus ingresos no reflejan de manera alguna las preferencias de los individuos, la información que proviene de los agentes económicos desaparece haciéndose imposible el cálculo económico ya que no hay precios que nos den la información sobre las perdidas y las ganancias sobre tales bienes (que más parecen males) que además se encuentran por fuera del mercado, así la regulación política debe intensificarse puesto que se hace necesaria la acción política para, aunque de forma arbitraria, se asignen los recursos. Así el despilfarro y la ineficiencia del Estado se intensifican porque el proveer tales bienes no refleja en verdad lo que los consumidores quieren pues por medio de los impuestos se privó a los individuos de tomar tal decisión, con el tiempo estos se hacen más costosos y de menor calidad porque se impide la libre entrada en competencia al mercado, esto se ve reflejado en la cantidad de inflación legal que viene a distorsionar la información del mercado que se encuentra dispersa en la mente de cada individuo y que un burócrata no podría conocer para lograr el máximo potencial de dichos bienes.


[1]     Contra el popular caso Alemán de diques o represas a favor de los bienes públicos véase PHILIPP BAGUS, “WRESTING LAND FROM THE SEA: AN ARGUMENT AGAINST PUBLIC GOODS THEORY”. Journal of Libertarian Studies, Vol. 20 (2006) p. 21–40.

[2]     Sobre esto tenemos muchos ejemplos, desde la protección y seguridad a calles, a cines, faros, el bombero que apago el incendio de la casa de mi vecino y me beneficia, etc.

[3]      Véase H.-Hermann Hoppe (2013) Economía y ética de la propiedad privada: “No cabe duda de que estos bienes pueden ser provistos por los mercados. Además, la evidencia histórica nos muestra que todos los llamados bienes públicos que proveen ahora los estados han sido provistos en algún momento del pasado por empresarios privados, o lo siguen siendo en algún país. Por ejemplo, el servicio postal antes era privado en casi todas partes; incluso los tan queridos faros, que surgieron por primera vez a partir de la propia iniciativa privada, hoy día se siguen dando las fuerzas de policía privada, los detectives y las agencias de arbitraje; y las ayudas para los enfermos, los pobres, los ancianos, huérfanos y viudas siempre han sido una de las principales preocupaciones de las organizaciones de caridad privada. Decir que estas cosas no pueden ser producidas por un sistema de mercado puro es falsificar la experiencia descaradamente”. p. 7.

[4]     El profesor Hoppe (2013) nos ha dado un maravilloso ejemplo en el caso de los cinemas, parecería que si hay cupo para 90 personas y sólo han pagado 40 por ver la película, hablaríamos aquí de bienes de consumo no rival, porque no genera un coste adicional permitir que entren 10 o las 50 personas para que el cine este completo. Lo que nos resulta aquí es un problema, pues en realidad el coste es un categoría subjetiva, por lo que no se puede decir que el coste marginal de permitir entrar a otros sea de cero o nulos, ni para el empresario dueño del cinema, ni menos para quienes han pagado, ¿Por qué? En el primer caso al empresario al no practicar la exclusión, puede verse mermada la cantidad de clientes dispuestos a pagar por ir a su cinema, en el segundo caso, quienes han pagado pueden ver mermada su satisfacción al ver que el cine está lleno y bajos incentivos para pagar nuevas entradas pudiendo ser ellos mismos gorrones o personas que odian a estos.

[5]     Cualquier propuesta ética debe postularse desde el curso de una argumentación por lo que quiero añadir como ha dicho Rothbard (1983) en La Ética de la Libertad “Podemos hacer notar, como respuesta, que una proposición alcanza la condición de axioma cuando se advierte que quienes la niegan recurren precisamente a ella para poder refutarla”. p. 56 Por ejemplo; discutir sobre la validez axiomática del principio de no agresión, cuando de hecho se está argumentando y no usando la fuerza es una contradicción performativa, entre lo que se dice, y lo que pragmáticamente se hace para decir lo que se dice. En este caso postular que el principio de no agresión no es válido cuando es presupuesto que permite argumentar, es decir, argumentar es una forma de no usar la fuerza por lo cual el PNA es indiscutible.  Para más sobre esto puede verse Karl Otto Apel (1991) Teoría de la verdad y ética del discurso y las importantes contribuciones de Hoppe (2013) basadas en Habermas, Apel y Rothbard en Economía y Ética de la Propiedad Privada p 340-348.