La economía de 2016 empieza con un quejido

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2016’s Economy Begins with a Whimper Enero fue el invierno de nuestra bolsa descontenta. Fue el peor enero desde 2008, cuando empezó oficialmente la Gran Recesión. Fue, de hecho, el peor enero de la historia de la bolsa de Nueva York. Según Citigroup, Inc., fue también el peor enero de la historia para los mercados del crédito.

Durante muchos ajustes de la Fed, la bolsa y la economía en general mejoraron durante años posteriores porque el estímulo de la Fed produjo una forma temporal de recuperación económica. Pero raramente, si es que se ha producido alguna vez, el ambiente se ha tornado tan oscuro después de que la Fed anunciara oficialmente que la recuperación es sólida y que puede retirarse la respiración asistida.

Así que, aunque sé que las noticias económicas globales son preocupantes, no esperaba que las acciones al alza del mercado apagaran su propio éxtasis el día después de que empezara el baile. Solo puedo imaginar cuánto querían los optimistas estar ene l aire esa siguiente mañana para disfrutar de sus “te lo dije” sobre cómo la economía irá bien después de un aumento de tipos de la Fed. Solo que no pudieron. Se despertaron para enfrentar la realidad.

Ahora que la Fed ha decidido mantener igual el tipo objetivo de los Fondos Federales en su reunión de enero, todos están nerviosos tratando de adivinar en qué dirección irá el mercado.

Se ha acabado la fiesta en el corral

En diciembre, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, se mostraba visiblemente contenta al ser capaz de hacer el anuncio de su vida: la afirmación de que las cosas se veían lo suficientemente optimistas para la recuperación de la Fed como para que esta pudiera acabar por fin con su ayuda económica. Nunca antes un presidente de la Fed se mostró menos arisco y más dispuesto a abrir el champán para la gran fiesta de navidad de la Fed.

Los mercados le recompensaron alegremente con un aumento inmediato de 200 puntos en el Dow Jones Industrial durante el resto del día (16 de diciembre) después de que diera sus alegres noticias navideñas.

Sin embargo, el mercado decidió arruinar la fiesta en Wall Street la mañana siguiente bajando 253 puntos el 17 de diciembre, más de lo que había subido durante la celebración. La gravedad real de esos números se demostraba cuando la caída se aceleró con un desplome de 367 puntos al día siguiente, llevando a la bolsa más de 600 puntos por debajo antes de cerrar al final de la última semana.

Y así, el aumento de tipos de la Fed hizo de diciembre el diciembre más volátil para el Dow desde la crisis económica de 2008. Además, desde 1990, los diciembres han sido el mes menos volátil del año. Así que algo es distinto esta vez. Algo es muy profunda y perturbadoramente distinto si se compara este día de veinte grados del solsticio de invierno en Washington con cualquier otro.

No fue el típico diciembre plácido y agradable. Las ventas del viernes fueron la mayor caída diaria desde septiembre (subiendo hasta la caída de 374 puntos del 7 de enero) y el volumen de comercio ha sido más alto de lo usual en diciembre, ya que los inversores luchaban por posicionarse para el aumento previsto de los tipos de la Fed. Esta es la sensación de que algo grande empieza a acercarse.

La abrupta venta de acciones en todos los sectores del Dow en el mes más activo del año se produjo debido a noticias de que los precios del petróleo seguían bajando y al temor sobre lo que significaría para bancos que estaban muy implicados en la financiación de empresas petrolíferas altamente apalancadas. Durante los último años, esas noticias habrían hecho que aumentara el mercado bursátil porque significaría otro año de lucha en el que la Fed habría trabajado duro tratan de reinflar la economía dando dinero gratis a sus amigos en el sector financiero.

Todos los diez sectores del S&P 500 también cerraron en territorio negativo en la semana del anuncio de la Fed. Para el Dow, era la tercera caída semanal en cuatro semanas. En otras palabras, la realidad se dio en la cara como un vaso de agua helada la mañana después de la fiesta. Para los optimistas del mercado, había ido a trabajar con resaca.

El mero hecho de que las acciones bancarias fueran las primeras en caer fue una sorpresa para muchos (incluyéndome a mí). La sabiduría común en el mercado esperaba que las acciones bancarias serían las más rápidas en subir cuando la Fed aumentara los tipos porque el aumento en el interés en realidad mejoraría los beneficios bancarios, ya que muchos de sus préstamos de tipos variables y tarjetas de crédito están ligados a tipos de interés que se ven fuertemente afectados por el objetivo de la Fed.

Los bancos ganarían más en intereses pero tardarían en pagar más intereses sobre los depósitos, así que se esperaba que se beneficiaran. Pero las financieras bajaron porque los bancos atrapados en una masacre de materias primas parecen inquietos.

Incluso las acciones tecnológicas, que han estado aguantando el mercado de pocos intercambios, han estado cayendo con la reina de las acciones (Apple) bajando un 15% desde el aumento de tipos.

El mercado global había seguido una pendiente similar dos semanas antes cuando el Banco Central Europeo hizo un “ronquido cuantitativo” que no satisfizo las demandas de sus adictos. Pasó lo mismo con Japón, donde cinco rondas de QE han fracasado hasta ahora en mejorar la economía más allá de lo que duró cada QE. La QE es un fracaso tal que la renta y el gasto familiar japoneses están de nuevo declinando, incluso con el Banco de Japón adoptando tipos negativos de interés por primera vez en la historia.


Publicado originalmente el 9 de febrero de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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