Las estadísticas maquilladas del gobierno desatan el desprecio hacia los británicos obesos

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Made-up Government Stats Inflame Contempt for Britain’s Obese En los abarrotados vagones de los trenes del metro de Londres, los contactos corporales dan lugar de vez en cuando a palabras murmuradas entre extraños, Aparte de estos intercambios de disculpa, los pasajeros habitualmente evitan relacionarse entre ellos. Sin embargo, el pasado noviembre esta cultura de indiferencia británica fue contravenida cuando un grupo llamado Overweight Haters Ltd., aparentemente presa de un sentido del deber público, empezó una campaña de avergonzamiento en el tren contra los londinenses gordos, que incluía entregar tarjetas: “Desaprobamos que desperdicies el dinero del NHS [el servicio británico de salud] para tratar tu glotonería egoísta. (…) Eres un humano gordo y feo”.

Este odioso acto fue, en parte, un efecto colateral sociológico del sistema nacionalizado británico de atención sanitaria. La medicina de un único pagador hace de los asuntos íntimos de salud algo apropiado para un debate de mal gusto en la plaza pública.

Sin embargo, el objeto del análisis de hoy son los estadísticos y expertos en salud contratados por el gobierno. Los escritores de informes sobre opciones de políticas sobre obesidad están obligados, parece, a incluir una sección sobre el coste social de la obesidad y cuanto mayor sea la cifra generada, mejor. Todo su programa de intervenciones depende muchísimo de esta sección para su implantación. En palabras de un portavoz del gobierno: “Si las personas racionales pagaran todos los costes de sus decisiones sobre ingesta de comida y ejercicio, economistas, políticos y cargos de salud pública deberían tratar la epidemia de obesidad como un asunto indiferente”. Teóricamente, si los costes sociales resultaran ser bajos o cero, el resto del informe (las 150 páginas de él) debería acabar en las papeleras de reciclaje de los políticos. Dada esta estructura de incentivos, tal vez no sorprenda que la Oficina de la Ciencia del Gobierno de Reino Unido reportara un número tan evidentemente defectuoso.

Cómo exagera los costes el informe

Como documento con una corona estampada, el informe dimana autoridad. Hace a esta estimación apropiada para regurgitarla sin críticas por parte de periodistas, políticos y expertos. Ahora está grabado en la psique británica: las personas obesas son una escandalosa rémora sobre nuestro NHS. Para entender totalmente lo que significa ser considerado como un enemigo del NHS en la Gran Bretaña moderna, advertid que, en protesta por las políticas sanitarias cuasirreformistas del Partido Conservador, en el condado de East Sussex, en la última noche de Guy Fawkes, se desfiló, abucheó y quemó una efigie desnuda del primer ministro David Cameron.

El informe en cuestión, “Foresight Tackling Obesities: Future Choices Project”, afirma que el coste de la obesidad para el NHS fue de 3.900 millones de libras en 2015: esto incluye el coste directo de tratar la obesidad, así como una proporción del coste incurrido en tratar enfermedades relacionadas con la obesidad, como diabetes, enfermedades cardiacas coronarias, infartos. Sin embargo, y esto es lo que queremos destacar, en el informe no se hace ningún intento de contabilizar el hecho de que la gente obesa muere antes y muy a menudo no cobran sus pensiones estatales. Es decir, da el coste bruto de la obesidad, cuando es el coste neto (que es muchísimo menor) el que es el verdadero indicador de la carga de la obesidad sobre el bolsillo público.

Estimemos el coste neto. La Oficina Nacional de Auditoría, un órgano parlamentario independiente, estima que la obesidad produjo un exceso de 30.000 muertes en 1998 solo en Inglaterra (no hay datos disponibles para el resto de Gran Bretaña). De media, cada persona muere nueve años antes de lo que hubiera sucedido si no hubieran sido obesas. Supongamos que, en todos los años después de 1998 fuera verdad lo mismo: 30.000 personas murieron nueva años demasiado pronto. De esto se deduce que habría 270.000 personas menos vivas en Inglaterra para cobrar sus pensiones en 2015 debido a la obesidad. (Esta fórmula es el número de muertes multiplicado por el número de años perdidos por persona debido a muerte prematura y la lógica detrás de la fórmula se expresa en el diagrama siguiente).

Gráfico 1: Número de personas que no están cobrando una pensión estatal cada año, al haber muerto por causa de la obesidad

Number of people no collecting a state pensionEn el diagrama: Cada punto representa 30.000 personas “perdidas” por la sociedad debido a una muerte prematura. La primera oleada de personas murieron prematuramente en 1998, así que había 30.000 personas vivas para cobrar pagos de jubilación de 1999 a 2007, representados por puntos rojos. La segunda oleada de 30.000, que murieron en 1999, está representada por puntos rosas. Para 2007, el número de personas ausentes en la sociedad se estabiliza en 270.000 (= 9 x 30.000). Hay seis puntos sobre 2004, siete sobre 2005, ocho sobre 2007, pero nueve sobre 2007, nueva sobre 2008, nueve sobre 2009, etc. Dada la tasa supuesta de mortalidad y los años de coste vital, 270.000 es la cifra “a largo plazo” de personas inglesas perdidas para la sociedad debido a la obesidad.

El estado paga hasta 8.300£ por año a los mayores de 65 años, lo que incluye pensión, tarjetas telefónicas, calefacción y una licencia de televisión. Como en 2015 hubo 270.000 personas mayores de 65 años vivas debido a muertes prematuras, el pasivo del estado solo en Inglaterra se redujo en más de 2.200 millones de libras. Esto sitúa el coste neto de la obesidad en torno a los 1.700 millones de libras, lo que es menos del 2% del presupuesto 2015/2016 del NHS y un 56% más bajo que el coste bruto. Si hubiésemos tenido los datos necesarios para incluir al resto de Gran Bretaña (Escocia, Irlanda del Norte y Gales), podríamos haber concluido que el efecto neto de la obesidad en las arcas del estado sería nulo o estaría cerca.

Por supuesto, algunas de esas personas obesas sí reclaman pagos de enfermedad laboral al gobierno, lo que aumenta la carga neta de la obesidad, pero la cantidad de mínima (aproximadamente 50 millones de libras anuales) y no afecta a las conclusiones de nuestro análisis.

El gobierno como organismo de conflicto social

En resumen, al aumentar su estimación del coste social de la obesidad, los intervencionistas autores del informe han contribuido de forma innecesaria a la estigmatización de las personas obesas en la sociedad británica. Recordad que Overweight Haters Ltd. citaban la carga de la obesidad sobre las finanzas públicas como su protesta principal.

Múltiples estudios han demostrado que avergonzar a los gordos hace que la gente obesa gane más peso. Debería ser evidente, dado que la alimentación obsesiva se asocia a estados emocionales negativos, para los cuales las comidas dulces y que engordan (opioides calmantes) proporcionan un alivio fugaz. De hecho, el 69% de los adultos que reciben cirugía de bypass gástrico dicen haber sufrido abusos de niños, lo que tiene sentido, dado que los jóvenes atormentados son más propensos a sufrir problemas de salud mental en su vida posterior y a usar la comida como mecanismo conciliatorio.

Es una vieja historia: los intervencionistas son conocidos en círculos libertarios por crear los mismos problemas que buscan resolver. Por ejemplo, cuando la Reserva Federal bajó los tipos de interés después del crash de las punto com, avivó una burbuja inmobiliaria; cuando las fuerzas occidentales juraron derrotar al terrorismo, crearon el ISIS; cuando el presidente Mao mandó matar a los gorriones que robaban el grano, causó una hambruna. Esta vez, los intervencionistas trataban de resolver el problema de la obesidad y de nuevo empeoraron el problema.


Publicado originalmente el 18 de febrero de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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