Los impuestos y el principio de no contradicción

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Ayn-Rand-397He visto a no pocos libertarios defender dos teorías contradictorias. Sorprendentemente, muchos de ellos son acérrimos defensores del principio de no contradicción, esto es, que algo no puede se A y no A. Por ejemplo, o algo es amarillo o no es amarillo, pero no puede ser a la vez amarillo y no amarillo. Alguien que afirmara tal cosa caería en contradicción y estaría separándose en su dicho de la realidad del mundo objetivo que lo rodea. Pues bien, pasando al caso concreto, he visto a no pocos libertarios decir que los impuestos son robo y, a la vez, defender la teoría de que todavía tenemos poder de decisión sobre los fondos públicos, para demandar (como mandantes que somos) que tales se usen para seguridad y justicia únicamente, por ejemplo.
Sin embargo, por el principio de no contradicción, sabemos que algo no puede haberte sido robado y, a la vez, seguir en tu poder. En otras palabras, algo que te ha sido arrebatado, por definición, es algo sobre lo que ya no tienes potestad, esto es, poder de decisión.
Para que estos buen intencionados libertarios se aclaren las ideas, cabe preguntarles: ¿en qué momento sucede el expolio? ¿Cuándo te cobran impuestos o cuando se usan para un fin que tú no comparten? Como dirían en mi pueblo, “you can’t have it both ways; no puedes comerte un pastel y conservarlo (you can’t eat your cake and have it too).
Por tal motivo, la mentada expoliación solo puede ocurrir una vez y le toca a esos libertarios decidir en qué momento es que ocurre.

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