Los salarios de Wal-Mart

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descarga (3)Mitos y falacias acerca de Wal-Mart

Ayer escribí sobre el intento de presentación de Liza Featherstone acerca de Wal-Mart.

Una de las afirmaciones de Featherstone de las que no me ocupaba en mi artículo es su alegación de que Wal-Mart parasita la asistencia social del gobierno. Su argumento (que, recuerdo, no es exclusivo de ella) es que la asistencia social permite a Wal-Mart pagar salarios más bajos. La acusación, en otras palabras, consiste en que el bienestar financiado mediante impuestos del contribuyente incrementa la oferta de trabajadores. (Para aquellos de ustedes familiarizados con la economía básica, la curva de oferta de mano de obra se desplaza hacia la derecha, bajando el salario de equilibrio y aumentando el número de trabajadores contratados.)

Casi cualquier cosa es posible. Las condiciones bajo las que es más probable que sea cierta la hipótesis de Featherstone es la siguiente: que mucha gente en el espectro de trabajadores potenciales de Wal-Mart sea tan desesperadamente pobre, que trabajar sin asistencia social les reporte ingresos demasiados escasos como para que les merezca la pena el empleo. Debido a que cero ingresos implican muy probablemente morir de hambre, los salarios que supuestamente pagaría Wal-Mart en ausencia de asistencia social serían tan bajos que a sus potenciales trabajadores simplemente no les resultaría rentable aceptar ese puesto de trabajo; en lugar de eso, se quedarían en casa y se morirían de hambre, porque los salarios que ganarían trabajando en Wal-Mart serían demasiado bajos como para mantenerles con vida. La asistencia social del gobierno, al ayudar a mantener a dichos trabajadores con vida (y por tanto, dentro del mercado laboral), habilita a estos trabajadores a aceptar salarios más bajos por parte de Wal-Mart.

El argumento, por tanto, no es tanto que la asistencia social del gobierno aumente la oferta de trabajo, sino que dicha asistencia crea la oferta de trabajo de Wal-Mart.

Featherstone probablemente negaría tener en mente lo que acabo de mencionar. (Trato de no ser malintencionado ni acusatorio, pero debo decir que es condenadamente difícil averiguar lo que Featherstone tiene en mente, pues arroja afirmaciones en lugar de ofrecer análisis. Aventura una serie de meras anécdotas —que en muchos casos ni siquiera apoyan sólidamente sus afirmaciones— sin ofrecer un conjunto único de hechos organizados.) Ella parece suponer que, sin pagos de asistencia social, los trabajadores “necesitarían” —y, por tanto, demandarían y Wal-Mart les pagaría— salarios más altos. Es decir, ella probablemente considera que la oferta de trabajadores disponible para Wal-Mart sería más baja, aunque seguiría siendo positiva, en ausencia de asistencia social.

Esta afirmación resulta aún más dudosa. Si los trabajadores demandan un salario de (digamos) 10 dólares por hora y sin prestaciones sociales, dos cosas deben ser verdad. En primer lugar, los trabajadores deben generar para Wal-Mart como mínimo esa cantidad de ingreso marginal, es decir, los trabajadores deben ser lo suficientemente productivos como para valer al menos 10 dólares por hora para Wal-Mart. De lo contrario, la codiciosa y obsesionada con el lucro Wal-Mart no les pagaría esa cantidad. En segundo lugar, deben existir otros empleadores que compitan con Wal-Mart por estos mismos trabajadores. Si no existiera competencia suficiente por estos trabajadores, Wal-Mart podría de hecho contratar a muchos de ellos con salarios por debajo del nivel del valor (marginal) de su contribución a los resultados de Wal-Mart.

De modo que, si Wal-Mart paga a sus trabajadores 10 dólares por hora, podemos estar seguros de que (1) estos trabajadores producen al menos 10 dólares por hora para Wal-Mart, y (2) otros empleadores compiten con Wal-Mart con suficiente intensidad como para elevar los salarios hasta 10 dólares por hora. (La validez de esta última afirmación se ve reforzada por el hecho de que la plantilla de Wal-Mart en los Estados Unidos no está sindicalizada.)

¿Cómo consigue la asistencia social reducir la capacidad de ganar estos 10 dólares por hora? ¿Reduce la asistencia social la productividad de los trabajadores? No es probable, pero si es así, entonces efectivamente los salarios pagados por Wal-Mart disminuirán, y lo mismo ocurrirá con el valor que Wal-Mart obtiene de dichos trabajadores. Wal-Mart no gana nada con ninguna de tales medidas.

¿Reduce la asistencia social la competencia de otros empleadores por esos trabajadores? No es probable.

¿Reduce la asistencia social el afán de los empleados por ganar tanto dinero por hora como sea posible? Una vez más, es poco probable, pero supongo que Featherstone tiene algo parecido a esto en mente. En la medida en que la asistencia social reduce la cantidad de salarios que los trabajadores “necesitan”, explicaría probablemente Featherstone, estarán dispuestos a trabajar por menos de lo que hubieran aceptado en ausencia de asistencia social. De modo que, incluso si otros empleadores compitiesen ofreciendo, digamos, 9,90 dólares por hora para atraer a los empleados de Wal-Mart, el empleado estándar de Wal-Mart razonaría “Demonios, recibo X dólares del gobierno, así que no necesito este salario principesco. Rechazaré la oferta de la competencia y dejaré que Wal-Mart reduzca mi salario a (digamos) 8 dólares”.

Esto parece muy dudoso.

En realidad, en la medida en que la asistencia social disminuye la disposición a trabajar por parte de los trabajadores, la asistencia social del gobierno reduce la oferta de trabajo y, de ese modo, aumenta el salario que Wal-Mart (y los demás empleadores) deben pagar a los trabajadores.


Publicado el 31 de diciembre de 2004, traducido por Jon Rouco, el artículo original se encuentra aquí.

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