Necesitamos la separación de cuarto de baño y estado

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BathroomLa saga de la llamada ordenanza de los cuartos de baño de Charlotte (y la respuesta a esta del estado de Carolina del Norte) ha cobrado vida propia. A nivel nacional, los izquierdistas están acusando a Carolina del Norte de intolerancia, mientras que, en nombre de dicha tolerancia, una creciente lista de artistas y empresas están boicoteando al estado. Por desgracia, lo que se ha perdido en toda la palabrería que rodea a este asunto es la verdad acerca de la ley original de Charlotte y la respuesta del estado a esta.

A finales de febrero, el ayuntamiento de Charlotte, Carolina del Norte, aprobó una ley “antidiscriminación”, que entraría en vigor el 1 de abril. Pretendía proteger  los que, a los ojos del consejo ciudadano, son los derechos de la comunidad gay lesbiana y transgénero. Lo más importante de esta ley es una disposición que prohíbe a los negocios proporcionar cuartos de baño, vestuarios y duchas segregar el uso de esas instalaciones por género, definido biológicamente. A los hombres o mujeres biológicos debe permitírseles usar las instalaciones del sexo opuesto si afirman que es el sexo con el que se identifican psicológicamente. (Nota: no hace falta probarlo).

Muchas de las críticas a la propuesta de Charlotte se ha centrado en torno a dos asuntos: la libertad religiosa de los dueños de los negocios y los derechos de privacidad de la gente, especialmente las mujeres, que usan los baños públicos e instalaciones de duchas. La mayoría de la oposición oída a la ordenanza ha venido de organizaciones religiosas y grupos de apoyo que se centran en los valores tradicionales. Como argumentaba John Rustin, presidente del Family Policy Council:

Ordenanzas similares se han usado para obligar a los dueños de pequeños negocios, como floristas, panaderos, fotógrafos y dueños de B&B y otros, o a aceptar un punto de vista dictado por el gobierno que viola sus creencias religiosas sinceras, o a afrontar acusaciones legales, multas y otras sanciones que han hecho que al final algunos hayan perdido sus negocios.

La propiedad privada, no la religión, es la clave

Aunque la libertad religiosa es una preocupación importante, el asunto es más amplio. Esta ordenanza era un ataque a los derechos de los propietarios privados y a la libertad económica, independientemente de las creencias religiosas.

El objetivo principal de la ordenanza de Charlotte eran los negocios de propiedad privada que ofrecen cuartos de baño, vestuarios, duchas, etc. para comodidad de sus clientes. La decisión de cómo estructurar el acceso a estas instalaciones puede, para algunos, basarse en sus creencias religiosas, pero para muchos otros es una decisión secular de negocio. Su objetivo es la satisfacción del cliente dirigida por el deseo de obtener un beneficio y ganarse la vida. La propiedad que usan es privada, las inversiones que hacen vienen de fondos privados y los que obtienen las recompensas o sufren las pérdidas son empresarios privados. Los cuartos de baño de sus establecimientos son parte del producto que ofrecen.

En una sociedad libre basada en derechos de propiedad y mercados libres, como deben ser las sociedades libres, un negocio de propiedad privada tendría derecho a decidir si quiere separar estrictamente o no los cuartos de baño para hombres y mujeres definidos biológicamente, cuartos de baño para hombres y mujeres definidos subjetiva o psicológicamente, cuartos de baño completamente neutrales con respecto al género sin carteles en las puertas o ningún cuarto de baño en absoluto.

Las empresas buscan agradar a sus clientes

El objetivo es proporcionar los productos y servicios que quiere la mayoría de sus clientes en un entorno en el que se sientan cómodos esos clientes. Este entorno puede realmente ser diferente para distintos establecimiento, dependiendo de los deseos y las características culturales de sus clientes. Esta ordenanza de Charlotte dice a las empresas que no se les permite ajustar sus decisiones con respecto a las instalaciones de su cuarto de baño, vestuario o ducha para ajustarse a las preferencias de los clientes. En este sentido, la ordenanza de Charlotte ahora derrotada era una burda violación de los derechos de propiedad y de la libertad económica y tenía que rechazarse desde bases libertarias.

¿Cuál fue entonces la respuesta del estado de Carolina del Norte a todo esto? En realidad, fue restaurar la libertad y los derechos de propiedad y garantizar esos derechos en todo el estado. La ley en Carolina del Norte por la que tanto progresistas se han levantado en armas no prohíbe que los negocios tengan cuartos de baño, vestuarios, duchas, etc. que permitan usar a gente de todos los géneros definidos biológica, psicológicamente o como sea. En una declaración explicativa de “mitos frente a hechos” presentada por el gobernador de Carolina del Norte, esto quedaba bastante claro:

¿Pueden los negocios privados, si quieren, continuar permitiendo a personas transgénero usar el cuarto de baño, vestuarios u otras instalaciones del género con el que se identifican (…)?

Respuesta: Sí. Eso es prerrogativa de las empresas privadas bajo esta nueva ley. (…) La ley no obliga ni prohíbe que lo hagan.

En otras palabras, el estado de Carolina del Norte codificaba un principio libertario básico: la separación de cuarto de baño y estado.

El único lugar donde cuartos de baño, duchas, etc. debe ser conforme con el sexo biológico es en las instalaciones de propiedad pública, como tribunales, ayuntamientos, escuelas, etc. Así que sí, los niños de 12 años de Carolina del Norte, definidos por las partes corporales que portan, no pueden usar los vestuarios y duchas de las niñas después de la clase de deportes en el instituto  público local. Por supuesto, los institutos privados son libres de hacer lo que quieran. Si creer que esto es una discriminación injusta me hace un intolerante, pues bueno.

¿Dónde deja entonces esta aproximación el asunto de la libertad religiosa? En su mayor parte, y particularmente en casos como este, la libertad religiosa no es más que el derecho a usar tu propiedad de una forma que sea conforme con tus creencias religiosas. Esto es aplicable no solo al asunto de quién usa los cuartos de baño, sino también a las Hermanitas de los Pobres y la orden de Obama sobra contracepción y la mayoría de los demás casos de libertad religiosa que preocupan a los defensores de valores tradicionales. Si los derechos de propiedad y la libertad económica son los valores que se defienden, entonces la libertad religiosa se ocupará de sí misma.


Publicado originalmente el 25 de abril de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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