Cómo y por qué debería usted dejar de pensar en dólares y comenzar a pensar en oro

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descargaYa sea intuitiva o analíticamente, todos sabemos que el dólar no es gran cosa como forma de dinero. Sin embargo eso está haciendo que nos lo tomemos a la ligera. El dólar es una forma horrible de dinero cuando se mira más de cerca. Los que han vivido más tiempo en esta tierra tienden a captar esta realidad con mayor claridad. Como si se tratara de subir una escalera mecánica en movimiento hacia abajo, el impulso de la caída del dólar va siempre en su contra. Esto queda más claro cuando se involucra a la planificación económica. Si se trata de iniciar un negocio, hacer una inversión, el ahorro para la jubilación, reunirse con alguien un día lluvioso, o simplemente cuando el dinero no alcanza al fin del mes o de la semana, todos nosotros tenemos que trabajar contra la caída del dólar (o llenar el espacio en blanco con su moneda fiduciaria de elección).

Si esto es cierto, ¿por qué seguimos usándolo?

Por supuesto, nos vemos obligados a pagar impuestos con dólares, al menos en EEUU… Y, sí, técnicamente es ilegal el uso de cualquier otra cosa para la “cancelación de la deuda”. Pero ninguno de esos apoyos artificiales en realidad obliga a pensar en términos de dólares. Sin duda tiene un impacto en el condicionamiento el que pensemos en dólares, pero hasta el momento nuestra mente todavía no está totalmente esclavizada por el Estado. Somos  libres para pensar en términos de un mejor precio. Por supuesto, creemos que el oro es el mejor dinero. De hecho, aquí es por qué debería dejar de pensar en dólares y empezar a pensar en términos de oro.

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El dinero se define común e inadecuadamente como el “medio común de intercambio”. Pero cuando el momento de la verdad está cerca, esta definición no nos dice nada acerca de si el medio común de intercambio es bueno o malo. Por bueno o malo queremos decir que beneficia o perjudica a la prosperidad humana y la civilización. La planificación económica es necesaria para la prosperidad humana y la civilización. La planificación con una buena forma de dinero en comparación con una mala supone una gran diferencia.

Carl Menger, a menudo reconocido como el padre de la Escuela Austriaca de Economía, prefiere definir el dinero en términos de su “comerciabilidad” o “comerciabilidad” relativa con respecto a otros bienes económicos. Comerciabilidad se refiere a la relativa facilidad con la que un bien particular se podría utilizar en un intercambio de mercado. Siempre hay un costo para proporcionar e intercambiar productos en el mercado. Por lo tanto, podemos decir que el bien económico más comercial es el que permite con el menor coste posible un intercambio con beneficio mutuo.

El bien más comercializable en cualquier economía acaba convirtiéndose en dinero. Es importante recordar que en el paradigma de Menger convertirse en el medio de intercambio común precede a la comerciabilidad. El “dinero bueno” solo se convierte en el medio más común de intercambio debido a que cada vez más personas aceptan el hecho de que funciona mejor que lo que estaban utilizando antes. Esto hace que sea más fácil ejecutar una planificación económica más eficaz, más transparente, más precisa y más exacta.

Además de sus características o propiedades (durabilidad, divisibilidad, portabilidad, un suministro suficiente, uniformidad, reconocible, historia o depósito de valor, etc.), el dinero tiene las siguientes tres funciones:

  • Depósito de valor
  • Unidad de cuenta
  • Medio de intercambio

Nos gustaría añadir una cuarta función, que es la de “extintor perfecto de deudas”. El oro lleva a cabo esta función con gracia y facilidad, pero el dólar, por desgracia, no puede. Pero ese es otro tema para otro momento.

El dólar de los Estados Unidos es sin duda muy comercial en la actualidad. Los dólares estadounidenses se exigen no sólo en toda nuestra economía nacional, sino en todo el mundo. No hay prácticamente ningún escenario en el que alguien pueda decir: “¿Gracias señor, pero es posible darme otro dólar?” Durante cortos períodos de tiempo, el dólar se mantiene muy bien como un medio de intercambio y depósito de valor. Sin embargo, si nos tomamos distancia, veremos que el dólar comienza a dejar de actuar como depósito de valor. Para ilustrar este punto, vamos a echar un vistazo a algunos gráficos que muestran el precio del dólar comparado con el del oro. Sí, eso es correcto, no el precio del oro en dólares, sino el precio del dólar en oro. Es una distinción importante que debemos hacer. Aquí están algunos gráficos que muestran el dólar en miligramos (mg) de oro sobre varios periodos de tiempo gracias a pricedingold.com.

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Es verdad que es un gráfico de más de 200 años, pero la realidad no podría estar más clara. Ha hab ido algunos baches, pero está tan a punto de despeñarse como se ve. Si planeáis almacenar valor a lo largo de generaciones (algo que solía pasar en este país con cierta frecuencia), el dólar no os va a traer nada bueno (dicho con acritud). Echemos la vista atrás para un marco de diez años para ver si el dólar ha ido mejor frente al oro en este caso.

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¡Vaya, vaya! Eso es cerca de una disminución del 80% en poco más de trece años. Esto genera en alrededor de un año una la erosión del capital del 6% anual. Desafortunadamente, esto implica que el dólar no es adecuado ni siquiera para la planificación de diez años futuros.

Por eso, ¿cuándo será económicamente seguro usar el dólar como reserva de valor? No está claro. Desde finales de 2012, el dólar, con relación al precio en oro, se había alzado. Tener dólares en mano a partir del 2013 ha sido una muy buena jugada, aunque el telón de fondo de la historia pinta un cuadro muy arriesgado. Basta con decir que con los dólares no se obtienen buenos resultados en la relación con el valor a lo largo del tiempo, especialmente durante al estirar más los plazos.

Hacer la transición de “reserva de valor” a “unidad de cuenta” parecería una transición muy natural. Si el dólar no es una buena reserva de valor con el tiempo, ¿por qué utilizarlo como unidad de cuenta? Unidad de cuenta se refiere de nuevo a la palabra francesa numerario. Profundizando, numerario se define como “un estándar básico por el cual se calcula el valor”.

La contabilidad y las unidades de cuenta utilizadas solo funcionan si se informan con exactitud y precisión al sernos reportadas instantáneamente para decirnos cuál es el valor. El meollo de la cuestión es que en el dólar no se mide ni se toma en cuenta con exactitud o precisión su valor. Puede hacerse sobre una base a corto plazo. Pero con el tiempo se empieza a descomponerse. Este detalle es importante para cualquier persona que quiera ahorrar más de un par de meses seguidos. Se necesita una unidad diferente y mejor para las cuentas. Una que refleje con precisión el estado actual de cambio de valor, ya que este se modifica con el tiempo. Aconsejamos el oro.

¿Cómo se puede volver a empezar a pensar en términos de oro? Aquí tenéis una sugerencia sencilla y práctica: Empezad por el cálculo y la medición de vuestro activo neto en oro. En términos trimestrales, calculad vuestro valor neto en dólares y luego dividid ese número por el precio del oro en dólares actuales. Esto os dará, aproximadamente, vuestro valor neto en onzas de oro. Si el número de onzas está aumentando cada trimestre posterior, podéis estar seguros de que vuestro valor neto está aumentando.

Sin embargo, se recomienda convertir algunos de esos dólares en onzas físicas reales en algún momento. De lo contrario se corre el riesgo de aumentar el valor neto en dinero malo (dólares) mientras se está disminuyendo en dinero bueno (onzas de oro). Esto generaría, por supuesto, una disminución neta del valor real, a la que son completamente ajenos los que aun piensan en dólares. Esta es la razón por la que preferimos medir el dólar (y otras monedas) en oro y no al revés. Nos muestra dónde está la verdadera volatilidad: en las monedas fiduciarias, no en el oro.

¿Habéis escuchado alguna vez la frase: “la perspectiva es todo”? Lo mismo pasa con el dinero, no es diferente. Mirando a través de la lente borrosa del dinero en dólares tendréis una visión distorsionada y poco clara del mundo y sus asuntos. Caminar por la vida con las lentes borrosas de dólares los podría llevar a un viaje muy accidentado. Mirar a través de los lentes de oro, sin embargo, hace ver todo preciso y claro. Podréis ver las cosas como son y y seguir vuestro camino.

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