FBI: La tasa de homicidios se encuentra en el mínimo de los últimos 51 años

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La tasa de homicidios de EEUU en 2014, el año disponible más reciente, fue de 4,5 por 100.000. El total de 2014 continúa una larga tendencia a la baja y es la tasa de homicidios más baja desde 1963, cuando la tasa fue de 4,6 por 100.000. Para encontrar una tasa de homicidios más baja debemos remontarnos a 1957, cuando fue de 4,0 por 100.000.

Las tasas de homicidios fueron considerablemente superiores en EEUU durante las décadas de 1970, 1980 y 1990, pero a lo largo de los últimos años han estado bajando de forma casi continua:

Si preguntásemos al estadounidense medio si los delitos están disminuyendo en Estados Unidos es poco probable, sin embargo, que nos respondieran que los homicidios están en el mínimo de los últimos 50 años.

La gente no es consciente de que las tasas de homicidios han caído

Como ha informado Pew en años recientes, en realidad el público estadounidense no sabe que la tasa de homicidios en Estados Unidos ha caído en un 49% a lo largo de los últimos 20 años. Y aunque Pew no lo reporte, también es seguro que el público tampoco sabe que las tasas de homicidio se han desplomado al haber aumentado significativamente el total de propiedad de armas de fuego en Estados Unidos.

A lo largo del periodo de los 20 años más recientes, el número de nuevas armas de fuego en EEUU que fueron fabricadas aquí o importadas aumentó en un 141%, de 6,6 millones de nuevas armas en 1994 a 16 millones en 2013. Eso significa que se añadió un total bruto de 132 millones de armas nuevas entre la población de EEUU a lo largo de ese periodo de tiempo.

¿Entonces más armas significan más delito? Los datos parecerían indicar que la respuesta es “evidentemente no”. (Para más sobre esto, ver aquí).

Naturalmente, estos hechos son sistemáticamente ignorados por personas que no conocen aritmética básica, como el profesor de derecho constitucional David S. Cohen, quien escribía este lunes en Rolling Stone que debía abolirse la segunda enmienda porque es “una amenaza para la libertad” y un “pacto suicida”.

El argumento de Cohen se basa en buena parte en la idea de que la violencia con armas de fuego está fuera de control y de que las armas de fuego hoy son distintas de las del siglo XVIII. No puedo discutir la primera parte. ¿Pero son las armas de fuego significativamente diferentes hoy de lo que eran hace 20 años? Está claro que la respuesta es que no y, dado que las tasas de homicidio se han desplomado desde entonces, Cohen tiene que explicar por qué es recomendable abolir la segunda enmienda cuando un aumento en la propiedad de armas ha coincidido con declives en los homicidios.

Además, debemos preguntarnos si Estados Unidos había llegado a un “pacto suicida” en las décadas de 1940 y 1950, cuando las tasas de homicidio estuvieron en mínimos históricos, cuando existía la segunda enmienda y cuando las medidas de control de armas de fuego era muy débiles para los patrones modernos.

¿Pero qué pasa con los asesinatos en el club Pulse del pasado fin de semana? ¿Eso no hará que vuelvan aumentar las tasas de homicidios? Por supuesto, cualquiera familiarizado con las matemáticas sabría qué en un país de 300 millones de personas un tiroteo masivo como este no tendrá prácticamente ningún efecto en absoluto sobre las tasas totales de homicidios. Pero incluso si tomamos concretamente a Florida, las tasas de homicidio permanecerán muy por debajo de las que había en la década de 1980, incluso si incluimos los asesinatos del pasado fin de semana. Por ejemplo, en 2014 hubo 1.149 homicidios en Florida. Para una población de 20,2 millones de personas, con una tasa de homicidios en torno a 5,6 por 100.000. En 1984 (un año bastante normal para los homicidios en Florida en aquellos tiempos), hubo 1.264 homicidios para una población de 11 millones. Eso generó una tasa de homicidios de 11,4 por 100.000. (La nación en ese momento tenía una tasa de homicidios de aproximadamente 7,9 por 100.000).

No estoy diciendo que los homicidios no tengan ninguna importancia si la tendencia es a la baja. Tampoco estoy diciendo que haya nada malo en querer que la tasa de homicidios llegue aún más abajo. Sin embargo, las afirmaciones presas de pánico de que EEUU ha entrado en un pacto suicida o de que la nación está al borde del precipicio de una implosión violenta sencillamente no tiene ningún fundamento en la realidad.

Comparando estado a estado

Hemos demostrado que las tendencias a lo largo del tiempo no ayudan mucho a la idea de que la disponibilidad de armas haya aumentado las tasas de homicidios. Tampoco hay ninguna ayuda clara para el argumento del control de armas si vemos las tasas de homicidio estado a estado. De hecho, algunos estados con las leyes de armas menos restrictivas, como New Hampshire, Vermont y Idaho, tienen algunas de las tasas de homicidios más bajas de cualquier lugar del mundo. E incluso estados ligeramente más restrictivos como Minnesota y Colorado tienen tasas de homicidios muy bajas. (Para más sobre esto, ver mi artículo “With Few Gun Laws, New Hampshire Is Safer than Canada“).

A los defensores del control de armas les gusta señalar a Canadá como modelo para leyes de armas más restrictivas, pero lo que vemos es que a medida que los estados se parecen más a Canadá en términos de demografía y clima, tienen tasas de homicidio más similares. Así que muchos estados fronterizos con Canadá tienen leyes de armas mucho más permisivas que cualquiera que haya en Canadá, pero tienen tasas similares de homicidio.

Tampoco conseguimos encontrar nada que apoyen las afirmaciones del control de armas a lo largo de la frontera sur. México tiene leyes de armas mucho más restrictivas que Estados Unidos e incluso cuando tenemos en cuenta la propiedad “informal” (es decir, ilegal) de armas, sigue habiendo menos armas privadas en México que en Estados Unidos. Y aun así, ciudades y condados en la frontera con México tienden a tener tasas de homicidio muchísimo más bajas. Por ejemplo, la ciudad de El Paso, Texas, que está por supuesto dentro de la jurisdicción de las leyes laxas de armas de Texas, tiene una de las tasas de homicidio más bajas del mundo, con un mero 0,6 por 100.000 (datos de 2012). El Paso ha sido considerado durante mucho tiempo una de las ciudades más seguras de Norteamérica (y también una de las ciudades más hispanas). Curiosamente, El Paso está a un paseo del estado de Chihuahua en México, donde las tasas de homicidio están entre las peores del mundo y donde las leyes de armas son extremadamente restrictivas. (para más sobre esto, ver mi artículo “Borderland Homicides Show Mexico’s Gun Control Has Failed“).

Fuente: Centro para el Desarrollo Global

Muchos defensores del control de armas emplean su habitual tibia intolerancia de las bajas expectativas y afirman que nunca podría esperarse que los mexicanos se comportaran como la gente en los países “desarrollados”, por la que no se puede hacer comparaciones. Naturalmente, nunca se proporciona una explicación de por qué un país norteamericano no puede compararse con otro. Pero si nos permitimos creer que los mexicanos son, en realidad, seres humanos completos, haríamos una comparación y nos preguntaríamos por qué un Texas tolerante con las armas de fuego es mucho más pacífico que un México restrictivo con esas mismas armas. (Para más sobre esto, ver mi artículo “The Mistake of Only Comparing US Murder Rates to ‘Developed’ Countries“).

Los tiroteos masivos como tipo “especial” de asesinato

La estrategia más reciente que se usa hoy en día es fomentar los sentimientos contra la propiedad de armas de fuego redefiniendo los tiroteos masivos como algún tipo “especial” de asesinato. “Sí, las tasas de homicidio han bajado”, admiten, “¡pero los tiroteos masivos ahora son una epidemia!”.

Si hoy en día hay un 49% menos de homicidios comparado con hace veinte años, resulta un poco falso deducir que los homicidios en realidad están aumentando porque se afirma que son más comunes los raros eventos conocidos como tiroteos masivos. Las víctimas de los tiroteos masivos no están más muertas que las víctimas de otros homicidios. Si el objetivo es disminuir los homicidios, primero debemos preguntarnos por qué deberían eliminarse las condiciones que coincidieron con una caída de las tasas de homicidio (es decir, un aumento en la propiedad de armas de fuego) para una supuesta reducción de un tipo concreto de homicidio.

Además, no es verdad que EEUU sea único en la ocurrencia de tiroteos. La afirmación está tan lejos de ser verdad que incluso Politifacts clasifica la afirmación como “mayoritariamente falsa”. Solo se puede empezar a justificar la afirmación si se excluyen convenientemente los tiroteos masivos en Europa (como los ataques de París) por ser “terrorismo”, mientras se definen la acciones similares en EEUU (es decir, las matanzas de San Bernardino y Orlando) como “tiroteos masivos” genéricos. Igualmente, también es falso ignorar otras formas de homicidio masivo cuando los asesinos usan medios distintos de las armas de fuego. Las bombas de Bali de 2002 en un club nocturno, por ejemplo, mataron a más de 200 personas. Pero eso no importa, nos dicen. Centrémonos solo en los tiroteos masivos. Ignoremos también matanzas como la bomba en Oklahoma City de 1995 y las bombas de la maratón de Boston. Aunque se controlen algunos componentes de las bombas hechas con fertilizantes, siguen siendo perfectamente legales los medios para llevar a cabo esas matanzas.

Para aceptar los tiroteos masivos como la única métrica importante de los homicidios hoy en día, debemos ignorar muchísimos hechos acerca del contexto y las tendencias de dichos homicidios. Pero no hay razón por la que debamos hacer esto. De hecho, un pequeño número de homicidios masivos sería más fácil de controlar que un gran número de homicidios no masivos. Como explico aquí y aquí, los homicidios masivos tienen a producirse en lugares muy concretos en los que se congrega una gran cantidad de personas y la respuesta evidente sería ocuparse de la seguridad en esos lugares concretos.

Muchos defensores del control de armas de fuego piensan que son muy listos cuando señalan que los políticos “prohibieron” navajas y líquidos. “¡Prohibamos entonces los rifles semiautomáticos!” Veamos este meme que ha circulado por grupos izquierdistas de Facebook:

“Después del 11-S, prohibimos cuchillos y navajas en aviones.

Luego prohibimos líquidos de menos de tres onzas.

Entendimos la relación entre estas cosas y la pérdida de vidas que produjeron.

¿Por qué no podemos entonces entender la relación entre las armas de asalto y los tiroteos masivos?”

– Jim Trumm”

El problema de esta afirmación debería ser evidente de inmediato. Navajas y líquidos fueron prohibidos en aviones comerciales. Casi el 100% de los estadounidenses adultos siguen teniendo botellas de líquidos y objetos cortantes como navajas. Poca gente argumentaría que haya nada malo en prohibir a personal no autorizado portar rifles semiautomáticos en jardines de infancia y clubs de baile. Es algo que puede lograrse con seguridad privada y sería bueno que lo potenciáramos en lugares que sean objetivos probables de tiroteos masivos.


Publicado originalmente el 15 de junio de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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