Aumentan las tasas de morosidad: ¿Se aproxima una nueva crisis?

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La tasa de morosidad en los préstamos es clave para entender la banca. Responde a una pregunta: ¿qué porcentaje de préstamos está atrasado en el pago? La tasa de morosidad es con mucho el indicador más útil del “estrés del crédito”. Sin embargo, parece como si la morosidad ya no contara. Pocos están prestando atención al rápido y repentino aumento de la tasa de morosidad. ¿Qué nos dice esto? ¿Es inminente una nueva crisis bancaria?

Esto es lo que pasó después de que Janet Yellen aumentara en el tipo de los fondos federales en diciembre

Lo he dicho muchas veces y lo repetiré aquí: la última vez, al Presidente de la Fed, Alan Greenspan, le llevó más de dos años y 17 aumentos de tipos llevar la tasa de fondos de la Fed desde un entonces mínimo histórico de un 1% a un 5,25%, antes de que la economía de EEUU sufriera la peor recesión desde la década de 1930. Esta vez no tenemos tanta suerte.

Los aumentos de tipos de Greenspan no afectaron directamente a las tasas de morosidad. El estrés del crédito se amortiguó después del último aumento de Greenspan. Solo en el primer trimestre de 2007 las tasas de morosidad empezaron aumentar. La razón está tan clara como el agua que rodea a las Bahamas: en los años anteriores un crecimiento del crédito de la Gran Recesión estuvo principalmente centrado en el mercado de la vivienda de EEUU.

El crecimiento del crédito fue impulsado principalmente por el préstamo hipotecario. Las hipotecas eran generosamente atendidas por los bancos, pero se daban cada vez más a prestatarios subprime (subprime se refiere a su mal crédito). Aun así, estos prestatarios subprime no pagaban tipos más altos de interés sobre sus hipotecas en el momento en que Alan Greenspan empezó a aumentar los tipos. Pero tan pronto como se recalcularon sus tipos señuelo (promocionales) empezaron a “sentir a Alan”. Las tasas de morosidad se pusieron por las nubes y la economía de EEUU entró en recesión.

Los tipos señuelo, el bajo tipo inicial de interés que paga un prestatario durante los primeros años, fueron los responsables de la demora entre los aumentos de tipos de Greenspan y la recesión de 2008.

Más fragilidad

Hoy la Reserva Federal este ignorando una verdad muy incómoda: la economía global es mucho más frágil que la última vez. Y no tenemos tipos señuelo en los créditos subprime actuales (salvo que por supuesto consideremos a los productores de petróleo que cubrieron sus precios comprando futuros como algo equivalente a “tipos señuelo”).

Esta vez, sin duda no necesitaremos 17 aumentos de tipos o tres años antes de llevar a la economía a una recesión.

De hecho, ahora sabemos qué pasó después de que Janet Yellen aumentara el tipo de los fondos de la Fed en un mero cuarto de punto: la tasa de morosidad de préstamos comerciales e industriales aumentó en un 50%. Es verdad. En un solo trimestre, las tasas de morosidad del sector bancario de EEUU pasaron del 1% al 1,5%. El ciclo ha cambiado.

Por esto nadie está prestando atención

¿Por qué nadie está prestando atención a este cambio aparentemente innegable en el ciclo del crédito? ¿Por qué el Comité Federal de Mercados Abiertos (CFMA) ni siquiera lo menciona? ¿Por qué no están sonando las señales de alarma tanto en los consejos de la Fed como en la prensa financiera?

La única respuesta a estas preguntas es que la Fed está cometiendo un pecado mortal. La cifra del titular, la tasa de morosidad sobre todos los préstamos, disminuyó en el primer trimestre de 2016 del 2,20% al 2,07%. Sin embargo, esyo ignora las presiones subyacentes que se están creando dentro de los balances bancarios. Los funcionarios de la Fed parecen centrarse en la cifra del titular, mientras ignoran el deterioro de los fundamentales.

Con los precios de las viviendas en aumento, un mercado inmobiliario dinámico, un creciente empleo y tipos de interés al nivel más bajo del este día mundial, los impagos en hipotecas tarjetas de crédito están alcanzando mínimos históricos. Pero la morosidad en préstamos y tarjetas de crédito tienden a ir con retraso con respecto al ciclo económico. Normalmente, solo aumentan cuando ya estamos en recesión, igual que el desempleo tiende a ser un indicador de demora.

La cifra del titular está engañando a los funcionarios de la Fed; la morosidad sigue disminuyendo. Pero la tasa de morosidad sobre todos los préstamos bancarios (la cifra del titular) no tiene poder predictivo: solo sigue un patrón aleatorio. Fuente: St Louis Fed.

Aunque estuviéramos al borde de una nueva crisis bancaria, la cifra del titular nunca nos lo diría.

¿Qué préstamos están cada vez más atrasados?

Si las tasas de morosidad sobre los créditos del consumo (deuda en hipotecas y tarjetas de crédito) no nos ayuda a estimar lo probable que es una nueva crisis bancaria, entonces ¿qué tasas de morosidad sí importan? ¿y por qué las calificó como “alarmantes”?

Desglosemos primero una cartera bancaria. Podemos dividir los préstamos bancarios en tres grupos:

  • Consumidores
  • Empresas
  • Inmobiliario (tanto comercial como residencial)

(Solo por comparar, los bancos de EEUU tienen actualmente 1,3 billones de dólares en deuda de consumo, 1,81 billones de dólares en deuda comercial e industrial y más de 3 billones de dólares en deuda inmobiliaria).

Los bancos prestan dinero a los consumidores para comprar casas (hipotecas) o bienes de consumo (deuda de tarjeta de crédito). Deducimos que las tasas de morosidad sobre estos préstamos tienden a demorar el ciclo económico.

¿Qué nos queda?

Los préstamos a empresas, en cualquier forma o tamaño que tengan. La mayoría de estos préstamos están ligados a un indicador de los tipos de interés, por ejemplo, el LIBOR. Después del primer aumento de tipos de la Fed en diciembre, el LIBOR a doce meses del dólar de EEUU aumentó de aproximadamente del 0,8% al 1,3%. Los prestatarios marginales están siendo llevados lentamente hacia la quiebra.

El aumento de tipos de diciembre está claro que generó un cambio de marea: las tasas de morosidad han tocado fondo y están aumentando. Y no olvidéis lo siguiente: el hecho de que las tasas de morosidad ya no disminuyan, sino que empiecen a aumentar, ha sido siempre una clara señal de advertencia de una recesión, al menos durante los pasados veinte años. Y, a lo largo del mismo periodo, este indicador nunca dio un “falso positivo”, al contrario que muchos otros indicadores (de recesión).

Una clara señal de peligro: las tasas de morosidad en préstamos comerciales e industriales están aumentando. Fuente: St Louis Fed.

En dólares, el cambio es todavía más pronunciado. Por supuesto, este es el resultado de nuestros asombrosos niveles de deuda, que no son evidentes en las cifras relativas. Fuente: St Louis Fed.

En línea con la creciente morosidad en los préstamos, los tipos de las deudas impagadas en préstamos comerciales e industriales están también aumentando (los tipos de deudas impagadas tienden a retrasarse algo). Fuente: St Louis Fed.

Las tasas de morosidad en Europa

La tasa de morosidad Europa también está aumentando. Aun así, tenemos que destacar los países que distorsionan esta media en la Eurozona. Los bancos italianos en particular están sufriendo una tasa de morosidad increíblemente alta. La tasa de morosidad en Italia está en unos niveles tan extremos que el país podría llevar la crisis del euro de nuevo a los titulares de las noticias (por una vez, Grecia queda al margen).

La tasa de morosidad sobre préstamos bancarios en Europa también está aumentando; también aquí, al menos en los países de la periferia, parece que el ciclo del crédito ha cambiado. Fuente: Banco Central Europeo (CBD2, ‘instrumentos de deuda morosos brutos’).

Seguir de cerca la morosidad

¿Qué es lo siguiente? Tendremos que esperar y ver para descubrir qué han hecho las tasas de morosidad en el segundo trimestre. Sin embargo, está claro que la marea ha cambiado. Es irrelevante si la reserva federal aumenta los tipos en julio o en septiembre. El consenso dice actualmente que deberíamos esperar dos subidas más de tipos este año. Si es verdad, podemos esperar que las tasas de morosidad aumenten más que en los próximos trimestres.

En 2006 pasaron exactamente doce meses después de que de las tasas de morosidad tocaron fondo para que empezara la recesión. Si aplicamos el mismo periodo, estamos listos para una recesión. En el primer trimestre de la Gran Recesión en 2008, las tasas de morosidad eran solo del 1,45%. Ya estamos por encima de ese nivel. Por otro lado, no deberíamos ignorar que llevó tres años de tasas de morosidad en aumento antes de que la economía entrara en recesión en 2001. Los ciclos del crédito no son una ciencia exacta. Aun así, la tendencia está clara y la presidenta de la Fed, Janet Yellen, debería estar aterrorizada por esta evolución perturbadora.

El hecho de que una morosidad creciente en los préstamos coincida con montañas de deuda venciendo en 2016 y 2017 es un asunto a tratar la próxima vez.


Publicado originalmente el 11 de julio de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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