¿Precedió el crédito al dinero? Tal vez. ¿Importa? No.
Hace cien años, A. Mitchell Innes rechazaba la historia habitual sobre los orígenes del dinero, en la que este aparecía espontáneamente al hacerse progresivamente más costoso el trueque con la creciente división del trabajo y la mayor abundancia de bienes en el mercado. El dinero era la solución para los costes del trueque: se usaba un medio común de intercambio, en lugar de buscar a otra persona con lo que se quería que también quisiera lo que se quería trocar. El argumento de Innes hoy es defendido principalmente en el libro de David Graeber, Debt: The First 5,000 Years. El debate entre mengerianos e innesianos ha generado varios libros publicados y ha explotado en la blogosfera, donde Bob Murphy (aquí, aquí, aquí), George Selgin (aquí, aquí), David Henderson (aquí) y Brad DeLong (aquí) atacan el libro de David Graeber, con respuestas de los defensores de Innes.
Innes argumentaba que el crédito existía antes de un medio común de intercambio y por tanto la cronología mengeriano de la aparición del dinero estaba desordenada. La cronología de la aparición del dinero normalmente va así: treque, dinero y luego crédito. Pero Innes y Graber argumentan que el trueque fue tan raro que resulta irrelevante y que el crédito existió antes que cualquier medio de intercambio. También afirman que los instrumentos de crédito (pagarés) se usaron como dinero cuando los pagarés se usaban para comprar bienes. En su opinión, la historia mengeriana es un relato ahistórico sin relevancia para los hechos de la historia y su poca o ninguna utilidad.
Tal vez la posibilidad del crédito antes de un medio común de intercambio sea ignorada en la explicación común, pero, sin embargo, eso no implica que la teoría de Menger sea falsa (tal vez sea incompleta, pero no falsa), ya que el intercambio directo, es decir, el trueque, puede ser intertemporal. El trueque no tiene que ser una transacción inmediata, reducido a un tiempo y lugar concretos. Si se aceptara e concepto de trueque intertemporal, entonces la evidencia de que el crédito existía antes de un medio común de intercambio no crea ningún conflicto con la explicación de Menger. La conclusión, en contra de Innes, es: todo crédito antes de la existencia de un medio de intercambio es trueque intertemporal.
El trueque se entiende normalmente como transacciones inmediatas, en las que dos personas intercambian dos bienes diferentes en algún instante y no a lo largo del tiempo. Lo mismo pasa en una economía con un medio común de intercambio, salvo que para transacciones y compras normalmente se usa uno de los bienes (el dinero). El crédito en una economía sin un medio común de intercambio es simplemente trueque intertemporal. No es distinto del crédito en el que existe un medio común de intercambio, salvo por la presencia de aquello en lo que es redimible el crédito.
Incluso cuando no hay ningún medio de intercambio, es razonable esperar que la gente siga queriendo transacciones a lo largo del tiempo y no siempre en ese momento. Dentro de comunidades de confianza o donde haya un método para forzar el cumplimiento de contratos, podemos esperar que Casimiro prometa a Anastasia una parte de su futura cosecha de grano a cambio de la leche que ha producido la vaca de esta. Anastasia ha acreditado leche a Casimiro a cambio de un derecho sobre su futura cosecha de grano: se ha creado un mercado de crédito en el que Anastasia y Casimiro han realizado un trueque intertemporal.
El trueque intertemporal no tiene derechos sobre un medio común, sino sobre una variedad de bienes (y tal vez incluso servicios). Como sugieren Innes y otros, conteos u otros medios de registrar deudas y créditos podrían haberse inventado al crecer economías y poblaciones primitivas. Esa manera de registrar créditos y deudas rebajaría los costes de transacción del trueque intertemporal. En concebible que esos mecanismos para registrar créditos y deudas puedan haber sido negociables e intercambiados por otros bienes.
Imaginemos que Anastasia tiene un pagaré por una porción de la cosecha de Casimiro, pero prefiere manzanas ahora a un derecho futuro sobre el grano de Casimiro. Tadeo prefiere un derecho futuro sobre grano a las manzanas que cuelgan de sus árboles. Así que Anastasia ofrece a Tadeo el pagaré a cambio de manzanas. Si no hubiera sido por el pagaré, Anastasia, Casimiro y Tadeo tendrían que haberse reunido para acordar una transacción así. Sin el trueque intertemporal en forma de pagaré, Anastasia y Casimiro nunca habrían realizado la transacción ni Anastasia habría tenido el pagaré para trocarlo por otros bienes.
El rechazo de Menger basado en el hecho de que el crédito existiera antes que el dinero no es válido. Sin embargo, los que argumentan Innes y Graeber no es completamente irrelevante. Lo que contamos a estudiantes y a nosotros mismos está demasiado simplificado. Deberíamos rescribir nuestros libros de texto para incluir la posibilidad de crédito precediendo a un medio común de intercambio y llamarlo trueque intertemporal.
Publicado originalmente el 25 de julio de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.