Luchemos contra la pobreza desde el liberalismo

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Es habitual asociar liberalismo con una despreocupación por la ayuda a los más desfavorecidos y en general por la pobreza. ¿Se muere gente de hambre en África? ¿No puedes hacer frente al pago de la hipoteca? Soy liberal, eso no va conmigo… con la caridad privada ya se solucionará. ¿Qué hay de cierto en todo eso?

El liberalismo a priori es neutro con la pobreza, es simplemente un marco de relaciones basado en la libertad, los contratos y la propiedad. Poco nos dicen estas normas sobre la pobreza. Por tanto, podemos tener liberales a los que la pobreza les es indiferente y liberales para los cuales es una gran preocupación. Eso sí, a lo que en principio se opondrán los liberales es a los programas estatales de lucha contra la pobreza, se llame Estado de Bienestar o se llame ayuda al desarrollo. Esta oposición es precisamente la que nos ha granjeada la fama de personas individualistas despreocupadas por las necesidades de los demás.

En este artículo intentaremos explicar por qué el liberalismo es compatible tanto con una profunda preocupación por la pobreza, como con una sociedad de bienestar que proporcione seguridad a sus miembros ante imprevistos y situaciones de necesidad.

Libertad económica: la vacuna liberal contra la pobreza.

Los liberales defendemos un sistema económico con la máxima libertad económica posible. Muchos creemos que el libre mercado es el mejor sistema para generar prosperidad y reducir la pobreza mundial. Podrán acusarnos de estar equivocados con esta afirmación, pero no podrán acusarnos de despreocuparnos por la pobreza, puesto que muchos defendemos el libre mercado precisamente para acabar lo antes posible con la lacra de la pobreza.

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Los últimos dos siglos han sido testigo de la mayor reducción de pobreza vivida en la historia, no estamos bien pero estamos mejor. La pobreza se ha reducido porque se ha creado riqueza, parece una tontería, pero son muchos los que quieren acabar con la pobreza redistribuyendo la riqueza ya existente, cuando históricamente la pobreza se reducido por mayor producción de bienes y servicios. Los liberales creemos que la creación de riqueza de los últimos dos siglos se ha debido fundamentalmente a la apertura comercial, la acumulación de capital, la inversión, la división internacional del trabajo, en definitiva, al libre comercio mundial. Los países con mayor libertad económica según el índice elaborado por la Heritage Foundation y el Wall Street Journal tenían en el 2015 una renta per cápita de 52,799 dólares, los menos libres de 7,955, casi siete veces menos. La correlación entre libertad económica y riqueza es evidente, por ello, la vacuna liberal contra la pobreza son los marcos institucionales libres y seguros, donde al respetarse la propiedad y los contratos se creen las condiciones óptimas para el ahorro y la inversión, garantías de riqueza futura.

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Sociedad de Bienestar frente a Estado de Bienestar.

El Estado de Bienestar supone que un grupo de políticos tienen el poder de obligar a la población a aportar a la organización estatal cualquier cantidad de renta que estimen oportuna a cambio de unos servicios indeterminados. El ciudadano sólo tiene derecho a emitir un insignificante voto entre  varios millones para elegir al siguiente grupo de políticos que dirigirán el gobierno. No os extrañe que los liberales, para los cuales la libertad y la capacidad de elección son enormemente valiosas, sean muy críticos con este sistema. A cualquier persona con sentido común le parecería una locura votar para elegir a los gestores de Apple y permitirles posteriormente cobrarnos lo que ellos quieran a cambio de los productos que ellos estimen. Con el Estado sucede exactamente lo mismo, un mal sistema con unos malos incentivos.

Ahora bien, Apple nos proporciona una tecnología que podemos considerar que no son de primera necesidad, los servicios del Estado sin embargo tienen un enorme valor para la sociedad. En el fondo funciona como una enorme aseguradora que cubre muchos riesgos que nos afectan; nos cubre contra el riesgo de enfermedad, de desempleo, de jubilación y redistribuye la renta para ayudar a aquellas personas que pasan por situaciones de necesidad. Todas son funciones de enorme valor pero ¿qué precio estamos pagando por poner estas importantes funciones en manos de unos políticos irresponsables?

Es un auténtico disparate un sistema donde los politicos extraen las rentas de la ciudadanía de forma forzosa y las asignan discrecionalmente sin ningún tipo de rendición de cuentas. Siento desilusionarte, tus pensiones, seguro de desempleo o sanidad dependen de un político futuro que ni siquiera conoces, quizás simplemente decida que no valen la pena y asigne esos fondos a un conglomerado empresarial que le reservará un asiento en su consejo de administración con un módico sueldo. No hay nada más inseguro que el Estado de Bienestar.

Los liberales criticamos el Estado de Bienestar porque se transforma demasiado a menudo en el Bienestar del Estado y sus lobbys afines. Sin embargo, y esto es importante, no nos oponemos a instituciones que proporcionen instrumentos de cooperación social para prestar servicios como sanidad, pensiones, cubrirse de situaciones de necesidad futura o ayudar a aquellos que pasan por situaciones de necesidad en el presente. De hecho, nos gustan las sociedades seguras, solidarias y cooperativas.

A lo largo de la historia han existido múltiples instituciones voluntarias que han permitido cumplir de manera satisfactoria las funciones que hoy día cubre el Estado de Bienestar. El ahorro, los seguros privados, la familia, la filantropía y las sociedades de ayuda mutua son ejemplos de ello. Gracias a estas instituciones las personas se cubrían de imprevistos futuros de forma individual o mediante la cooperación con los demás.

Pongamos el ejemplo de las sociedades de ayuda mutua o friendly societies, asociaciones sin ánimo de lucro cuyos miembros pagaban una cuota y adquirían el derecho a recibir entre otros servicios seguros de desempleo, servicios sanitarios, pensión de invalidez o jubilación. A diferencia de los seguros privados que sólo cubren las situaciones estrictamente estipuladas en sus pólizas, eran más flexibles y cubrían a sus miembros incluso ante situaciones imprevistas no tasadas anteriormente. Las friendly societies eran en definitiva asociaciones de personas que cooperaban para cubrirse mutuamente ante imprevistos. ¿En que sentido es superior el Estado de Bienestar? En ninguno, el Estado de Bienestar es imposición y control político, las friendly societies son cooperación y libertad.

En definitiva, ni el liberalismo está reñido con ayudar a los pobres, de hecho no hay nada que ayude más a los pobres que el libre comercio global, ni implica sociedades individualistas, inseguras e insolidarias, ya que el asociacionismo voluntario permite una red social más justa y eficiente que el Estado de Bienestar. Por todo ello, luchemos contra la pobreza y la necesidad del mejor modo posible, luchemos contra la pobreza y la necesidad defendiendo la libertad.

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