Querido Gary Johnson, no existe un impuesto al carbono del “libre mercado”

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Hay pocas cosas menos populares en la política estadounidense de aumentar los impuestos, por eso hay una larga tradición de políticos estadounidenses encontrando maneras de evitar usar la palabra que empieza por “i”.

Mientras que no es sorprendente ver este tipo de trucos políticos en los dos partidos que tienen un historial de uso de juegos de palabras orwellianos para hacer crecer el gobierno (como el nombre encantador de la  Patriot Act), es extremadamente lamentable ver al nominado por el Partido Libertario, Gary Johnson, recurrir a las mismas tácticas.

Durante una entrevista con el Juneau Empire, se preguntó a Gary Johnson acerca de sus opiniones sobre el cambio climático:

“Creo que se está produciendo un cambio climático. Creo que lo causa el hombre”, dijo Johnson.

Para enfrentar el cambio climático, Johnson dijo que creía “que puede haber y hay una aproximación de libre mercado al cambio climático”. Eso incluiría una tasa (no un impuesto, dijo) sobre el carbono. Esa tasa haría que los contaminadores soportaran un coste de mercado.

Lo interesante es que mientras que Gary Johnson trataba de evitar llamar a su propuesta un impuesto cuando hablaba con un periódico en el “estado republicano” de Alaska, era más sincero con explicaba la idea en un espacio editorial que parece más favorable a los impuestos, Los Angeles Times. Además de atribuir al mercado libre, y no a las regulaciones de la administración Obama, el declive del sector del carbón estadounidense, el gobernador dijo que estaba “también abierto a la idea de un impuesto al carbono. Que sí tiene un impacto, que sí acaba siendo neutral en los ingresos”.

Aunque está bien que Gary Johnson no quiera hacer engrosar las arcas del gobierno con un impuesto al carbono, desgraciadamente ese detalle no hace a esta propuesta menos preocupante ni más de “libre mercado”.

Después de todo, es imposible para un presidente o parlamento fijar un impuesto (o tasa) de “libre mercado” sobre nada. Considerando aquí el objetivo explícito, sería un intento de tratar de usar a los recaudadores públicos de impuestos para alterar el comportamiento de los emisores de dióxido de carbono y es difícil ver esto como algo que no sea intervención pública. Aunque este tipo de intervención confusa con el mercado libre podría también explicar por qué Gary Johnson atribuye frecuentemente al mercado libre, y no a las cargas regulatorias de la administración Obama, el declive del sector del carbón estadounidense.

Johnson también trata de seguir el truco común usado por algunos defensores “conservadores” del impuesto al carbono, describiendo su impuesto como un “precio sobre el carbono”. En su entrevista con el Juneau Empire, Gary Johnson describe su propuesta como un “coste del mercado”. Por supuesto, calificar a una sanción arbitraria impuesta por el gobierno a las emisiones de carbono como un “coste del mercado” es tan falso como no calificar dicho plan como un impuesto. Como señalaba el Dr. David Henderson en respuesta a esos juegos verbales:

El carbono ya tiene un precio o, más exactamente, múltiples precios. El gas natural tiene un precio, el petróleo tiene un precio, el carbón tiene un precio. Y sus precios están relacionados con el componente de carbono valioso de esos carburantes, porque es el carbono el que hace valiosos dichos carburantes. Igual que no existe un almuerzo gratis, el carbono no es gratis.

En su defensa, el gobernador Johnson admite no está al tanto de los pequeños detalles de lo que sería un impuesto al carbono, diciendo al LA Times: “Realmente al cabo de saltar a bordo, al reconocer que hay mucha gente está aceptando esto, de la que valoró su opinión”.

Por si fuera así, sugiero a Gary Johnson escuchen menos de economistas de “libre mercado” como Greg Mankiw y, por el contrario busque en la obra de gente común nuestro Robert Murphy. Murphy no solo ha señalado los pedidos implícitos de confiar en el gobierno para combatir el cambio climático, sino que ha ilustrado las mentiras concretas incluidas en la misma idea de un impuesto al carbono neutral en ingresos:


cuerdo de intercambio de un impuesto del carbono de razón cuando afirman que los mayores daños en un impuesto al carbono pueden compensarse parcialmente si lo que se recibiera se usara para reducir otros impuestos. Sin embargo, normalmente saltan de esta afirmación verdadera a la conclusión injustificada de que con un impuesto al carbón o neutral en ingresos todos ganaríamos en la economía, al reducir distorsiones en el código fiscal y proporcionar beneficios medioambientales. Por el contrario, es teóricamente posible y empíricamente probable que un impuesto al carbón neutral en ingresos imponga más pérdidas por pesos muertos a la economía, compensando al menos parte de los potenciales beneficios medioambientales.

Y en caso de que Gary Johnson quisiera repasar como serían las soluciones reales del mercado libre, la mayoría de las lecciones de la universidad Mises 2016 están ahora disponibles en Youtube y SoundCloud.

Publicado originalmente el 22 de agosto de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.