El legado de Ludwig von Mises

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“ Mises, no obstante circunstancias tan tristes y aciagas, desempeñó su seminario con enorme dignidad, sin quejarse jamás de nada. Quienes con él convivimos en la universidad neoyorquina, nunca escuchamos de sus labios una palabra agria ni resentida. Mises laboraba incansablemente por avivar la más mínima chispa intelectiva que sus discípulos mostraran, siempre con aquella dulzura, aquella elegancia que lo caracterizaban. Un torrente de maravillosas posibilidades investigadoras brindaba, cada semana, al auditorio. Joyas, de facetas perfectamente talladas, eran sus conferencias, profundas exposiciones de múltiples aspectos de su ideario”.[1]

Murray N. Rothbard

Hoy es 29 de septiembre, el aniversario de nacimiento del economista, filósofo e historiador austriaco Ludwig von Mises, y no podía menos que dedicarle unas líneas a tan importante personaje. No quisiera ponderar su obra, pues la supervivencia al paso del tiempo y la vigencia de la misma ya lo han hecho por mí. Tampoco quisiera hablar de su vida, pues es poco lo que puedo decir que no se haya dicho ya. Más bien quisiera reconocer el que considero el mayor legado del profesor Mises para la posteridad, un legado que vemos hoy vivo en todas y cada una de las personas que siguen haciendo de la economía austriaca una disciplina científica válida frente a un mainstream académico y político dominante, cada vez más reacio a buscar a través de la metodología adecuada una explicación real –y por tanto una solución– a los problemas que aquejan a nuestra sociedad.

Y ese es precisamente el legado de Mises: fue el primer economista austríaco en hacer escuela. Y no quiero desmerecer el trabajo de grandes economistas como Carl Menger, Eugen Böhm-Bawerk o el mismo Friedrich A. Hayek, pero habrá que reconocer que si alguien le dio continuidad a la Escuela Austriaca a través de sus discípulos fue Mises.

En Viena Mises tuvo una carrera académica nada fácil, como muchos sabemos: sus posiciones radicalmente opuestas en muchos sentidos a las del resto le impidieron mantener una cátedra estable en la universidad. Sin embargo, esto no le impidió conseguir un seminario como profesor externo, con lo que logró influir en muchos jóvenes estudiantes, economistas e intelectuales, algunos de los cuales posteriormente seguirían los pasos de Mises o al menos seguirían la tradición metodológica de la Escuela Austriaca desarrollando postulados independientes partiendo de esta tradición científica (fundamentalmente del individualismo metodológico y el subjetivismo).

Quizá los dos personajes de mayor relevancia para el posterior desarrollo de la economía austriaca que asistieron al seminario de Mises en Viena fueron Friedrich A. Hayek y Frizt Machlup, ambos importantes figuras y brillantes intelectuales de la Escuela Austriaca de Economía.

Mises se mudó a Suiza a mediados de los años 30 y en Ginebra encontró por fin un espacio y un reconocimiento académico que no había tenido en Viena, pero los avances del nacionalsocialismo de Hitler en Europa y su condición de judío le hicieron huir a EE.UU. para salvaguardar su vida de un posible arremetimiento contra su persona por parte de los nazis.

Mises llegó a sus 60 años a Nueva York, donde tampoco conseguiría una plaza formal dentro de la Universidad. No obstante, logró reabrir su seminario privado y con ello consiguió innumerables discípulos que continuarían y extenderían la tradición metodológica de la Escuela Austriaca por el mundo.

Hayek llegó a comentar que la naturaleza del seminario de Mises en EE.UU. no había tenido la misma calidad de asistentes que el de Austria, pues mientras que al seminario de Mises en Viena asistían intelectuales reconocidos que iban a debatir puntos de vista ya formados y por lo tanto a  participar del debate que se generaba, donde Mises hacía el papel de moderador. En Nueva York los asistentes eran en su mayoría estudiantes que acudían a Mises en calidad de mentor. Sin embargo, de estos seminarios y de la actividad académica de Mises en EE.UU. surgieron grandes economistas de la talla de Israel M. Kirzner, George Reisman, Hans Sennholz y Murray N. Rothbard, quienes seguirían dando impulsos a la tradición austriaca.

En 1974, a un año de su muerte, su discípulo Friedrich A. Hayek  fue galardonado con el Premio Nobel de Economía, distinción que se le otorgó por sus trabajos sobre teoría monetaria que habían sido iniciados por Mises y extendidos por el mismo Hayek: sin duda alguna éste también fue un reconocimiento simbólico al trabajo de Mises. Este año coincidió con el resurgimiento de la Escuela Austriaca del que sin duda alguna Mises es directa o indirectamente responsable.

El ejemplo de Ludwig von Mises permitió que otros economistas y profesores dedicaran tiempo y esfuerzo no sólo a desarrollar el paradigma científico de la Escuela Austriaca, sino a hacer escuela en torno a ellos, hecho que fue de vital importancia para la supervivencia de esta tradición científica que hoy goza de muy buena salud. Quizá uno de los casos más emblemáticos sea el de Murray N. Rothbard, que, siguiendo el ejemplo de Mises, y a través de su actividad académica, intelectual y divulgativa, logró expandir el paradigma austriaco y formar a su vez una gran cantidad de discípulos que hoy en día siguen con tesón la labor de su maestro.

Tal es el legado de Ludwig von Mises. No se puede hablar de una Escuela Austriaca de Economía sin que Mises sea sin duda alguna –con sus virtudes y defectos– la figura central. Mises es ejemplo de compromiso y decisión, pues aun siendo un pensador marginado de los círculos intelectuales, pues aun siendo un educador relegado de la academia, pues aun cuando su situación personal era bastante complicada, él siguió adelante con su trabajo: siguió adelante por aquello que creyó correcto  y hoy, después de muchos años de su muerte, estamos recogiendo los frutos de su esfuerzo científico y de su constancia.

El legado de Mises vive hoy en las manos de todos aquellos que siguiendo su ejemplo están dando la batalla por las ideas, por la verdad científica y por la defensa de la sociedad libre. El legado de Mises no es otro el que de la misma Escuela Austriaca, y que esta no muera es un compromiso que está en las manos de los que hoy hacen vida dentro de la escuela y de quienes encontramos en ella una forma de entender el mundo real.

[1]Rothbard, M. (1985). Lo esencial de Ludwig von Mises. Madrid: Unión Editorial.


Luis Landa. Fundador y Director de Formación del Instituto Ludwig von Mises Venezuela.  Twitter: @Luis_Ale_Landa

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