Llamadme anticuado, pero una cosa que siempre agradezco cada día de acción de gracias es la bendición de no tener a Franklin Delano Roosevelt en la Casa Blanca. Después de todo, de todos los sectores del movimiento progresista estadounidense, pocos tienen un historial de pecados similar al de FDR. El hombre habitualmente alabado en los salones universitarios fue culpable de los campos de internamiento japoneses, de robar el oro de los estadounidenses, de prolongar la Gran Depresión y de establecer múltiples agencias federales que continúan acosando hoy a la economía estadounidense. Pero tal vez uno de los ejemplos más absurdos del arrogancia presidencial de Roosevelt fue su intento en 1939 de trasladar el día de acción de gracias a una semana antes de su fecha tradicional del último jueves de noviembre.
La motivación del Presidente se habría ganado la aprobación de su amigo John Maynard Keynes. El país seguía sufriendo la Gran Depresión y algunos comerciantes importantes estaban preocupados porque, como la festividad caía en la fecha inusualmente tardía del 30 de noviembre, las ventas posteriores al día acción de gracias iban a sufrir. El cabildeo resultó eficaz, ya que FDR quedó convencido de que trasladar la fecha al 23 de noviembre ayudaría a impulsar el consumo y a la economía con él. El 31 de octubre, el presidente Roosevelt firmó la proclamación ejecutiva 2373, haciendo oficial del cambio.
El cambio encontró resistencia inmediata, solo amplificada por el anuncio tardío del traslado. Los republicanos compararon la decisión del presidente con “la omnipotencia de un Hitler”, mientras que los clubs de fútbol americano (que normalmente programaban partidos importantes para el día de acción de gracias) se enfadaron particularmente por al cambio repentino. Las encuestas encontraron que un total del 62% de los estadounidenses se oponía a las acciones del presidente. Los demócratas estaban a favor del traslado por 52% a 48%, mientras que los republicanos se oponían por 79% a 21%. Esta división partidista fues atirizada por el creador de los Looney Toons, Tex Avery, en su corto animado de 1940 Holiday Highlights , que listaba distintas fechas para el día acción de gracias para demócratas y republicanos.
Los gobiernos estatales también se implicaron. En una forma de anulación de tema festivo, 25 estados con gobernadores republicanos rechazaron reconocer lo que iba ser calificado burlonamente como “franksgiving”, manteniéndose en la fecha original del 30 de noviembre, mientras Texas optó por reconocer ambas.
A pesar de la respuesta contraria, FDR continuaría con su fecha anticipada de día acción de gracias hasta que su Departamento de Comercio descubrió en 1941 que, como la mayoría de sus intentos de estimular la economía, el franksgiving era un fracaso. Como informaba el New York Times, “un número record de periodistas” estaban presentes para oír al presidente admitir que “el Departamento de Comercio había descubierto que la expansión esperada de las ventas al por menor no se había producido”. Pero esto no significaba que el gobierno hubiera acabado de entrometerse con la festividad. En noviembre de 1941, el congreso trabajó conjuntamente con el presidente para llegar a un acuerdo bipartidista reconociendo oficialmente al día de acción de gracias como el cuarto jueves de noviembre.
Así que en este día acción de gracias no importa lo difícil que pueda ser evitar tener una discusión política con amigos y familia, agradezcamos que al menos la propia festividad ya no se ve afectada por el partidismo. Después de todo, las fiestas deberían ser siempre tiempo para disfrutar con los seres queridos, lejos de las maquinaciones de los tiranos públicos.
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