Una de las justificaciones ofrecidas por los defensores de Clinton era que la pérdida de las elecciones no se debió a (1) que el establishment preparase la victoria en las primarias para Clinton; (2) la selección de la figura más representativa del establishment cuando todas las encuestas señalaban que la gente quería a alguien de fuera; (3) las encuestas que daban a Clinton una puntuación récord en cuanto a baja popularidad y honestidad; O (4) los continuos pasos en falso de Clinton y su personal en vez de ser honestos a la hora de tratar los diversos escándalos. En lugar de eso el problema fueron las “noticias falsas”. Cuando esto se planteó durante las apariciones públicas de las últimas semanas, pedí repetidamente a estas personas que señalen qué noticias falsas influyeron en las elecciones. A menudo citan la investigación del FBI, pero eso no es una noticia falsa. Era una noticia real. También citan a Wikileaks. Sin embargo, mientras que Clinton y la jefa de la DNC, Donna Brazile, sugirieron que los correos electrónicos fueron manipulados, no presentaron ninguna prueba de tal manipulación por parte de Wikileaks.
Cuando el New Yorker presionó al portavoz anónimo (curioso puesto) de ProporNot, este no hizo grandes esfuerzos por explicar por qué pusieron en la lista sitios conservadores como Drudge.
Sin embargo, cuando se le presionó sobre los patrones técnicos que llevaron a PropOrNot a etiquetar al Drudge Report como un altavoz de propaganda rusa, lo único que pudo señalar es una percepción general de que su contenido está sesgado. “Ellos actúan como altavoz en un grado significativo, en el sentido de que instan al público a consultar material ruso”, dijo. “No hay razón a priori, dando un paso atrás, por la que un sitio de noticias conservador debería depender de tantas fuentes de noticias rusas. ¿Qué hay de eso?”
Aquí tenemos el duro trabajo periodístico. El Post insiste en que tenía otras fuentes, pero ¿cómo justifican su confianza en esta banda anónima de obvios amateurs?
He sido muy crítico con sitios como The National Report, un grupo de auténticos idiotas juveniles que se emocionan al publicar noticias falsas. Esos sitios son la versión de Internet de los graffitis, y los servidores deben tenerlos en cuenta. También he defendido las demandas por difamación y mentiras cuando sea posible. Sin embargo, afortunadamente existen pocos adultos a los que realmente les emocione engañar a la gente publicando historias falsas. Ellos son la misma clase de gente a la que le encanta ver cómo los bomberos se apresuran a tratar con falsas alarmas. Degradar a otros engañándolos les proporciona un extraño sentido de valor personal.
La controversia actual es diferente. Muchas personas en Washington están enfadadas con Wikileaks – no porque los correos electrónicos sean falsos, sino porque demostraron lo que muchos sospechaban desde hacía tiempo. . . Que Washington es un lugar altamente corrupto lleno de gente verdaderamente despreciable. Para las personas que se ganan la vida controlando los medios de comunicación y la información, fue como si los bárbaros destruyesen las murallas de Roma. Así que la respuesta es pedir una regulación gubernamental para combatir las noticias que se declaren “falsas” o propaganda. Se trata del último esfuerzo por convencer a la gente de que renuncien a sus derechos y abracen la censura.
Publicado originalmente el 09/12/2016.
Traducido del inglés por Verónica Santamaría, editoria de revista Libertario.es. El artículo original se encuentra aquí.