Los gobiernos de todo el mundo atacan el consumo de tabaco. Sabemos que fumar es malo para la salud, pero los gobiernos han conseguido crear una nueva serie de riesgos para la salud a través de sus intervenciones. La Guerra contra el Tabaco está entre las doctrinas más erróneas de la política del comportamiento y aun así los políticos continúan aplicándola. Los efectos colaterales sobre el sector privado así como sobre la salud personal han sido ignorados desde hace tiempo por los defensores de la libertad de fumar. Sin embargo, existen estos efectos colaterales.
La prohibición de fumar daña a las pequeñas empresas y es ineficaz
Un estudio de 2008 en Alemania confirmaba lo que las asociaciones que representan a los sectores de bares y restaurantes estaban afirmando durante mucho tiempo. Una comparación de estados federales alemanes que han implantado una prohibición de fumar con estados que no lo han hecho, demostraba que la prohibición redujo el consumo de bebidas en bares y restaurantes. Al mismo tiempo, en Suiza, los representantes del sector de la cerveza afirmaban que la prohibición del tabaco había aumentado las ventas de cerveza enlatada las tiendas, ya que la gente prefería llevar sus bebidas al exterior a sentarse en bares a los que se había obligado a prohibir el consumo de tabaco. En Reino Unido, pubs de todo el país habían perdido tanto negocio como resultado de la prohibición de fumar que algunos habían podido obtener un recorte fiscal. “Informes de salud” de la izquierdista BBC ignoraban continuamente el efecto sobre los putts locales, mientras algunos medios de comunicación reclamaban que también se prohibiera fumar en el exterior. Los políticos se han apresurado a mostrar estadísticas de que a los negocios actuales les va bien, estas afirmaciones están distorsionadas por el hecho de que muchos pubs han cerrado desde que se aprobaron las prohibiciones. En UK, el número de pubs (que ha tenido una caída radical desde la década de 1980) cayó al nivel más bajo en una década, con 27 cierres semanales.
Naturalmente, la prohibición de fumar debería ser una opción para las empresas privadas, pero solo si es voluntaria. Con una creciente cantidad de personas convirtiéndose en no fumadoras, debería ser algo obvio para un mercado libre: los bares libres de humo son un nicho de mercado en expansión. Pero indudablemente, dar libertad de elegir no es la manera en que funciona gobierno: gran gobierno quiere decir centralización y estandarización.
Además, las predicciones de fumar no reducen realmente esto. Los datos en Francia (que implantó su prohibición de fumar en 2008) demuestran que el consumo de productos del tabaco sólo se corresponde con los precios.
Fuente: Institut national de prévention et d’éducation pour la santé (INPES)
De hecho la cantidad de tabaco vendido inmediatamente después de la prohibición aumentó en 1.500 toneladas. El gobierno francés reaccionó inmediatamente aumentando el nivel de precios en un 300% a lo largo de los siguientes tres años (entre 2010 y 2013, el precio aumentó en 1€ por paquete de media; el 80% del precio de cada paquete son impuestos).
La prohibición de los anuncios es una prohibición de la libre expresión
En Europa, Alemania está entre los pocos países que sigue permitiendo la publicidad de productos del tabaco con muestras, carteles exteriores y en el cine. Sin embargo, recientemente, el gobierno alemán ha decidido prohibir tanto las muestras como los carteles, restringiendo los anuncios del cine a los anteriores a películas calificadas para mayores de 18 años (sabiendo que, en los últimos cinco años, las películas clasificadas para mayores de 18 años suponen solo el 2% de éstas, prohibiéndolos en la práctica).
Algunas voces tratan de discutir esta nueva legislación. De hecho, el experto constitucional alemán Prof. Dr. Christoph Degenhart considera la ley como una violación de la libertad de expresión:
Considerando la existente y extensa regulación [de los productos del tabaco], una mayor restricción de los anuncios del tabaco sería inconstitucional. Esto es especialmente cierto para los anuncios en el exterior, los anuncios en los cines, los anuncios en el punto de venta y la entrega de muestras. El Marco de la Organización Mundial de la Salud sobre Control del Tabaco (FCTC) no indica ninguna obligación de implantar esas predicciones. Una ley federal por tanto estaría fuera de las competencias del gobierno federal.
El problema aquí es que los países europeos ya están lejos de ser absolutistas de la libre expresión: si los anuncios de tabaco no son libre expresión, ¿no debería ser también ilegales los anuncios de whisky? En Europa, afirmar que esto lleva un terreno resbaladizo no es una exageración: en Francia, las empresas que venden alimentos que contienen grasa, sal y azúcar están obligados por ley desde 2007 a añadir mensajes escritos o hablados de advertencia que expliquen que sus productos no son sanos y diciendo la gente que deje de picar y empiece a hacer ejercicio.
El cabildeo contra el tabaco crea conflictos de intereses
Los cabilderos contra el tabaco se dan cuenta de que esto es también rentable para las empresas que venden productos pensados para ayudar a la gente a dejar de fumar. Por ejemplo, en mayo de 2016, el periódico alemán Süddeutsche Zeitung informaba en su versión impresa que la empresa farmacéutica suiza Novartis tenía relaciones cercanas con el Centro Alemán de Investigación Oncológica y el grupo de activistas contra el tabaco Wissenschaftlichen Aktionskreis Tabakentwöhnung (WAT), que en español significa el “Círculo Activista Científico para Dejar de Fumar”. Grupos de interés como el WAT han reclamado que productos y terapias empleados por Novartis fueran reembolsados por el sistema público de atención sanitaria. También han rechazado toda investigación científica que demostrara que el uso de cigarrillos electrónicos fuera una alternativa para dejar de fumar, incluso defendiendo su prohibición a través del gobierno federal. Novartis también ha sido acusada de sobornar a doctores y farmacias en Corea del Sur en un intento de convencerlos para promover los productos de la empresa.
Las soluciones de libre mercado son ignoradas o eliminadas
En respuesta a los continuos ataques legales al tabaco y las evidencias de los efectos la salud de fumar, el vapeo ha revolucionado el sector del tabaco: muchos fumadores cambiaron a estos dispositivos para encender líquidos aromatizados. Por desgracia para el sector del vapeo, donde hay innovación en el mercado aparece pronto regulación. Como cabía esperar, la Unión Europea pronto atacó los e-cigs limitando la capacidad del contenedor, limitando el tamaño de los paquetes de rellenado, debilitando la potencia, haciendo obligatorios los paquetes a prueba de niños, investigando regularmente a los fabricantes y abriendo la puerta a una completa prohibición del vapeo en toda la UE.
En realidad, el vapeo ha demostrado ser una forma fácil y considerablemente eficaz de dejar de fumar. Además, sus efectos sobre la salud no son comparables al tabaco normal y los estudios sobre el consumo de líquidos de nicotina por niños han sido rebatidos. Un artículo de 2014 en la revista Therapeutic Advances in Drug Safety apoyaba esto: “Las evidencias actualmente disponibles indican que los cigarrillos electrónicos son con mucho una alternativa menos dañina a fumar y se esperan importantes beneficios en la salud para los fumadores que pasen del tabaco los cigarrillos electrónicos”, afirman los autores. “No hay tabaco ni combustión en los CE, así que los vapeadores habituales pueden evitar diversos productos químicos tóxicos y dañinos que están normalmente presentes en el humo de los cigarrillos de tabaco”.
El empaquetado neutro crea un riesgo para la salud
En Europa, el “empaquetado neutro” es la gran idea que tuvo su inicio en 2016: después de que la UE aprobara una directiva legislativa para prohibir fumar en lugares como bares o night clubs (que tienen que implantar todos los estados miembros en 2018), los defensores del estado-niñera tenían que encontrar nuevas maneras de hacer visible su “lucha contra el tabaco”. Lo que todavía no es una directiva ya ha sido implantado por parte de Reino Unido y Francia, pretendiendo ambos ser modelos en la política antitabaco. Desde enero de 2017 en Francia y desde mayo de 2017 en UK, todas las ventas de tabaco tienen que hacerse en paquetes neutros, lo que significa: una fuente neutral que indique la marca, grandes etiquetas de advertencia e imágenes desagradables de problemas de salud relacionados con el tabaco para disuadir de fumar.
Francia y Reino Unido, unidos al hecho de que esos países ya están entre los que tienen los cigarrillos más caros debido al IVA (impuesto a las ventas) y los impuestos especiales, estarán haciendo a un grupo concreto otro enorme favor: a los contrabandistas y falsificadores de tabaco.
Australia, primer país que introdujo el empaquetado neutro obligatorio para el tabaco, tiene experiencia con este fenómeno. Entre mediados de 2011 y mediados de 2013, Australia ha visto un aumento del 60% en la falsificación de cigarrillos. El mismo efecto se ve en Reino Unido, donde falsificar marcas de tabaco genera 45 millones de libras (casi 55 millones de dólares) al año. Estos productos falsos conllevan riesgos enormes, como indica una investigación para The Sun: “Un análisis independiente de laboratorio llevado a cabo para The Sun revelaría posteriormente que un paquete de sus cigarrillos [del vendedor de que consiguieron el producto] contenía heces de insecto, huevo, piel, ácaros, ‘materia orgánica desconocida’ y una piedra”.
El 15% de los cigarrillos alemanes son consumidos pero no comprados en Alemania, lo que indica que mucho tabaco viene legal o ilegalmente (cantidades excesivas en la aduana) de países como Luxemburgo o la República Checa, donde el tabaco es más barato, pero también esa falsificación del producto empieza a convertirse de una parte considerable del mercado.
A medida que avance la Guerra contra el Tabaco, igual que en la Guerra contra las Drogas, creará un mercado menos transparente con turbios traficantes en las calles y mercancía peligrosa en el mercado negro.
El infantilizador estado niñera hace más mal que bien
Nadie niega los riesgos para la salud que supone fumar tabaco, pero las políticas públicas ni están creando un ciudadano informado y responsable, ni están haciendo mejores las condiciones del mercado. Los legisladores europeos están infantilizando a su electorado, atacando su libertad para determinar por sí mismo qué riesgos quiere aceptar. Los legisladores rechazan afrontar la evidencia de que sus intromisiones en las ventas de tabaco no han reducido el consumo de cigarrillos y de que los continuos aumentos de precio alimentarán el mercado negro, generando productos más dañinos en el mercado.
La única solución que deberían probar los políticos es la libertad: dejar que las personas elijan por sí mismas y solo entonces elegirán sabiamente.
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