¿Qué hará Trump con el cartel del banco central?

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EEUU es con mucho la mayor economía del mundo. Sus mercados financieros (ya sea de valores, bonos o derivados) son los más grandes y más líquidos. El billete verde es la divisa más importante para las transacciones. Muchas divisas en el mundo (ya sea el euro, el renminbi chino, la libra británica o el franco suizo) se han apoyado realmente en el dólar de EEUU.

El mundo está en la práctica en un patrón dólar EEUU y la Reserva Federal de EEUU (la Fed) ha ascendido al status no oficial del banco central del mundo. El auge del billete verde se ha visto impulsado en buena medida por la banca internacional, que básicamente se ha “dolarizado” en términos de sus actividades de préstamo y emisión.

La Fed establece la política global

La política de la Fed no solo determina las condiciones de crédito y liquidez en EEUU, sino que también lo hace en muchos mercados financieros en todo el mundo. Por ejemplo, los movimientos de los tipos de interés a largo plazo de EEUU tienen efectos sobre los mercados bursátiles y de crédito, por ejemplo, en Europa y Asia. Las acciones de la Fed son los proyectos de política monetaria de muchos países en todo el mundo.

El gráfico muestra la oferta de la Fed de liquidez de dólares de EEUU recién creados enviados a otros bancos centrales en todo el mundo. También muestra el llamado “euro cross currency basis swap”, que puede interpretarse como un “indicador de estrés”: Si cae en territorio negativo, significa que los bancos del euro encuentran cada vez más difícil obtener crédito en dólares de EEUU en el mercado libre. La inyección de la Fed de nuevos balances de dólares de EEUU en el sistema financiero ha ayudado a reducir este indicador. Desde finales de 2016, sin embargo, ha empezado a aventurarse de nuevo por el territorio negativo, señalando potencialmente que los bancos del se encaminan euro de nuevo hacia problemas.

La crisis económica y financiera de 2008-09 ha aumentado aún más la dependencia del sistema financiero mundial del dólar de EEUU. Ya en diciembre 2008, la Fed proporcionó los “acuerdos de intercambio de liquidez”. Para la siguiente la Fed está dispuesta a prestar dólares de EEUU recién creados a los bancos centrales en todo el mundo.

Por ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE) puede obtener dólares de EEUU de la Fed y prestar los fondos a bancos nacionales con problemas que necesiten financiación en dólares. En otras palabras: los acuerdos de intercambios de liquidez pueden remplazar fácilmente la financiación en divisa extranjera en el mercado por medio de créditos en divisa extranjera proporcionados por los bancos centrales.

Entretanto, todos los grandes bancos centrales del mundo (el Banco Central Europeo, el Banco de Japón, el banco central chino, el Banco de Inglaterra y el Banco Nacional Suizo) se han unido al club de los acuerdos de intercambio de liquidez. También han acordado suministrar sus propias monedas a todos los demás bancos centrales, en cantidad prácticamente ilimitada si es necesario.

No sorprende, por tanto, que hayan disminuido sustancialmente las preocupaciones por un impago de créditos en los mercados financieros. Los inversores se sienten seguros de que los grandes bancos no impagarán sus pasivos en divisa extranjera, ya que ese evento de crédito se considera políticamente indeseable y los bancos centrales pueden evitarlo sencillamente imprimiendo nuevo dinero

Hacia un banco central mundial.

La cooperación y coordinación cercanas entre bancos centrales bajo la tutela de la Fed equivale a una cartelización internacional de la banca centralizada, abriendo el camino hacia una sola política monetaria mundial dirigida por un solo banco central mundial todavía por determinar. Esa evolución, por supuesto, es la que más interesa a quienes están a favor de establecer un solo gobierno mundial.

¿Cómo tratarán el presidente Donald J. Trump y su administración la cartelización de la banca centralizada? Mr. Trump no parece ser un “internacionalista” que busque construir un nuevo orden político por medios políticos y militares. Si es así, antes o después tendrá que ocuparse de las políticas de la Fed, notablemente de sus acuerdos de intercambio de liquidez.

La política de la Fed ha hecho al sistema financiero mundial adicto a cantidades cada vez mayores de dólares de EEUU, fácilmente accesibles y suministrados con tipos de interés bastante bajos. De esto se han beneficiado enormemente los bancos de EEUU, mientras que los estadounidenses medios se ha llevado la peor parte: pagan el precio en términos, por ejemplo, de auges y declives y de una erosión del poder adquisitivo del dólar de EEUU.

Qué debería hacer Trump

Si la administración Trump realmente quisiera mantener su promesa de campaña de hacer grande de nuevo a EEUU, no hay manera de evitar ocuparse de la política de la Fed. Un primer paso en esa dirección es la idea de someter al banco central de EEUU al examen público (“Auditar la Fed”), haciendo público al alcance de las intervenciones de la Fed en el sistema bancario mundial.

Por supuesto, los acuerdos de intercambios de liquidez en particular puede esperarse que sean fuertemente defendidos por los banqueros centrales, los representantes de los bancos, los cabilderos de las grandes empresas y los economistas ortodoxos como algo indispensable para la estabilidad del sistema financiero. Y con seguridad un abandono repentino de esta práctica supondría casi sin duda un fuerte golpe para los mercados financieros.

Si se quiere hacer algo más de fuerza, podría incluso hacerse que se desplome la pirámide del crédito mundial, construida sobre dinero fiduciario. Sin embargo el argumento realmente importante en este contexto es que la continuación de la práctica de la cartelización del banco central acabaría generando un régimen despótico: y ese sería un régimen mundial de una sola divisa fiduciaria.

Por supuesto, cambiar a mejor no es cosa de la política. Es cosa de mejores ideas. Pues son las ideas las que determina la acción humana. Sean cuales sean estas ideas y de quien quiera que provengan, hacen que los seres humanos actúen. Por esta razón el gran economista austriaco Ludwig von Mises (1881 – 1973) defiende la idea del “principio de moneda fuerte”:

El principio de moneda fuerte tiene dos aspectos. En esa afirmativo al aprobar la elección del mercado de un medio de intercambio comúnmente usado. Es negativo al obstruir la propensión del gobierno a intervenir en el sistema monetario.[1]

Mises también explica convincentemente la importancia del principio de moneda fuerte para todos y cada uno de nosotros:

Es imposible entender el significado de la idea de dinero fuerte si no se aprecia que fue ideada como un instrumento para la protección de las libertades civiles contra las acciones despóticas por parte de los gobiernos. Ideológicamente pertenece a la misma clase que las constituciones políticas y las declaraciones de derechos.

El principio del dinero fuerte de Mises reclama acabar con la banca central de una vez por todas y abrir un mercado libre del dinero. Al haber detenido el globalismo político por ahora, la nueva administración de EEUU tiene ahora asimismo una oportunidad única de hacer al mundo grande de nuevo, simplemente acabando con el monopolio estatal de la producción de dinero.

Si EEUU se moviera en esa dirección (acabar con las leyes de curso legal y dar libertad al pueblo estadounidense para usar, por ejemplo, oro, plata o bitcoin como su medio preferido de intercambio) el resto del mundo probablemente siga su ejemplo. Dicho esto, Mr. Trump podría producir un cambio real, simplemente adoptando el principio de moneda fuerte de Mises.


El artículo original se encuentra aquí.

[1] Ludwig von Mises (1953), The Theory of Money and Credit, Yale University Press, New Haven, p. 414. [La teoría del dinero y del crédito]

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