Neoconservadores contra la ‘derecha alternativa’

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Desde que Hillary Clinton hiciera su declaración respecto a la supuesta “derecha alternativa”, ha habido un gran esfuerzo por parte de algunos observadores de los medios de comunicación para definir este enigmático fenómeno.

Algunos, sin embargo, como el experto “conservador” Jonah Goldberg, no son tan curiosos. En el fondo, Goldberg aseguró ante la presentadora de radio Hugh Hewitt que la “alt-right” no es sino otra manifestación de “racismo”: la “alt-right” consiste en personas que, a pesar de las otras diferencias que tengan, “están de acuerdo en que la cultura blanca es inherentemente superior” y que no debería “haber mezclas raciales con gente marrón inferior”.

Tanto Hewitt como Goldberg insisten en que la “alt-right” —gente como “líder racista” Jared Taylor y aquéllos que escriben para el sitio web “supremacista” de Peter Brimelow, Vdare.com— deben ser expulsados de “el movimiento conservador” y del “Partido Republicano”.

Algunos comentarios:

(1) La noción que hay una entidad definible que puede ser perfectamente empaquetada con la etiqueta “alt-right” es por sí misma sospechosa. Hay más de una razón para este veredicto:

Para empezar y más fundamentalmente, puede haber una derecha alternativa sólo si existe una derecha a la cual ser una alternativa. Dentro paradigma convencional de izquierda/derecha de la política americana por un lado,  la existencia de la supuesta “alt-right” es hecha posible gracias al hecho de que, a juicio de muchos, no existe una derecha genuina.

O, para poner este punto de otra manera, desde la perspectiva de quienes lo rechazan, la “derecha” (basada en el Partido Republicano) es realmente una izquierda alternativa, es sino una variación más suave (y a veces no tan suave) de la izquierda progresista e internacionalista.

Además, si alguien que rechaza al Partido Republicano desde su derecha puede ser considerado “alt-right”, entonces ésta —que incluiría a cierto tipo de libertarios y anarquistas, católicos romanos tradicionalistas, conservadores clásicos y “paleo”, así como “realistas raciales” — sería mucho más intelectual e ideológicamente diversa y mucho más difícil de definir de lo que los Goldbergs y Hewitts nos han hecho pensar.

(2) Para todo lo que fantasean, la dura verdad para los Goldbergs y Hewitts es que no puede haber una “purga” Buckleyesca de la “alt-right” del “movimiento conservador” y el Partido Republicano si, como es el caso, los adherentes de la “alt-right” no pertenecen a ninguna de estas cosas. Como se dijo anteriormente, muchos de aquéllos descritos o autodescritos, como “alt-right” consideran al Partido Republicano y al “movimiento conservador” como una  izquierda alternativa y, como tal, un objeto de desprecio.

(3) Una prueba más de que ese neoconservadurismo es de hecho una especie de izquierdismo es la propensión pavloviana de sus proponentes  apropiarse del procedimiento de funcionamiento estándar de la izquierda a acusar a cualquiera a su derecha como “racista”. Cuando, por ejemplo, el hombre de principios y defensor de la libertad constitucional Ron Paul significó una amenaza para la fortuna política de sus candidatos a la presidencia en 2011, Goldberg fue uno de los que se derramaron tinta analizando la “relación” entre Paul y “los racistas, antisemitas y neonazis en su coalición”.

Por lo tanto, su estrategia para marcar a aquéllos a su derecha con la “palabra con R” es reveladora en cuanto a quiénes y qué realmente son los neocons. Pero también es irónica.

Como cualquiera que haya leído mi trabajo sabrá, no es mi costumbre levantar acusaciones de “racismo”. De hecho, pongo el mismo concepto en cuestionamiento. Mientras Goldberg, Hewitt y otros neoconservadores insistan en villanizar a los Jared Taylors de la “alt-right” al adjetivarlos como “racistas” por sus palabras, se expondrán que mucho más a la misma carga: después de todo, son los neoconservadores y específicamente Goldberg y Hewitt, que insistieron en la exportación de la “Democracia” al Medio Oriente (y más allá).

Por lo tanto, son los neoconservadores los que fueron los defensores más fieles de la invasión de Irak, un evento que resultó en la muerte de cientos de miles de personas de color. El Iraq Body Count Project encontró que entre 112.000 y 123.000 de los muertos entre 2003 y 2013 fueran civiles no combatientes, muchos de los cuales eran mujeres y niños.

Hasta la fecha, Irak sigue siendo un bastión para ISIS. Antiguas comunidades cristianas en Irak han sido erradicadas por cortesía de esta guerra, y toda la región ha sido radicalmente desestabilizada. En 2006, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados dijo que habían sido desplazados sobre 3 millones de iraquíes, con 1,8 millones huyendo a otros países y 1,6 millones viéndose obligados a trasladarse internamente. Al año siguiente, con casi 4 millones de iraquíes sin hogar, Irak produjo un mayor número de refugiados de lo que produjo cualquier país en la tierra.

En 2012, UNICEF publicó un informe en el que declaró que entre 800.000 y un millón de niños iraquíes —alrededor del cinco por ciento de todos los niños del país— habían perdido uno o ambos padres.

Los neoconservadores que ahora se indignan cuando un “alt-righter” dice valorar la “cultura blanca [europea occidental]”, aún duermen cómodamente a pesar de haber desplegado los recursos de esta misma cultura —incluyendo sus hombres, muchos de los cuales ellos mismos se convirtieron en carne de cañón— con el fin de diezmar a la patria de aquella “gente inferior marrón” por la  que Goldberg criticó a la “alt-right” por supuestamente no querer “mezclarse con ellos”.

Bueno, Jonah, si solamente tú y los tuyos no se hubieran querido mezclar con estas mismas pobres criaturas —por tu “racismo”, tu “racismo” coagulante, sanguinario y homicida— un país y sus familias no estaría en ruinas y lleno de los cadáveres de personas de color.

Jesús resume mejor la moraleja de esta historia: con sus acusaciones de “racismo”, los neocons cuelan el mosquito mientras se tragan el camello.


Entrada original, Traducción: Francisco Albanese, tomado de Derecha Alternativa.

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