¿Qué nos espera en los próximos cuatro años?

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Maze[Extraído de The Austrian (Enero –Febrero 2017)]

Frecuente colaborador del Instituto Mises, Allen Mendenhall es decano asociado y director ejecutivo del Blackstone & Burke Center for Law and Liberty en la Universidad Faulkner y autor de Literature and Liberty: Essays in Libertarian Literary Criticism (2014) and Oliver Wendell Holmes Jr., Pragmatism, and the Jurisprudence of Agon: Aesthetic Dissent and the Common Law (2016). Recientemente habló con nosotros acerca de su obra legal, cómo ha influido en él el Instituto Mises y sus predicciones para el nuevo presidente.

The Austrian: Cuéntenos acerca de su nuevo puesto en la Universidad Faulkner y cómo se asoció con el Instituto Mises.

Allen Mendenhall: Soy decano asociado en la facultad de derecho en Faulkner y director ejecutivo de un nuevo centro allí, llamado Blackstone & Burke Center for Law and Liberty. El centro promueve la tradición del derecho común y coordina programas educativos e iniciativas de investigación sobre la libertad y el orden privado.

Empecé a leer publicaciones del Instituto Mises cuando estudiaba derecho. Me estaba liberando de los malos presupuestos y costumbres de pensamiento que me habían liado como alumno de filología inglesa.

Durante muchos años fui un observador distante del instituto. Estaba trabajando ideas económicas por primera vez, sorprendido por la profundidad de mi ignorancia y entusiasmado por los descubrimientos que estaba haciendo a través de la economía austriaca.

Un día, por capricho, escribí la reseña de un libro y la mande por correo electrónico a los editores de Mises Daily. Al día siguiente, se publicó como artículo. Estaba entusiasmado. Después de eso, escribí más artículos para el instituto y cuando fui a la universidad de Auburn para doctorarme, Lew me dio generosamente un despacho para usar durante el año escolar.

Mientras trabajaba en mi doctorado, participé en una Conferencia de Investigadores Austriacos, acudí a eventos del Círculo Mises y completé cursos de la Academia Mises con Thomas DiLorenzo, David Gordon, Stephan Kinsella y Robert Murphy. También trabajé con Paul Cantor en el desarrollo de aproximaciones libertarias a la crítica literaria, un esfuerzo que generó la publicación de mi primer libro, Literature and Liberty: Essays in Literary Criticism.

TA: Ahora que ha tenido tiempo para echar un vistazo a los nombramientos de Trump después de las elecciones, ¿cuál espera que sea el tono general de la administración?

AM: Es difícil de decir. Trump puede parecer evasivo e impredecible acerca de los detalles, aunque esté clara su visión general de ciertas políticas (por ejemplo inmigración o comercio). Sí encuentro prometedor que Trump haya preferido al sector privado en sus decisiones para puestos del gabinete: Andrew Puzder en Trabajo, Wilbur Ross en Comercio, Betsy DeVos en Educación y Linda McMahon en Administración de la Pequeña Empresa. Y me fascina su decisión de nombrar al fiscal General de Oklahoma, Scott Pruitt, un viejo enemigo de la EPA, para dirigir esa agencia, que ejerció poderes extraordinarios bajo la administración Obama.

Queda por ver si estos nominados, si se confirman, reducirán el poder y gasto del gobierno o, por el contrario, facilitarán el corporativismo y el compadreo. Albergo dudas cuando personajes como John Bolton están en la pomada para puestos en el gabinete.

TA: ¿Qué piensa que es lo mejor de la nueva administración Trump y qué es lo peor?

AM: Lo mejor, como he dicho, incluye las elecciones de personajes que no son políticos ni públicos. Lo peor, al menos a la vista del historial, se refiere a la política exterior. Dadas las decisiones en Seguridad Nacional, Defensa y Asesoría de Seguridad Nacional, me temo que no será una vuelta a la política exterior de la Vieja Derecha.

Cuando escribo esto, el elegido por Trump para Secretario de Estado es Rex Tillerson, presidente y consejero delegado de Exxon. No sé mucho acerca de la postura de Tillerson en política exterior, pero al menos no es John Bolton, y considero valiosa su experiencia empresarial.

TA: Como abogado, ¿prevé algún cambio importante en el poder judicial federal (incluyendo el Tribunal Supremo) como consecuencia de la elección de Trump?

AM: Sí. La historia del poder judicial federal demuestra que, no importa quién sea presidente, los tribunales siempre crean cambios importantes en la sociedad, para bien o para mal. En este sentido prefiero a un Presidente Trump a una Presidenta Clinton.

Los redactores de la Constitución creían que podrían limitar los poderes del gobierno a través de un sistema de federalismo, separación de poderes y controles y equilibrios. Tal vez fueran ingenuos: el estado actual del gobierno federal parecería sugerir que lo eran. Incluso un ardiente nacionalista como Hamilton se quedaría sorprendido ante el crecimiento y poder del gobierno federal, no digamos del poder judicial federal. Muchos libertarios adoptan una aproximación en contra de Jefferson al poder judicial federal, defendiendo fuertes poderes judiciales que pueden aplicarse contra comunidades locales y negocios privados. Esto me preocupa.

Imaginemos que Hillary Clinton hubiera ganado estas elecciones y nombrado jueces para las vacantes federales en los tribunales de distrito y de circuito y también en el Tribunal Supremo. Imaginemos que estos jueces y magistrados creyeran en un derecho fundamental a la renta o la subsistencia básicas y trataran de incorporar estos supuestos derechos en contra de los estados a través de la Decimocuarta Enmienda. Imaginemos nuevos jueces y magistrados que creyeran que las formas de hablar políticamente incorrectas constituyen “lenguaje de odio” que no está protegido por la Primera Enmienda. Imaginemos nuevos jueces y magistrados que crean que el gobierno es responsable de arreglar errores pasados contra ciertos grupos y así favorecer programas de acción afirmativa en escuelas y empresas. Imaginemos jueces y magistrados hostiles a la Segunda Enmienda. Podríamos haber visto al poder judicial federal poblado de juristas como estos si Clinton hubiera sido elegida.

Como Trump no nombrará juristas como estos, al menos si su lista de 21 potenciales nominados al Tribunal Supremo de EEUU es una indicación, creo que su elección afectará al papel de los jueces en nuestra sociedad.

TA: A pesar de la victoria de Trumo, es difícil ignorar que las elecciones estuvieron extremadamente igualadas. ¿Cree que hay algún cambio ideológico real en marcha en EEUU o podríamos volver a ver a otra típica presidencia de centro-izquierda en cuatro años?

AM: Algo ha cambiado. Hace solo cuatro años, una presidencia de Donald Trump habría sido inconcebible. No sé si un cambio en la opinión pública o en la cultura o en las normas o en la actitud o en la demografía o en lo que sea se traduzca en un cambio en el tamaño o estructura del gobierno en este momento. Estamos experimentando inquietud política, pero no tengo claro todavía si eso llevará a más o menos libertad política y económica a largo plazo.


El artículo original se encuentra aquí.

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