Si usted es un libertario, jamás le conceda la superioridad moral a sus detractores

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Los libertarios normalmente son puestos a la defensiva porque sus principios son considerados como muy extremos y sus visiones, muy radicales.

Eso ocurre sin importar si el oponente o crítico del libertarismo es un progresista, un conservador, un centrista, un “liberal moderado”, un socialdemócrata, un populista, un socialista o un comunista. Toda esa gente se une en sus ataques a la ideas libertarias en varias áreas.

Sin embargo, son exactamente esos grupos quienes tienen que estar a la defensiva. Son ellos los que defienden la violencia, la coerción, el robo, y todo tipo de agresiones a la vida y a la propiedad privada.

Todos esos grupos creen que es correcto y apropiado que el gobierno:

(1) detenga, multe, encarcele y castigue a individuos que realizan acciones enteramente privadas, pacíficas, voluntarias y consensuales, las cuales no agreden a ninguna persona o propiedad.

(2) confisque la propiedad y la renta de unos para financiar la educación, la salud, la investigación, la cultura y las obras viales de otros;

(3) regule, restrinja, e incluso que prohíba, actividades comerciales que implican a compradores y vendedores consensuales; y

(4) confisque los recursos de los individuos en contra de su voluntad, amenazándolos con el encarcelamiento si se resisten, con la intención de redistribuir lo robado entre aquellos grupos de personas que el gobierno juzgue adecuado.

Travestir esas agresiones con nobles intenciones morales, y jurar que se defienden porque “buscan el bien del pueblo”, en nada altera la naturaleza inmoral del acto.

Qué es el libertarismo.

El libertarismo es una filosofía que defiende la libertad, la propiedad y la paz. Tal filosofía dice que el individuo debe ser libre para vivir su vida como quiera, buscar su propia felicidad, acumular la cantidad de riqueza que pueda, hacer sus propias elecciones, evaluar sus propios riesgos y asumir total e irrestrictamente la responsabilidad por sus actos, practicar el comercio con cualquier otro individuo que esté voluntariamente dispuesto a intercambiar, participar de cualquier actividad económica, y gastar los frutos de su trabajo de la manera que quiera.

El individuo debe ser libre para hacer todo eso siempre que sus acciones sean pacíficas, sus asociaciones sean voluntarias, sus interacciones sean consensuales, y no viole la persona y los derechos de propiedad de los otros.

El libertarismo respeta la privacidad personal, la privacidad financiera, el libre pensamiento, la responsabilidad individual, la libertad de conciencia, la libertad de cambios, la propiedad privada y el libre mercado.

El libertarismo celebra la libertad individual, la libertad de las personas, la actividad pacífica, la interacción voluntaria, el laissez-faire, la libre iniciativa, la libertad de asociación, y la libertad de expresión en su propia propiedad o en medios propios.

El credo del libertarismo es el principio de la no-agresión: ningún individuo debe sufrir agresión contra su persona y propiedad siempre y cuando él mismo también respete la persona y la propiedad de terceros.

Siempre que un individuo no infrinja los derechos de terceros por medio del cometimiento, o de la amenaza del cometimiento, de actos de robo, agresión, fraude o violencia contra la persona y la propiedad de estas personas, se le debe dejar totalmente en paz por el gobierno.

Sin embargo, dado que el gobierno es el violador supremo de los derechos individuales y de propiedad de las personas, los libertarios se oponen, de manera pacífica, a las intervenciones, regulaciones y controles ejercidos por el gobierno, siempre intentando limitarlos al máximo.

Lo que los libertarios deben responder. ¡Siempre!

Por lo tanto, en vez de quedar a la defensiva e intentar buscar disculpas para alejarse de los principios libertarios o intentar suavizar sus creencias y hacerlas más digeribles, los libertarios deberían decir valerosamente: ¡Está claro que defiendo esto y aquello! ¡Está claro que me opongo a esto y aquello! ¡Está claro que yo soy un libertario!

Por ejemplo:

¡Está claro que me opongo al desarme! Si se criminalizan las armas, sólo los criminales tendrán armas. Los bandidos que quieren cometer asaltos a mano armada o asesinatos no dejan de hacerlo por las leyes anti-armas. Debería haber un libre mercado de armas así como hay para varios otros productos.

¡Está claro que defiendo el uso de la marihuana para fines medicinales! No es función del gobierno decidir cuáles tratamientos médicos son apropiados. El gobierno no debería entrometerse en nada en el área de la medicina.

¡Está claro que me opongo a la educación pública! No es función del gobierno educar (o adoctrinar) a los hijos de nadie. Y mucho menos es su función obligar a terceros a pagar por la educación de los hijos de los otros. Todas las escuelas, universidades, becas y ayudas deberían ser ofrecidas voluntariamente y privadamente.

¡Está claro que defiendo la descriminalización de todas las drogas! Las adicciones no son crímenes. Todo crimen necesita de una víctima tangible y con daños mensurables. No es función del gobierno prohibir, regular, restringir o controlar lo que un individuo desea comer, beber, fumar, absorber, oler, aspirar, inhalar, tragar, ingerir o inyectar en su cuerpo.

¡Está claro que me opongo a la salud pública! No es función del gobierno suministrar salud para la población. Y es inmoral obligar algunas personas a pagar por la salud de otras personas.

¡Está claro que me opongo a subsidios! Ningún grupo de la sociedad, esté formado por empresarios, por artistas o por consumidores, debe recibir privilegios. Lo que el gobierno concede a un grupo fue antes confiscado de otro grupo. A ningún individuo se le consultó jamás si quiere que una parte de sus impuestos sea destinada a algún grupo específico. Si determinados individuos quieren que un determinado grupo de personas o que una determinada actividad económica reciba ayudas, entonces deberían simplemente firmar un cheque.

¡Está claro que defiendo todos los tipos de exenciones y deducciones tributarias! Acabar con las exenciones y con las deducciones significa aumentar los ingresos del gobierno, y equivale a aumentar impuestos. Mientras más dinero se encuentre en las manos de personas y empresas, y mientras menos en las manos del gobierno, mejor. Los déficits del gobierno no son causados por caídas en los ingresos, sino por el descontrol en los gastos.

¡Está claro que defiendo el derecho de que las personas vendan sus órganos! Si hay algo que realmente pertenece a un individuo de manera clara e innegable es su cuerpo. Cualquiera tiene el derecho natural de vender sus órganos para aquel que ofrezca más a cambio. No importa si está vivo o si quiere vender después de muerto (dejando el dinero como herencia).

¡Está claro que me opongo a instituciones de ayuda alimentaria subsidiadas por impuestos! No es función del gobierno alimentar a nadie. Todos los tipos de ayuda alimentaria deben ser ofrecidos por organizaciones privadas.

¡Está claro que me opongo a que el gobierno estipule un salario mínimo! No es función del gobierno estipular un precio mínimo para la mano de obra, prohibiendo trabajar a personas que estén dispuestas a recibir un salario más pequeño que aquel que el gobierno ha especificado. Que el gobierno estipule un valor mínimo para el salario tiene tanto sentido como que el gobierno estipule un valor mínimo para el pan.

¡Está claro que defiendo el libre comercio! Que el gobierno regule y restrinja transacciones comerciales con ciudadanos de otros países no es más que una forma de planificación central soviética. No es función del gobierno “proteger” industrias y garantizar sus beneficios. No es función del gobierno prohibir a los ciudadanos comprar bienes extranjeros más baratos u obligar a esos ciudadanos a pagar más caro por bienes nacionales. Los individuos y las empresas tienen el derecho natural de exportar bienes o importar bienes de cualquier país que quieran.

¡Está claro que me opongo a las agencias reguladoras! No es función del gobierno cartelizar el mercado y proteger empresas. Ningún sector de la economía merece el privilegio de operar bajo una reserva de mercado, con una agencia reguladora estipulando quién puede y quién no puede operar en él. Los sectores bancario, aéreo, telefónico, eléctrico, de internet, de planes de salud, de puestos de gasolina y de autobús deben operar bajo libre competencia, como el resto de la economía. No hay motivos para que sus empresarios merezcan protección especial.

¡Está claro que me opongo al seguro por desempleo! No es función del gobierno pagar a la personas para que no trabajen. El seguro contra el desempleo debería ser suministrado por el sector privado, así como hay seguros de coche, seguros de salud, seguros de vida, seguros de hogar, etc.

¡Está claro que me opongo a la Seguridad Social! No es función del gobierno confiscar dinero del trabajador con la promesa (falsa) de que se lo devolverá de aquí a varias décadas. Mucho menos es función del gobierno gestionar un esquema piramidal fraudulento. El trabajador debería mantener su salario íntegro, e invertirlo cómo juzgue más adecuado.

¡Está claro que me opongo a toda ley anti-discriminación! Tales leyes son un ataque a la propiedad privada, a la libertad de asociación, a la libertad de contrato y a la libertad de pensamiento. En una sociedad libre, cualquier individuo, empresa, patrono u organización debería tener el derecho de discriminar (lo que no significa agredir físicamente) a cualquier persona por cualquier motivo. Asociación forzada no es libertad de asociación.

¡Está claro que me opongo al asistencialismo! Es inmoral que el gobierno tome el dinero de aquellos que trabajan y se lo dé a aquellos que no lo hacen. Toda caridad debería ser voluntaria y privada.

¡Está claro que me opongo a las licencias de trabajo y a las reglamentaciones profesionales! ¿Por qué alguien necesita del permiso del gobierno para abrir una empresa, practicar comercio, trabajar en determinadas profesiones, perseguir una determinada vocación, o suministrar un servicio para consumidores que voluntariamente lo desean? ¿Por qué un individuo necesitaría del permiso del gobierno para trabajar? Todas las certificaciones y licencias profesionales podrían y deberían ser emitidas por el sector privado.

¡Está claro que apoyo ciertas cosas! ¡Está claro me opongo a ciertas cosas! ¡Está claro que soy un libertario!

Conclusión.

Los libertarios jamás deberían conceder ninguna superioridad moral a aquellos que insisten en interferir coercitivamente en la libertad ajena.

La carga de la prueba recae siempre sobre aquellos que quieren agredir a personas inocentes y que quieren confiscar su renta y regular su emprendimiento, y no sobre aquellos que quieren simplemente ser dejados en paz para vivir sus vidas de la forma que consideren mejor, siempre respetando ese mismo derecho para los otros.


Artículo cedido por el Mises Brasil

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