Cómo Mises me hizo cambiar de opinión

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(Ambiente intelectual económico en Europa en la década de 1920.- L. P.)

(Extracto consistente en los cuatro párrafos iniciales de un artículo titulado “How Mises Changed My Mind”, reimpreso en The Mont Pèlerin Quarterly, vol. III, octubre de 1961, N° 3, p. 16.)

Me encontré por primera vez con Ludwig von Mises en septiembre de 1928, en la conferencia de la “Verein für Sozialpolitik”, que yo había organizado en Zurich. Acababa de leer su obra. Liberalismus (El liberalismo), que había sido una revelación para mí, entonces joven estudiante de economía, y deseaba conocer a su autor. A fines de la década de 1920 el socialismo estaba en su apogeo en Alemania. A comienzos de esa década me había unido al partido socialista, lo que era adecuado para un joven, según el proverbio: Si un hombre no es socialista a los veinte años no tiene corazón; si todavía lo es a los cuarenta, no tiene cerebro.

La “Verein für Sozialpolitik”, fundada en 1872 por Gustav Schmoller, fue conocida durante décadas como la organización de los “Kathedersozialisten”. El panel de la conferencia de Zurich tuvo dos oradores principales: Werner Sombart pronunció una conferencia sobre “La crisis del capitalismo y Walter Eucken habló sobre “Teorías cíclicas”. Sombart era entonces la gran personalidad de las ciencias políticas, mientras que Eucken sólo era un modesto y casi desconocido “Privatdozent”. Entre los 300 participantes había también otro caballero de rápida inteligencia que atacaba incansablemente las ideas socialistas: Ludwig von Mises.

Todavía recuerdo el desconcierto de mi profesor de economía en la Universidad de Zurich al oírme expresar mi admiración por las ideas de Mises y mi menosprecio por las de Sombart. Aunque a los jóvenes les gusta oponerse a sus mayores y discrepar con sus opiniones; no era ésta la única razón de mi interés en las obras de Mises. Este fue en gran parte el resultado de haber trabajado durante cuatro años en un suburbio industrial de Winterthur como docente en una escuela secundaria, con un consejo escolar, una administración y un municipio socialistas. Estaba harto de la filosofía socialista, que aniquilaba toda iniciativa y toda acción espontánea. Después de haber leído Liberalismus, pronto comencé a estudiar Die Gemeinwirtschaft, publicada por primera vez en 1922, una inteligente crítica del socialismo que por entonces se consideraba como la obra fundamental de Mises.

La influencia que estos libros ejercieron sobre mí me hizo cambiar completamente de opinión. Aunque no pude asistir a las dos reuniones siguientes de la “Verein für Sozialpolitik”, en 1930 y en 1932, seguí atentamente cuanto se dijo en ellas y los trabajos publicados en el Schriften des Vereins für Sozialpolitik, como los de Wilhelm Röpke y Alexander Rüstov; este último pronunció, en la Conferencia de Dresde en 1932, una disertación que puede considerarse como la alocución fundamental del neoliberalismo.

(La experiencia del Dr. Hunold, quien experimentó un profundo cambio de opinión con respecto al socialismo, probablemente no sea única; el Dr. Hunold fue, en este aspecto, el prototipo de millares de lectores de las obras del Dr. Ludwig von Mises. F. N.)


 

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