Abandonemos ahora mismo la neutralidad en la red

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buffering.PNGCualquiera que haya sufrido interrupciones en internet debería darse cuenta de que el ancho de banda es un recurso finito. Como cualquier otro producto económicamente escaso, el mecanismo del precio y beneficio del mercado sirve para dirigir la asignación de este recurso tan eficientemente como sea posible. Por eso la gente paga más por mayores velocidades o límites de datos.

La realidad económica de la escasez del ancho de banda es el origen de la hostilidad entre empresas y consumidores. Cuando las empresas de telefonía celular empezaron a limitar la cantidad de datos que podían consumir sus clientes cada mes, mucha gente se enfureció. Pero los límites a los datos eran el resultado natural del uso de Internet pasando de las computadoras a los dispositivos móviles. El cambio en los precios reflejaba un cambio en la demanda. Al limitar los datos, el ancho de banda proporcionado a través de estas empresas se racionaba de manera que los clientes podían disfrutar de velocidades más altas.

¿Quieres mantener tu teléfono conectado a la wi-fi cuando estás en casa para ahorrar datos? Esa es la belleza del sistema de precios como mecanismo de racionamiento. Es similar a realizar un desvío con el automóvil para ahorrarse el coste de peajes en una ruta más directa. Esto impide a los atascos y mejora la experiencia del usuario (aunque el cliente se enfade por no tener ya datos ilimitados… o carreteras sin peajes).

A los economistas les encanta dividir los bienes en distintas categorías de acuerdo con las características de “rivalidad” y “exclusión”. La mayoría los bienes se consideran “bienes privados” lo que significa que son al tiempo rivales (el consumo por una persona afecta a la capacidad de ser consumido por otra) y excluibles (podemos impedir que otra persona consuma el bien). Los economistas normalmente consideran a Internet una categoría diferente: un “bien club”. Es un bien que es excluible, pero no rival, lo que significa que el consumo por una persona no afecta la capacidad de otra persona para consumir el bien.

Pero esta clasificación revela ignorancia de Internet por parte de los economistas. El ancho de banda de Internet es absolutamente un bien rival. Con Internet por cable, comparto acceso a la misma línea de cable que todos mis vecinos. Si estamos todos simultáneamente accediendo a Internet, ansiamos ancho de banda. Precisamente por esto internet tiene a ser más lenta durante las horas de mayor uso: si el ancho de banda realmente no fuera rival no habría variación de velocidades de acuerdo con el consumo. Todos los proveedores de servicios de internet tienen que ocuparse de esta escasez.

Debido a esta rivalidad de consumidores, los proveedores de Internet han empezado a hablar de la posibilidad de restringir ciertos servicios o cargar un precio extra a las empresas para recibir un tratamiento prioritario. Por ejemplo, Netflix es responsable de casi el 37% de todo el tráfico de Internet. El otro 63% tiene que competir ahora con un solo sitio web por el ancho de banda. Con la popularidad de Netflix, no sorprende que la idea de cobrar a la empresa una prima para su acceso a la banda ancha esté preocupando la gente, pero esto es poco más que una innovación en la manera en que se asignan estos recursos.

El modelo tradicional de asignar ancho de banda es cobrar al cliente por ciertos niveles de velocidad. Pero con ciertos sitios web como Netflix requiriendo una porción tan dominante de su consumo, el consumidor de Internet que no tenga una suscripción a Netflix está en la práctica subvencionando los hábitos de consumo del usuario de Netflix. La idea de cobrar una prima a empresas como Netflix es una manera de gravar el coste de esos sitios web de alto tráfico a las personas que realmente lo usen, en lugar de extenderlo a todos los usuarios, consuman o no estos servicios.

La semana pasada, John Oliver decía a sus televidentes que animarán a la FCC a que impusiera la neutralidad en la red. La neutralidad en la red pretende regular los precios de Internet de una manera “neutral” como indica su nombre. Esto significa impedir que las empresas restrinjan velocidades de Internet a ciertos usuarios o cobren tarifas extra por un servicio prioritario.

Pero la realidad de la escasez del ancho de banda de Internet no puede eliminarse mediante legislación. Si la neutralidad de la red se convirtiera en política, los proveedores de servicios de Internet tendrían que encontrar soluciones alternativas para asignar ancho de banda en un sector que ahora se enfrentaría a un mecanismo defectuoso de precios. Lo más probable es que esto signifique cobrar a los consumidores precios más altos por velocidades más rápidas de los que serían necesarios en otro caso o poner límites de datos a Internet en casa, como algunos proveedores de servicio ya han empezado a hacer.

Murray Rothbard dijo una vez que no es un delito ser ignorante en economía. Igualmente, no es un delito ser ignorante en cómo funciona Internet. Pero (si me puedo tomar cierta libertad con esta cita) es completamente irresponsable expresar una opinión sobre la neutralidad la red mientras uno se mantiene en este estado de ignorancia.


El artículo original se encuentra aquí.

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