[Publicado originalmente el 24 de agosto de 2011 en FEE]
Fue a principios de la década de 1970 cuando conocí por primera vez las ideas de Lysander Spooner. Los seis volúmenes de sus Obras escogidas, que se publicaron en 1971 y que compré poco después, desempeñaron una parte importante en mi desarrollo intelectual como voluntarista. Fui la persona que en 1986 descubrió el ensayo de Spooner “Los vicios no son delitos” y fui el primero en colocar en la tumba no identificada de Spooner una placa de bronce.
Para aquellos neófitos que nunca hayan oído hablar de Spooner dejadme que me limite a citar la descripción de Murray Rothbard del Libertarian Forum de septiembre de 1974: “fue indudablemente el único abogado constitucionalista en la historia que se convirtió en un anarquista individualista” y “de todo el grupo de teóricos lockeanos de derecho natural, Lysander Spooner fue el único en llevar la teoría a su conclusión lógica (e infinitamente radical): el anarquismo individualista”.
La tabla de contenidos del libro de Steve Shone, Lysander Spooner: American Anarchist, resume las áreas principales de filosofía política y economía sobre las que escribió Spooner: derecho natural, correo privado y propiedad; pobreza y economía; obligaciones políticas; anulación del jurado; esclavitud y religión, moralidad y profesión legal.
La preocupación de Spooner por el derecho natural y la justicia se manifiesta en sus argumentos durante toda su vida contra la esclavitud; la monopolización pública del dinero, el crédito y el correo; las licencias públicas a los abogados y las restricciones sobre los jurados; los impuestos; la expropiación y confiscación de propiedad privada y la interferencia pública con las leyes naturales de propiedad intelectual.
Un solo ejemplo bastará para demostrar la interpretación única de Spooner de la constitución de EEUU y el derecho natural de los seres humanos a usar su propiedad pacíficamente como les parezca. Antes de que la empresa privada de envíos postales de Spooner fuera acosada y puesta fuera del negocio por las autoridades federales en 1844, publicó “La inconstitucionalidad de las leyes del Congreso que prohíben correos privados”. En ese artículo señalaba que la Constitución no daba al Congreso un derecho único y exclusivo a establecer oficinas y puestos de correos. En otras palabras. El poder dado al Congreso no le permitía “prohibir establecimientos similares de los estados o la gente”.
Además, Spooner señalaba que ningún poder del estado había cuestionado nunca el derecho de los ciudadanos estadounidenses acuñar sus propias monedas de oro, siempre que no trataran de imitar las monedas en curso de EEUU. Spooner argumentaba que era un derecho de la ley común tanto entregar correo privado confiado a su cuidado como “pesar y examinar piezas de oro y plata en las que estén indicados su peso y calidad y venderlas por lo que se ofrezca, en competencia con la moneda de Estados Unidos”.
Aunque el autor califica su obra como “el primer trabajo completo dedicado a las ideas de Lysander Spooner”, los escritos de Spooner son tan excesos y comprensivos que no se mencionan algunos de sus comentarios más importantes. Uno ,que recuerda la famosa serie No Treason de Spooner, es el apéndice de su libro de 1852, Trial By Jury. Este addendum de siete párrafos resume la visión de Spooner sobre la naturaleza del gobierno, incluso antes de que los ciudadanos de los estados sureños fueran derrotados y sometidos por los ejércitos y armadas federales. Spooner escribía:
Un principio del derecho común era (…) que en ningún hombre podía ser gravado sin su consentimiento personal. El derecho común no sabía nada de ese sistema (…) de suponer el consentimiento de un hombre para ser gravado, porque algún supuesto representante, a quien él nunca autorizó a actuar en su nombre, ha asumido por sí mismo consentir que pueda ser gravado. (…)
Los impuestos sin consentimiento son directamente un robo, cuando se aplican contra un hombre y cuando se aplican contra millones (…) Tomar el dinero de un hombre sin su consentimiento es (…) tan robo cuando es realizado por millones de hombres actuando concertadamente llamándose a sí mismos un gobierno, como cuando lo realiza una sola persona, actuando bajo su propia responsabilidad y llamándose a sí mismo un bandolero. Ni los números de los participantes en el acto, ni los distintos caracteres que asumen para justificar el actor, alteran la naturaleza del propio acto. (…)
La pretensión del gobierno de protegerle como razón para los impuestos no es ninguna justificación. Es él mismo el que tiene que decidir si desea dicha protección cuando se le ofrece el gobierno. Si no la desea o la negocia, el gobierno no tiene más derecho que cualquier otra empresa aseguradora a imponérsela o a hacerle pagar por ella.
Para cualquiera interesado en los antecedentes del libertarismo y el individualismo contemporáneos, Lysander Spooner: American Anarchist es un buen lugar para empezar. Preparaos para conocer a un hombre cuyas ideas eran radicales.
El artículo original se encuentra aquí.