Qué constituye un patrón oro

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[Extraído de Gold and the Gold Standard (1944)]

Definición y explicación

El patrón oro genérico puede definirse brevemente como un sistema monetario en el que la unidad de valor (en cuyos términos se expresan y pagan precios, salarios y deudas) consiste en el valor de una cantidad fija de oro en un gran mercado internacional que es sustancialmente libre.[1]

Esta definición requiere alguna explicación. No menciona las monedas de oro ni la libre acuñación de oro. Ambas cosas pueden ser muy convenientes y pueden facilitar el funcionamiento eficiente de un patrón oro, pero ninguna de ellas es necesaria para la existencia de un patrón oro. El patrón oro en lingotes y el patrón oro cambio normalmente no disponen nada acerca de la acuñación y circulación de monedas de oro, pero ambos patrones son claramente formas del patrón oro.

La definición no menciona el curso legal, una cualidad útil pero no necesaria para el dinero estándar. El curso legal es un concepto puramente legal de desarrollo histórico tardío, normalmente relacionándose solo con los derechos al pago de una deuda y un patrón puede existir y realizar todas sus funciones necesarias sin ninguna ley de curso legal en absoluto. Por otro lado, la moneda de curso legal completo se ha visto a veces eliminada de la circulación por la fuerza de la ley de Gresham[2] o de la costumbre de usar dinero sin curso legal.

No hay mención en la definición a la redimibilidad en oro (o su equivalente) del papel moneda y las monedas fiduciarias, que es un privilegio en los sistemas de patrón oro con más éxito. Este privilegio es muy deseable, pero no es necesario, siempre que se usen suficientes medios eficaces para mantener la paridad de los distintos tipos de dinero con la unidad áurea, como limitar su oferta o aceptarlos sin límite en el pago de impuestos y otras obligaciones públicas.

Todas las cualidades arriba mencionadas son dispositivos útiles para mantener el patrón oro, pero ninguna de ellas es absolutamente necesaria. Además, un sistema monetario podría tener alguna o todas ellas y seguir sin ser un verdadero patrón oro.

Un buen ejemplo de los principios aquí explicados se encuentra en la experiencia de la Unión Sudafricana en 1919 y 1920.[3] En ese momento los soberanos de oro, que eran curso legal ilimitado en la Unión y que disfrutaban del privilegio de la libre acuñación en Inglaterra (no había cecas en la Unión Sudafricana), circulaban libremente por la Unión y allí los billetes eran redimibles a la par y a la vista en soberanos de oro en sus respectivos bancos de emisión. Sin embargo, la exportación de lingotes de oro desde la Unión estaba rígidamente controlada por el gobierno. Las monedas sudafricanas de oro no podían exportarse legalmente a lo que en caso contrario habría sido su mejor mercado, pero había un gran contrabando hacia el exterior del país y se vendían por más del equivalente a una libra sudafricana en divisa extranjera.

Un soberano en Sudáfrica, e igualmente el contenido de oro de un soberano, valían allí menos que en los mercados exteriores de oro libre. Para conseguir los soberanos con los que redimir sus billetes a la vista, como requería la ley, los bancos sudafricanos de emisión se veían obligados a comprar oro en bruto en Londres con una prima, acuñarlo en Londres de la manera habitual en la ceca británica y luego transportarlo a Sudáfrica. A veces tenían que pagar hasta 26 o 28 chelines en billetes de bancos sudafricanos para obtener un soberano en Inglaterra. Luego se pagaba en soberano en Sudáfrica por el banco de emisión a la par con un billete bancario de 10 chelines.

La historia monetaria ofrece muchos ejemplos de monedas de oro bloqueadas en un país y circulando allí con descuento de su valor en lingotes en mercados libres exteriores.[4]

Por otro lado, una prohibición gubernamental sobre la importación de oro en un país supuestamente bajo un patrón oro, al restringir la oferta dentro del país, podría forzar al alza en valor del lingote y la moneda de oro dentro de este por encima de sus valores en los mercados libres internacionales y por tanto generar una escasez artificial o valor de monopolio.

Cuando el valor en oro de la unidad monetaria de un país se desliga del valor de mercado del oro en los mercados libres del mundo, no se puede decir que el país esté en un verdadero patrón oro.

Por tanto, independientemente de cuál de los muchos medios comunes pueda adoptarse por una nación para mantener el valor de su dinero (como convertibilidad, curso legal y acuñación libre), la prueba suprema de la existencia de un patrón oro es la respuesta a la pregunta de si el dinero del país mantiene o no una paridad real con la unidad monetaria en oro que la comprende, en el mercado exterior libre internacional del oro, suponiendo, por supuesto, que dicho mercado exista realmente y con un tamaño razonable. No es cuestión de los medios adoptados para lograr un resultado particular, sino más bien de los propios resultados. Por tanto, el patrón oro existe en cualquier país cuando se mantiene realmente como unidad estándar de valor el valor de una cantidad fija de oro en un mercado internacional grande y sustancialmente libre.

La unidad monetaria: un peso fijo, no un valor fijo

Bajo un patrón oro (así como bajo cualquier otro patrón de moneda metálica), se fija el peso del contenido metálico de la unidad monetaria y no el valor, que es una expresión de poder adquisitivo. A este respecto, la unidad de valor difiere de todas las demás unidades de medida. Por ejemplo, la libra como unidad de peso es un peso fijo, la yarda como unidad de longitud es una longitud fija y el galón como unidad de volumen es un volumen fijo.[5]

Sin embargo, el dólar oro, que es nuestra unidad estadounidense de valor, es cualquier valor que se atribuya en un momento concreto a un peso fijo de oro puro, ahora mismo una treintaicincoava parte de una onza Troy. Este valor, como el valor de cualquier otra cosa, es algo en continuo cambio, un hecho que da lugar a nuestros problemas monetarios más complicados.

El oro como metal monetario

Desde el punto de vista monetario, el oro posee ciertas cualidades físicas conocidas, que nunca han sido mejor descritas que por W. Stanley Jevons en su pequeño libro clásico, Money and the Mechanism of Exchange, del que se ha tomado mucho del material de esta sección. En buena parte debido a su belleza y su escasez, el oro ha sido un material con demanda universal durante innumerables generaciones, siendo muy valorado por los pueblos más primitivos, así como por los más avanzados.

Al poseer un gran valor en un pequeño volumen es fácil de transportar. El oro puro es homogéneo, es decir, uniforme en su masa, así que pesos iguales siempre tendrán exactamente el mismo valor. Como otros metales, pero al contrario que las pieles, las piedras preciosas y la mayoría de las demás materias primas, el oro tiene la cualidad de la divisibilidad sin pérdidas. Una pepita de oro puede cortarse en pedazos sin pérdidas y las piezas a su vez puede ser restauradas en su momento a su forma original, igualmente sin pérdidas. El oro es muy duradero siendo “notable por su resistencia a la corrosión o disolución [y] mostrándose bastante poco afectado o manchado después de exponerlo durante cualquier plazo al calor o la humedad o el aire impuro y siendo asimismo insoluble ante todos los ácidos simples. (…) En casi todos los aspectos, el oro está perfectamente dotado para la acuñación. De hecho, cuando es lo bastante puro es casi tan suave como la hojalata, pero cuando se amalgama con una décima o una veinteava aparte de cobre, se convierte en lo suficientemente duro como para resistir el deterioro por el uso y a ofrecer un buen anillo metálico; aun así, sigue siendo perfectamente maleable y permite un buen grabado”.[6]

Debido a su alto valor se guarda cuidadosamente por parte de sus dueños. Este hecho en la gran durabilidad del oro explica en buena medida su alto grado de estabilidad en valor. Hay hoy oro en el mundo que los hombres extrajeron de la naturaleza miles de años antes de Cristo. Nuestra existencia actual es la “acumulación de las épocas” y la mayoría de él puede ponerse inmediatamente en el mercado, ya que está en buena parte en formas relativamente no especializadas, como monedas y lingotes. La producción anual mundial de oro, que durante varios años antes de la Segunda Guerra Mundial era aproximadamente equivalente a solo el 4% de las existencias mundiales conocidas de oro monetario, actúa muy lentamente afectando al valor de un suministro tan fácilmente comercializable.

La demanda de oro, altamente elástica

El oro es un material con una demanda altamente elástica; de hecho, probablemente tenga la demanda más elástica de todas las materias primas en el mercado en un país con un patrón oro. Los tres tipos principales de demanda del oro son altamente elásticos; son (1) la demanda monetaria, (2) la demanda para ornamentación, incluyendo joyería y utensilios y (3) la demanda de atesoramiento.

La demanda monetaria

La demanda de oro para usos monetarios es evidentemente muy elástica cuando los países principales del mundo siguen un patrón oro y cuando estos países se ofrecen a comprar a precios fijos en cantidades ilimitadas todo el oro que se les ofrezca para propósitos monetarios.

La demanda para ornamentación

La demanda de oro para su uso en ornamentación es también altamente elástica. La primera forma de vestirse del hombre primitivo probablemente fuera algún tipo de pintura o barro sobre su piel, en otras palabras, ornamentos. La ropa para protección vino después. El deseo de ornamentación desde ese momento hasta hoy ha sido universal y prácticamente ilimitado. El oro es el material más ampliamente apreciado para artículos de belleza. A la mayoría de las personas en el mundo les gustaría tener más ornamentos de oro de los que poseen y compraría más si dichos artículos fueron más baratos. Las reducciones en el valor de los ornamentos y utensilios de oro, comparado con el de otros bienes, estimulan por tanto un aumento en la demanda y esta demanda actúa como indicador de la depreciación del oro.

La demanda de atesoramiento

La demanda de oro con el fin de atesorar lo es también altamente elástica. Se recurre a la práctica de atesorar oro, común en todos los países del mundo, cada vez más en momentos de inquietud y temor. Prevalece especialmente en India y China. El oro, para los pueblos orientales que lo atesoran, es un símbolo de riqueza en general. Una cantidad concreta de joyería de oro no es solo un material que produce un disfrute directo para el granjero hindú, sino que es también un cheque en blanco que puede rellenar en cualquier momento con el nombre de cualquier producto que pueda querer a su precio de mercado, un cheque que puede cobrarse a la vista. Sus dijes y joyería de oro sirven como su depósito de caja de ahorros y su política de seguro contra las hambrunas y otras desgracias.

Es conocida la capacidad de India y China de absorber oro y plata para atesorar. Durante muchas generaciones, India fue conocida como el “sumidero” de los metales preciosos. Sin embargo, a partir de 1931, cuando India abandono del patrón oro y el precio del oro en términos de rupias indias, en lugar de continuar estable, acelerándose enormemente en 1940, el oro atesorado en India inundó los mercados mundiales a tasas incluso mayores de aquellas a las que se había acumulado previamente.[7]

El alto grado de la elasticidad de la demanda es un factor importante para mantener la alta estabilidad del valor que posee el oro.

Las características del oro en su relación con el patrón oro

El oro en relación con el patrón oro tiene tres características importantes.[8] Aunque no son completamente distintas, es mejor considerarlas por separado. Estas características son (1) un precio fijo, (2) un mercado ilimitado y (3) el hecho de que normalmente la producción interanual de oro está controlada principalmente por los costes cambiantes en su producción y no por los precios cambiantes del propio producto.

Un precio fijo

Cuando un gobierno adopta un patrón oro, fija el contenido de oro de la unidad monetaria. Por ejemplo, antes de 1933 la unidad de valor en Estados Unidos estaba definida como un dólar que constaba de 25,8 granos de oro de calidad 0,900,[9] lo que significaba que el 90% era oro puro y el 10% amalgama de cobre, haciendo que el contenido de oro del dólar fuera de 22,32 granos. Como hay 480 granos en una onza troy, una onza de oro equivalía a tantos dólares como 480/23,22 o 20,67$ y siempre podía acuñarse esa cantidad de moneda de oro. Decir que el dólar era 22,32 granos de oro puro y decir que el precio de acuñación del oro era 20,67$ eran proposiciones idénticas. Era como decir que un pie son doce pulgadas y que una pulgada es una doceava parte de un pie.[10] Por otro lado, la moneda de oro podía fundirse en cualquier momento y reconvertirse en lingotes. Salvo en un breve periodo en tiempos de la Primera Guerra Mundial, de 1870 a 1933 no hubo restricciones ni aranceles sobre la importación y exportación de oro.

Un mercado ilimitado

No es solo que el precio del oro sea el mismo en las oficinas de acuñación y ensayo, sino que estas instituciones están bajo la obligación de comprar todo el oro que se les presente en la forma adecuada, sin que importe que se haya producido en Estados Unidos o en el extranjero o si es oro nuevo u obtenido de la fundición de monedas extranjeras o joyería, ornamentos u otras fuentes.[11]

La producción de oro, correlacionada inversamente con los precios de otras materias primas

La tercera característica del oro en relación con el patrón oro es la peculiar relación de su precio de mercado con el volumen de su producción actual.

En el caso de otras materias primas, su producción normalmente aumenta al aumentar su precio del mercado y su producción disminuye al caer su precio del mercado. Sin embargo, esto no es cierto para el oro en un país de patrón oro. Aquí, como se ha señalado anteriormente, el precio del oro no cambia.

Por ejemplo, entre 1879 y 1916 incluido, en Estados Unidos, sin importar cuánto más o menos oro se produjera en los mercados mundiales, el precio del oro puro en la casa la acuñación era siempre de 20,67$ la onza. Y aunque durante estos 38 años la producción anual mundial de oro se multiplicó por cuatro y el valor o poder adquisitivo de una onza de oro variaba continuamente y a veces sustancialmente, el precio del oro no cambiaba nunca. La razón era que nuestro sistema de patrón oro fijaba él mismo el precio del oro, aunque no fijaba ni podía fijar el valor del oro.

Aunque los productores de oro siempre recibían el mismo precio por este en las oficinas de acuñación y ensayo, los costes de producir dicho oro estaban cambiando continuamente, ya que cambiaba el valor de su poder adquisitivo. Un aumento en la producción de oro en relación con la demanda tiende a aumentar la oferta de oro monetario y la circulación del otro dinero y divisas de depósito que se basan en ella y, por tanto, a través del aumento en los precios de los productos, tiende a hacer menos valioso el oro.

Los productos cuyos precios aumentan así incluyen, entre otros, todos aquellos que son elementos en el coste de extraer el propio oro, como los explosivos y otros productos químicos, maquinaria minera y trabajo; asimismo, impuestos. Son estos costes en aumento los que presionan en contra de un precio fijo del oro y tienden a reducir la producción de oro al recortar los beneficios de los dueños de las minas cuando está bajando el valor del oro.

Por otro lado, cuando está aumentando el valor del oro, es decir, cuando los precios de los productos están bajando, los precios de las cosas que comprenden costes mineros tienden a caer con los precios de otros productos. Esto reduce el coste de la minería y, como el dueño de la mina continúa vendiendo todo su oro al mismo precio de acuñación que antes, sus beneficios aumentan y se estimula la producción de oro. Por tanto, la producción de oro tiende a aumentar cuando aumenta el valor del oro y a disminuir cuando baja ese valor.

Entre paréntesis, habría que indicar que el oro se produce bajo condiciones muy distintas en las distintas partes del mundo, que una parte considerable del oro se produce como un subproducto de otros metales y que mucho se sigue obteniendo en lugares atrasados con métodos primitivos de batea, mientras que grandes cantidades de mano de obra se dedican continuamente a esfuerzos más o menos inútiles de encontrarlo casualmente. Todos esto significa que en un momento concreto es difícil de calcular cuál es realmente el coste de producir oro. El coste importante, dirían los economistas, es el coste marginal en las minas de oro de áreas importantes de producción como Transvaal y Rusia. Sin embargo, este coste marginal no es fácil de establecer.

Oro monetario frente a oro en las artes

bajaba el Valor del oro y aumenta el nivel de precios de los productos, el precio del oro usado para fabricar joyería, utensilios, etc. no aumenta, aunque lo hagan los costes de otros materiales y de la mano de obra implicada en su fabricación y marketing. Esto significa que los precios de los artículos hechos en buena parte con oro no aumentan en los tiempos de aumento de los niveles de precios tanto como los salarios y los precios de la mayoría de otros productos.

Por tanto, las joyas de oro y otros artículos de oro en esos momentos parecen baratos comparados con la mayoría de los demás bienes y esta situación estimula su demanda, aumentando así el flujo en las artes del oro recién extraído y desviando al oro antiguo desde los usos monetarios hacia las artes.

El atesoramiento de oro, ornamentos, dijes y lingotes también se estimula, especialmente países como India y China, donde hay normalmente una enorme demanda de dichos productos. Todo esto tiende a contener el movimiento al alza de los precios generales y la reducción de los beneficios en la minería de oro que resulta de ello.

Por otro lado, cuando están cayendo los precios de los productos y está aumentando el valor del oro tenemos la situación opuesta. Entonces los precios de joyería, ornamentos y otros productos de orfebrería no caen tanto como los precios de la mayoría de las demás cosas ni como los de los salarios, porque el precio del oro en sí mismo no baja. Esto hace que los productos de oro parezcan caros al consumidor y, por tanto, rebajen su demanda.

Dirige a la los usos monetarios oro que en caso contrario habría ido a las artes y ocasiona la fundición de joyería y ornamentos de oro en India y China y el flujo del oro en bruto obtenido de ella hacia usos monetarios. El oro en los usos monetarios se hace así más abundante y este hecho tiende a controlar los precios a la baja de los productos y el aumento de los beneficios de la minería de oro.


El artículo original se encuentra aquí.

 

[1] Evidentemente, para que funcione el patrón oro, el mercado internacional debe ser más que uno muy estrecho y, también evidentemente, no es realista esperar un mercado que sea libre al 100%.

[2] El principio monetario conocido como ley de Gresham, aunque Sir Thomas Gresham tuvo poco que ver con su descubrimiento, es únicamente una aplicación al dinero de la ley de la oferta y la demanda. Es la ley que dice que un bien económico tiende a ir al mejor mercado. La ley superficialmente parece operar de forma distinta con el dinero que con otros bienes, porque el dinero es único en el hecho de que una de sus principales funciones es pasar de mano en mano como medio comúnmente aceptado de intercambio. Es imposible una formulación precisa de la ley de Gresham con pocas palabras. Con algunas cautelas, puede sin embargo enunciarse la ley como sigue: cuando dos o más tipos de moneda están en circulación en el mismo mercado, todas disfrutando esencialmente de los mismos privilegios bajo ley, la costumbre y la opinión pública, la moneda peor expulsará de la circulación a la moneda o monedas mejores, siempre que la oferta total de todos los tipos de monedas en circulación sea suficientemente grande como para hacer al dinero tan barato que la mejor moneda valga más fuera de la circulación activa para atesoramiento, mercancía o exportación que en dicha circulación y siempre también que no desarrollo un sistema de dos o más monedas bajo el cual haya diferentes precios de productos para pagos realizados en las distintas monedas.

[3] C.S. Richards, Currency in South Africa before Union, reimpreso en E.W. Kemmerer y G. Vissering, Report on the Resumption of Gold Payments by the Union of South Africa (1925), p. 537.

[4] Ver Edwin Walter Kemmerer, “Mexico’s Monetary Experience in 1917”, American Economic Review (Marzo 1918), pp. 261-262; también las experiencias de los países escandinavos y de España, 1916-1919, en el Federal Reserve Bulletin (1919), pp. 1039-1042 y (1920), pp. 35-46.

[5] Estas unidades de medición en los países avanzados están determinadas meticulosamente por ley. Por ejemplo, la yarda estándar imperial británica se define por ley como la distancia a 62ºF entre dos finas líneas grabadas en dos tacos de oro insertados en una barra de bronce que estaba en posesión del gobierno.

[6] W. Stanley Jevons, Money and the Mechanism of Exchange, pp. 46-47.

[7] Ver Federal Reserve Bulletin (1935), p. 822 y (1943), p. 1201.

[8] Estas tres características serían aplicables también a la plata, bajo un patrón plata, y también al oro y la plata bajo un sistema de bimetalismo con éxito.

[9] Ley de 14 de marzo de 1900, sección 1.

[10] Nuestras oficinas de acuñación y ensayo (después del 14 enero de 1873) no hacían cobraban nada a nadie en el proceso de acuñar el oro que se les traía, pero sí cobraban a los depositantes de piezas de oro pequeñas tarifas para cubrir costes como los de fundir, refinar y amalgamar.

[11] Un privilegio similar de libre acuñación sería aplicable a la plata en un país de patrón plata o a ambos en un país bimetalista.

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