[Declaración de principios de Secession.net, iniciativa que impulsa la secesión libertaria y no violenta, que nos recuerda que una organización sólo es voluntaria si es permitido salir de ella.]
Introducción
Al menos 5 mil grupos raciales, étnicos, lingüísticos o culturales están amontonados en sólo 189 estados-nacionales. Muchos conflictos violentos en el mundo, la mayoría, tienen que ver con el dominio de una región por parte de un estado más grande, nacional o multinacional, y con el deseo de algunos, o de muchos, de independizarse de ese estado más grande. Un gran porcentaje de la población mundial (en especial, en las pobladísimas China, India, Indonesia y África) se separaría de sus estados nacionales si tuvieran la oportunidad.
Millones de activistas en todo el mundo el mundo están comprometidos con movimientos secesionistas de carácter nacional, étnico, religioso o territorial, y emplean palabras como: autodeterminación, independencia, autonomía, subnacional, micronacional, separatista, soberanía, indígena, tierra propia, Cuarto Mundo. Los movimientos ideológicos que, implícita o explícitamente, promueven el derecho a la secesión -individual, comunitaria o regional- incluyen: libertarios, anarquistas, anti-autoritarios, descentralistas, devolucionistas, cantonalistas, verdes, biorregionalistas, “lo pequeño es hermoso”, comunalistas, supervivencialistas, pacifistas radicales o futuristas. Aunque estos últimos puedan promover diferentes metas sociales o económicas, su compromiso con la libertad individual es igualmente fuerte.
En los Estados Unidos, después de las elecciones de 2004, millones de no-republicanos consideraron seriamente la posibilidad de una secesión, como una alternativa a estar sujetos, cuatro años más, a religiosos fundamentalistas, partidarios de la guerra, ¡a quienes les interesaba más la expansión de Israel y el advenimiento de Jesucristo que proteger a los estadounidenses de la destrucción nuclear! Por entonces, los progresistas de los estados o condados demócratas hablaban seriamente de la secesión como una alternativa. Obviamente, si [en lugar de Barack Obama] Hillary Clinton hubiera sido electa en 2008, ¡habrían sido los estados y/o condados republicanos los que habrían querido la secesión!
A medida que avanzamos en el siglo 21, el ansia de libertad individual es más grande que nunca. Hemos desarrollado computadoras y tecnologías para asegurarnos de ello –a pesar de que los grandes estados nacionales han comenzado una nueva carrera armamentista que nos llevará, accidental o intencionalmente, a una casi inevitable guerra nuclear.
Es tiempo de reconocer que el gran “experimento” de los últimos 500 años, el de los estados nacionales, o naciones-estado, ha fracasado. Es tiempo de nuevos experimentos, fundados en la experiencia del pasado tanto como en las nuevas ideas y tecnologías. Es tiempo de identificar nuestros principios y estrategias, y de iniciar campañas educativas y activas que apoyen a la población mundial en su búsqueda de libertad, paz y justicia verdaderas.
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Primacía del derecho de secesión
El primer derecho político de todo individuo y de toda comunidad política debe ser el de separarse de cualquier entidad política mayor, sea o no que hayan nacido allí, sea o no que fueran forzados a unirse a ella. Si alguien niega o renuncia a ese derecho, será apenas poco más que un esclavo –y ningún pacto para convertirse en esclavo puede ser legal o moralmente obligatorio.
La secesión de individuos o comunidades no significa necesariamente guerra y violencia. Debiera ser un hecho natural y evolutivo de toda entidad política. Las comunidades pueden formar redes o confederaciones, puesto que por principio ambas aceptan el derecho a la secesión. Sin embargo, no debieran formar “federaciones”, una vez que éstas, por definición, no admiten la secesión. A continuación sugeriremos métodos prácticos y no violentos para la secesión, y sugeriremos algunos tipos de redes y confederaciones que podrían remplazar a los opresivos estados nacionales.
Secesión basada en la comunidad
En nombre del nacionalismo, la religión, la ideología, la tradición o el “bien común”, los gobiernos del mundo suprimen las libertades individuales y el control de los individuos sobre sus propias comunidades. Los grupod de interés y las élites corporativas, estatales, burocráticas y militares cobran impuestos, regulan, abusan, golpean, enjuician, encarcelan y ejecutan a ciudadanos para someterlos. Discriminan, roban y cometen genocidios, o se empeñan en limpiezas étnicas contra los grupos raciales, étnicos, religiosos y regionales oprimidos. Sin ayuda del gobierno, estas élites tendrían muy poco poder real sobre los individuos y las comunidades.
El concepto de libertad individual es simple: cada individuo es libre de hacer lo que le plazca mientras no dañe a otros a través de la fuerza o el fraude. Este es el principio ético básico o la “regla de oro” de todas las religiones, y que ha sido corrompido por siglos de teología, rituales y adoración de la autoridad política. El consentimiento individual –y no el “contrato social” o algún otro constructo nacionalista, racial, religioso, tribal o ideológico—es la única base legítima de cualquier organización social, económica y política. Sin embargo, para alcanzar la libertad, no basta con apoyar la idea y el valor de la libertad individual. Debemos apoyar estructuras institucionales que impidan a las entidades públicas o privadas el destruir la libertad individual.
A lo largo de la historia, la mayoría de los individuos han elegido vivir en comunidad con otros, sea en tierras comunales o privadas, como propietarios o como arrendadores. Los grandes estados nacionales o multinacionales se formaron a partir de conquistas militares de comunidades, tribus o naciones más pequeñas. Hoy en día, los individuos tienen poco control sobre sus comunidades locales, la mayoría de las cuales se han convertido en meras unidades administrativas de naciones-estado mayores, lejanas u opresivas. El gobierno y la confiscación de las tierras comunales o privadas han enturbiado la base territorial de muchas comunidades.
En los últimos 50 años los más grandes y fuertes estados nacionales han construido organizaciones supranacionales, como la ONU, la OTAN, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio; eso, para asegurarse de que los grupos y élites dominantes, corporativas, estatales, burocráticas o militares, puedan concentrar aún más el control. La llamada “globalización corporativa” es en realidad la globalización de los gobiernos al servicio de las élites políticas y corporativas (la mayoría de ellas en el “Primer Mundo”).
Muchos, en especial en EUA, piensan en términos de “el derecho de los estados” a la secesión; pero a la vez se oponen a la secesión de unidades políticas menores dentro de cada estado. Sin embargo, Secession.net promueve “secesiones basadas en la comunidad”, asumiendo que entidades más pequeñas, como las comunidades, los pueblos, las ciudades pequeñas o los vecindarios dentro de las grandes ciudades, serán y deberán ser las unidades políticas básicas, después del individuo.
El mapa a la izquierda muestra cientos, miles de comunidades independientes, unidas en redes o confederadas, como una alternativa en EUA, Canadá y México. Sin embargo, las comunidades pueden ser, o no, geográficas. Las comunidades geográficas incluirían comunidades de descanso o vacacionales, “parques” industriales o comerciales, condados formados por granjas y pequeñas comunidades, centros comerciales, reservas naturales o comunidades mixtas. Las comunidades no geográficas serían comunidades formadas por personas con intereses comunes, y podrían ser comunidades industriales, profesionales, comerciales, de servicios, caritativas, culturales, étnicas, raciales, políticas, etc., y tendrían miembros de cualquier parte del continente o del mundo. Incluso sería posible que los miembros de las comunidades geográficas no sólo fueran miembros de varias comunidades no geográficas a la vez, sino que acudieran a ellas para resolver la mayoría de sus asuntos.
Las comunidades deben tener la libertad de unirse o separarse de cualquier red o confederación regional, continental o mundial a la que se hayan unido por razón de sus intereses. Las comunidades pueden confederarse por causas de tipo lingüístico, étnico o racial; pero estas confederaciones deben reconocer el derecho de las subcomunidades que las forman a mantener su autonomía. Y las propias comunidades deben reconocer el derecho de sus miembros o de secciones geográficas a separarse y convertirse en autónomas, o adherirse a otras comunidades. Sólo el derecho a la secesión garantiza una autonomía de verdad.
A muchos les preocupa el que las corporaciones puedan aplastar a tales comunidades. Pero sin gobiernos centrales –sin responsabilidades limitadas, sin privilegios, servicios públicos y restricción de la competencia—la mayoría de las grandes multinacionales desaparecerían o se dividirían en entidades mucho menores, que no tendrían el poder suficiente para controlar a las comunidades. Quienes busquen la protección de los gobiernos centrales buscarán la protección de un fantasma.
Procesos políticos libertarios/descentralizados
Las comunidades pueden crear cualquier sistema económico, social o cultural que elijan. Sin embargo, creemos que para impedir la recreación de los estados nacionales bélicos, o que abusen de las libertades y derechos individuales, las comunidades deberían seguir cinco principios, principios que son a la vez libertarios y descentralistas:
Una Declaración de Derechos: Toda persona puede ser víctima del prejuicio, la intolerancia, la explotación, la sospecha o la histeria por parte de la comunidad de la que es miembro. Por tanto, es necesario tener algo por escrito que garantice (a) la libertad de asociación y movimiento dentro y fuera de la comunidad; (b) la igualdad de derechos políticos para participar en la toma de decisiones o para acceder a información relacionada con la comunidad; (c) derechos procesuales –derecho a juicios justos, a tener un abogado, a apelar y a no ser sometido a interrogatorios o castigos crueles o inusuales.
Ley “policéntrica”: En los últimos siglos las leyes decretadas por legisladores (las leyes “fíat”), hechas por y para las élites, han restringido las libertades individuales en todo el mundo. Han suplantado al derecho consuetudinario o “derecho común”, al derecho privado o al derecho de asociación voluntaria que había evolucionado manera libre y natural. Estas leyes pueden ser llamadas “policéntricas”, dado que tienen su origen en diversos centros de actividad o interés. Los individuos y las comunidades deben elegir el sistema legal al cual se someterán; deben poder elegir entre diferentes sistemas para regir sus asuntos personales, de negocios, etcétera; deben poder elegir hasta qué punto sus vidas serán dominadas por obligaciones contractuales y hasta qué punto estarán sujetos a decisiones tomadas democráticamente. Eso lo harán al momento de elegir la comunidad o sistema legal al que se adherirán.
Democracia consensual o de Súper Mayorías: “Democracia” significa “gobierno del pueblo” –una frase que se ha interpretado de maneras tanto autoritarias como libertarias. Incluso quienes proponen comunidades contractuales enfrentan situaciones imprevistas que requieren un procedimiento democrático de toma de decisiones. Las decisiones tomadas por las mayorías suelen ser una farsa que encubre a minorías dominantes y élites, que son las que realmente toman las decisiones y aumentan así su dominio sobre la sociedad. Los contratos y la democracia consensual son ejemplos de un procedimiento de toma-de-decisiones basado en acuerdos en donde las decisiones, incluso las que restringen las libertades, son tomadas sólo hasta que todas las partes involucradas llegan a un acuerdo. La toma de decisiones basada en súper mayorías significa que la decisión será tomada sólo si al menos 2/3, 3/4 o incluso 9/10 de las partes involucradas están de acuerdo. Estos procedimientos contribuyen a la armonía en la comunidad, ya que los miembros proponen o adoptan reglas o políticas que tienen un apoyo abrumador entre la comunidad.
Democracia directa: La democracia representativa, incluso en grupos muy pequeños, suele conducir al dominio de las élites y grupos de interés. La democracia directa significa que sólo los votos de los individuos pueden aprobar o rechazar leyes, reglas o regulaciones, así como impuestos, cuotas o contribuciones. El crecimiento de Internet facilita que la gente vote desde su casa, oficina, biblioteca, etc. La democracia directa también desalienta el que las élites traten de imponer leyes o impuestos que las beneficien, ya que sólo una pequeña cantidad de votantes estarían dispuestos a votar por ellas, y además tendrían que ser aprobadas por súper mayorías. Sin embargo, los votantes sí podrían elegir, designar o contratar administradores y gerentes, aunque su capacidad para elaborar políticas sería estrictamente limitada.
Cláusulas perecederas: A veces nos precipitamos al crear reglas y regulaciones para situaciones extraordinarias o urgentes. Por eso es necesario incluir una cláusula que permita a una minoría de miembros (entre 15 y 25%) votar para anular dichas reglas después de unos meses. En realidad, todas las reglas y tarifas debieran tener cláusulas “perecederas” y expirar un día, a menos que los votantes amplíen su vigencia explícitamente. También deberían existir, en forma explícita, algo como “cláusulas de salida fácil”, que dieran a los individuos inconformes – inconformes con las políticas o reglas adoptadas por las súper mayorías- el tiempo suficiente para arreglar sus asuntos y abandonar la comunidad.
Secesión no violenta e instituciones
Los más grandes estados nacionales del mundo se sostienen a través de la amenaza y la violencia militar contra aquéllos que son percibidos como secesionistas. Los estados democráticos de bienestar mantienen a sus ciudadanos contentos otorgándoles acceso a insostenibles programas de asistencia social, mientras ellos forman poderosos ejércitos dotados de armas nucleares. Las dictaduras prescinden de los programas de asistencia social, sacrificando a sus ciudadanos, mientras se concentran en hacer sus ejércitos. Sólo la abolición de los grandes estados nacionales o multinacionales y de sus ejércitos evitará que continúen esas destructivas guerras regionales, así como eventuales guerras nucleares, accidentales o intencionales.
La no violencia es la idea de que ninguna creencia u objetivo étnico, religioso, ideológico, social o económico es excusa para emplear la violencia contra terceros por parte de estados o individuos. La filosofía y las prácticas de la no violencia se extienden también a la resolución de conflictos interpersonales, grupales o comunitarios, así como a las sanciones legales, el mantenimiento del orden público y la defensa.
El propósito de la acción no violenta es quitarle legitimidad al gobierno y otras autoridades, en lugar de arrebatarles el poder –secesión de facto. La no violencia da legitimidad moral a los activistas ante la opinion pública –en especial si las autoridades responden con violencia a sus protestas abierta y sinceramente no violentas. Incluso se puede ganar la simpatía de miembros de las clases gobernantes si se usan acciones no violentas. Es más probable que los policías y soldados se pongan del lado de los activistas si escuchan argumentos políticos firmes y ven demostraciones de no violencia, que si temen ser atacados por los manifestantes.
La violencia política destruye la simpatía lograda ante la opinión pública, y hace que pueblo, élites y policías se unan contra los manifestantes —de ahí que los gobiernos infiltren las manifestaciones con “agentes provocadores”. Las acción violenta es practicada, en general, por jóvenes varones iracundos, muchos de ellos con entrenamiento militar, y que se vuelven violentos contra otros disidentes en la misma medida en que lo hacen contra el opresor. Cuando los revolucionarios violentos llegan al poder, sus regímenes son por lo general tan violentos como las revoluciones que los llevaron hasta ahí.
De igual manera, debemos rechazar la violencia como un medio de resolver conflictos o de regular los asuntos públicos o privados. La violencia personal, la publica, la gubernamental y la militar están íntimamente conectadas. A lo largo del tiempo se ha demostrado en muchos lugares que es posible resolver conflictos en y entre las comunidades, hacer que se cumplan los contratos, las regulaciones y las leyes, guardar el orden, mantener la paz y defenderse, todo de manera no violenta. Un compromiso con la no violencia fomenta la tolerancia entre las personas, sin importar sus diferencias étnicas, raciales, religiosas, ideológicas o de cualquier otro tipo. Debemos extender este compromiso a todo lugares y todo momento si queremos que la humanidad sobreviva y prospere.
Metas de secesión
Legitimar la secesión de entidades políticas pequeñas: Mientras que la ONU y las organizaciones de derechos humanos fingen que apoyan a los movimientos autonomistas y de libre auto-determinación, nosotros damos argumentos prácticos y morales a favor del derecho de los individuos, comunidades grandes o pequeñas y grupos subnacionales a buscar su independencia.
Promover visiones políticas no violentas, libertarias y descentralizadas:Visiones que sustituyan a las instituciones centralizadas, autoritarias, políticas y económicas, y que ofrezcan estrategias no violentas para alcanzar paz, libertad, justicia y prosperidad verdaderas.
Influir en movimientos secesionistas ya existentes: Son muchos los grupos que quieren sustituir un Estado grande, centralizado y autoritario, por dos o más, más pequeños. Sólo un movimiento mundial que promueva las metas radicales de libertad para los individuos y las comunidades puede legitimar las aspiraciones libertarias de cientos de grupos nacionales y regionales que son oprimidos.
Promover nuevos movimientos secesionistas: Millones de personas están listos ya para apoyar las alternativas radicales de descentralización y las estrategias secesionistas; sólo requieren una base filosófica más firme y un pequeño empujón para comenzar a organizar sus propios movimientos.
Una red que conecte a estos movimientos para coordinar estrategias y tácticas no violentas.
Estrategias de secesión
Enfatizar el derecho a la secesión: Esto, a fin de no ser paralizados mediante promesas “reformistas” de descentralizar el poder. Los movimientos que defienden algo menos que el derecho a la secesión pacífica –por ejemplo, la descentralización “de arriba hacia abajo” o la “devolución”- son fácilmente ignorados y cooptados.
Promover la tolerancia: Para que los hombres y mujeres de cualquier raza, religión, cultura, nivel económico, orientación sexual, que hayan sido oprimidos encuentren un objetivo en común y un lazo común de confianza. Los grupos largamente enemistados que busquen separarse y segregarse en comunidades homogéneas deben mostrar tolerancia mutua, así como tolerancia hacia los miembros de sus grupos quienes tendrán el derecho de vivir en comunidades integradas de su región. Esto nos ayudará a ser solidarios mientras nos liberamos de las élites poderosas y atrincheradas que han sabido superar sus propias diferencias en su búsqueda del dominio sobre la humanidad.
Trabajar dentro del sistema actual: Promoviendo alternativas descentralistas y la secesión a través de la educación, el cabildeo, las iniciativas secesionistas, el referéndum y las enmiendas a la constitución, influyendo en partidos políticos radicales y lanzando candidatos. Las relaciones cordiales con quienes están en el poder y sus seguidores dividen a las élites, nos dan más adeptos y ayudan a minimizar los daños que puedan perjudicar a acciones secesionistas en el futuro.
Utilizar diversas estrategias y tácticas de acción no violenta para que el sistema pierda adeptos: Las élites, los grupos de interés y las personas con empleo en el gobierno, o que reciben su ayuda económica, son por lo general muchos más que quienes se no se molestan siquiera en ir a votar. Por eso, se debe trabajar para quitarle adeptos al sistema utilizando una gran variedad de estrategias no violentas –protestas y persuasión no violentas, no-cooperación económica, política y social, desobediencia civil no violenta y acciones directas; la creación de instituciones comunitarias paralelas; proclamaciones de secesión coordinadas, aunque sea por sólo un día o una semana, hasta que suficientes comunidades se hayan unido en cualquier región o país para convertir el derecho a la secesión en un derecho de facto. Nuestras organizaciones deben desligarse de la violencia callejera, así como de cualquier elemento terrorista, hasta convencerlo de la superioridad de las tácticas no violentas.
Crear redes y confederaciones alternas: Algo que reemplace a los Estados Unidos de América. Algo como Confederated Communities of Americans.
Respetar los derechos de los no secesionistas: Debemos tranquilizar al público y hacerles saber que las comunidades y las nuevas confederaciones serán creadas sólo por alianzas voluntarias, y que no se confiscarán los bienes ni se obligará a hacer nada a quienes no estén de acuerdo con nosotros. También debemos asegurar a los no secesionistas que quienes quieran mantener su ciudadanía, obedecer las leyes y pagar los impuestos de la nación estado, son libres de hacerlo, incluso si la mayor parte de sus vecinos deciden separarse.
Prepararse para escenarios alternos: Hay tres escenarios posibles: escenarios “graduales” o “reformistas”, con cambios relativamente lentos; escenarios de “crisis”, con continuas crisis económicas, políticas y militares; y escenarios “catastróficos”, con caos económico y político y/o guerras regionales masivas o incluso guerras nucleares.
Traducción por William Gilmore