Hace poco un amigo Facebook me preguntó lo siguiente:
¿Puedes explicarme esa historia de que los austriacos no creen en las evidencias empíricas o los factores estadísticos para el estudio de la economía? ¿Es verdad? A menudo se argumenta que los austriacos trabajan sobre axiomas previos que pueden tener o no evidencias empíricas y que si se aporta alguna evidencia empírica que pueda enfrentarse a una conclusión de la Escuela Austriaca, esta se rechaza considerándola una nimiedad. Se dice que rehúyen las estadísticas y otros medios de medir las acciones de los hombres. Esto resulta extraño porque veo que los austriacos usan gráficos y similares para ilustrar cosas como los auges económicos. ¿Me puedes explicar todo esto?
¿Y Rothbard tiene alguna divergencia con Mises sobre este tema? Gracias.
Deberíamos hacer inmediatamente una distinción, como hacía Mises, entre teoría e historia económica, siendo la primera el estudio de la acción humana en su relación con el hombre en un mundo de recursos escasos y la segunda una explicación real de cómo hombres, precios, bienes y servicios han interactuado entre sí en el pasado. En otras palabras, por definición, hay una diferencia entre los que afirmamos lograr por medio de la teoría de la acción humana frente a la investigación histórica. Y así Mises escribió un libro entero llamado Teoría e historia. Consideremos lo que dice Mises en La acción humana:
Los enunciados y proposiciones [económicos] no derivan de la experiencia. Son a priori, como los de la lógica y la matemática. No están sometidos a verificación y falsación a partir de experiencias y hechos. Son tanto lógica como temporalmente anteriores a cualquier comprensión de hechos históricos. Son un requisito necesario para cualquier entendimiento intelectual de acontecimientos históricos.
Mises llamaba praxeología a la teoría general y formal de la acción humana. La economía era una parte de la praxeología.
Así que la respuesta correcta a la pregunta inicial es que los austriacos no creen que las leyes económicas puedan descubrirse a través de evidencias empíricas/estadísticas. Pues, por definición, el propósito de las evidencias y las estadísticas es reunir información histórica, no descubrir teoría económica. Por tanto, la información empírica se relaciona con la “economía” solo de una manera amplia y general, para conseguir una imagen mejor del pasado, pero nunca para lograr leyes de la acción humana. Un buen ejemplo puede encontrarse en el Capítulo 4 de America’s Great Depression de Murray Rothbard. Al preparar su explicación de cómo la década de 1920 estuvo marcada por una tendencia monetaria inflacionista, Rothbard hace una observación con respecto a su método (saltos de párrafo añadidos):
La mayoría de los escritores sobre la Depresión de 1929 cometen el mismo error grave que asola los estudios económicos en general: el uso de estadísticas históricas para “probar” la validez de la teoría económica. Hemos tratado de indicar que esta es una metodología radicalmente defectuosa para la ciencia económica y que la teoría solo puede confirmarse o refutarse sobre bases apriorísticas. El hecho empírico entra dentro de la teoría, pero solo al nivel de axiomas básicos y sin relación con los “hechos” histórico-estadísticos comunes usados por los economistas actuales. (…)
Baste con decir aquí que las estadísticas no pueden demostrar nada, porque reflejan la operación de numerosas fuerzas causales. Por ejemplo, “refutar” la teoría austriaca del comienzo del auge porque los tipos de interés podrían no haberse rebajado en algún caso es irrelevante. Sencillamente significa que otras fuerzas (tal vez un aumento en el riesgo, tal vez la expectativa de una subida de precios) fueron lo suficientemente fuertes como para aumentar los tipos de interés. Pero el análisis austriaco del ciclo económico sigue operando independientemente de los efectos de otras fuerzas. Pues lo importante es que los tipos de interés son más bajos de los que habrían sido sin la expansión del crédito.
A partir del análisis teórico, sabemos que este es el efecto de toda expansión del crédito por los bancos, pero estadísticamente estamos desvalidos: no podemos usar la estadística para estimar cuál habría sido el tipo de interés. Las estadísticas solo pueden registrar eventos pasados, no pueden describir eventos posibles, pero sin cumplir.
Así que las estadísticas no se “rehúyen” como tales: más bien, se relegan a su lugar adecuado en el edificio económico. El que los austriacos no piensen que las leyes de la economía se descubren mediante modelos complejos no significa que las estadísticas en general no se usen nunca. Sería como quejarse de que las leyes de la lógica nunca se han “demostrado” con estadísticas. Es natural que las leyes lógicas no se determinen mediante investigación empírica, sino que más bien se presuponen.
Así que cuando se nos acusa de rechazar las evidencias empíricas, tendríamos que señalar que las estadísticas, por su propia naturaleza epistemológica, no pueden dejar de demostrar lo que se descubre mediante pensamiento apriorístico. Las estadísticas están repletas de sus propios supuestos, correlaciones, condiciones temporales y más cosas, lo que las hace absolutamente insuficientes para proporcionar leyes inquebrantables de teoría económica. Traedme un estudio que demuestre que los controles de precios no funcionan y os señalaré otro que demuestra que los salarios mínimos son el secreto de una economía próspera.
¿Qué hay de las diferencias entre Rothbard y Mises en este punto?
Como he indicado anteriormente en este sitio, quiero destacar siempre el hecho de que Rothbard veía la teoría económica como un estudio a priori, es decir, defendía una metodología económica que destacaba el hecho de que la teoría económica y las leyes económicas deben obtenerse por una aplicación de las leyes de la lógica y el razonamiento sobre el axioma de la “acción humana” (los seres humanos actúan con un propósito y cada uno emplea medios para alcanzar sus fines valorados). Dicho de otra manera, Rothbard seguía totalmente la tradición económica de su mentor, Ludwig von Mises, como la metodología económica apropiada.
Pero debemos echar un paso atrás hacia el propio axioma. ¿Cómo “sabemos” que los humanos actúan con un propósito? ¿Cómo descubrimos el axioma de la acción?
Fijémonos en lo siguiente, extraído de la cita anterior de Rothbard:
El hecho empírico entra dentro de la teoría, pero solo al nivel de axiomas básicos y sin relación con los “hechos” histórico-estadísticos comunes usados por los economistas actuales.
La postura de Rothbard era que había que reflexionar y aplicar experiencia del mundo real para alcanzar este axioma económico. Así que, categóricamente, Rothbard era un “empirista” en sentido tomista. Pero este empirismo estaba muy lejos del más moderno “positivismo lógico” empírico. En todo caso Mises rechazaba a Tomás de Aquino y en su lugar prefería un punto de partida más “racionalista”: presupuestos y leyes de pensamiento. Mises veía el axioma de la acción de tal forma que negarlo era probarlo.
Es decir, en palabras de Hans-Hermann Hoppe, comentando sobre la epistemología de Mises:
[Los axiomas] son evidentes porque no se puede negar su verdad sin contradecirse; es decir, al tratar de negarlos se admite implícitamente su verdad.
Mises consideraba los axiomas, no como deducidos empíricamente, sino como proposiciones sintéticas a priori, en la terminología de Immanuel Kant: proposiciones que no se descubren por experiencia y que tampoco son simplemente verdaderas por definición.
Debería insistir, de forma que nadie cuestione esto, en que, a pesar de que Rothbard y Mises estaban en desacuerdo en el fundamento de un axioma, ambos consideraban la economía como una ciencia a priori que se basa en una metodología deductiva (ver En defensa del apriorismo extremo, de Murray Rothbard).
El artículo original se encuentra aquí.