Aunque la crisis del euro parezca lejana al tener todos los países de la Eurozona déficits públicos por debajo del 3% del PIB, hay un problema para el euro que sigue creciendo silenciosamente: la crisis bancaria no resuelta. No es un problema menor. Los balances del Eurosistema y los bancos del euro totalizaron 30 billones de euros en enero de 2018, lo que es aproximadamente un 291% del PIB.
Los bancos europeos tienen problemas por diversas razones.
Primero, la regulación bancaria se ha vuelto más dura después de la crisis financiera. Como consecuencia, los costes regulatorios y de cumplimiento han aumentado sustancialmente. Hoy los bancos tienen que atender requerimientos de las autoridades nacionales, la Autoridad Bancaria Europea, el Mecanismo Supervisor Único, la Autoridad Europea de Valores y Mercados y los bancos centrales nacionales. Siendo actualmente ya un asombroso 4% del ingreso total, los costes de cumplimiento se espera que aumenten al 10% del ingreso total en 2022.
Segundo, hay riesgos escondidos en los balances bancarios. El que haya algo escamoso en los activos de los bancos europeos puede detectarse rápidamente cuando se compara la capitalización del mercado bancario con su valor en libros. La mayoría de los bancos europeos tienen una relación precio-libros por debajo de 1. La relación precio-libros del Commerzbank alemán es de 0,49., la del Deutsche Bank es de 0,36, la del UniCredit italiano es de 0,23, la del Piraeus Bank griego de 0,14 y la del también griego Alpha Bank es de 0,34.
Con una relación precio-libros por debajo de 1, comprando un banco a los precios actuales y liquidando sus activos por su valor en libros, un inversor podría obtener beneficios. ¿Por qué no hacen eso los inversores? Sencillamente, porque no creen en el valor en libros de los activos de los bancos. Los activos están valorados con demasiado optimismo a los ojos de los participantes en el mercado. Considerando que la relación bursátil (valores divididos por balance total) del sector bancario del euro está solo en 8,3%, una valoración a la baja de los activos podría evaporar rápidamente las acciones.
Tercero, los tipos bajos de interés han contribuido a aumentar los precios de los activos. Los precios de acciones y bonos han aumentado debido a la política monetaria del BCE, llevando así a beneficios contables para los bancos. Por tanto, la política monetaria ha impulsado artificialmente los beneficios bancarios en los últimos años.
Cuarto, según el BCE, los préstamos morosos, es decir los préstamos en los que los prestatarios no están a corriente de pago, suman 759.000 millones de euros, esto es el 30% del valor bursátil de los bancos.
Quinto, se avecinan más problemas para los bancos. Debido a los tipos de interés artificialmente bajos, las tasas de insolvencia han bajado. En Alemania en 2003, 39.470 empresas (el 1,3% de las empresas existentes) se convirtieron en insolventes. En 2017 las insolvencias habían caído hasta 20.200 empresas (el 0,62%).
Tasa de insolvencia en Alemania 2003-2017, en porcentaje
Fuente: Creditreform.de
Empresas que en otro caso habrían tenido que cerrar pueden sobrevivir debido a tipos de interés cercanos a cero. Su supervivencia no es que no tenga costes, ya que absorben recursos que podrían usarse en otros proyectos. Cada año de la política de tipos cero de interés del BCE hace que 10.000 quiebras se retrasen, aumentando las existencias de empresas zombis. Las empresas zombis contribuyen al anémico crecimiento porque desperdician recursos que podrían usarse más productivamente en otras líneas de producción. Una vez los tipos de interés aumenten rápidamente, estas empresas zombis acabarán pagándolo y las tasas de insolvencia volverán a niveles más normales, llevando a problemas para los bancos.
Sexto, los tipos más bajos de interés han planteado graves problemas al margen de interés de los bancos. El margen pasivo, de transformación y de crédito de los bancos han disminuido. El margen pasivo resulta de la inversión de depósitos de clientes bancarios en el mercado overnight interbancario. Los bancos podían tradicionalmente ganar un margen de esta manera, pero no en un mundo de tipos interbancarios negativos. El margen de transformación deriva de la transformación en la liquidación, cuando un banco toma prestado a corto de un cliente y presta a largo a otro. Con una curva plana de rendimientos, esta transformación genera menos de lo normal. Tomar prestado a un 0% para prestar a largo plazo al 0% no es rentable. Además, cuando los bancos prestan a largo plazo con un tipo de interés muy bajo y los tipos a corto empiezan a aumentar, los márgenes disminuyen todavía más.
El margen de crédito deriva del riesgo de prestar. Los bancos tratan de compensar el margen pasivo y de transformación a la baja asumiendo mayores riesgos de crédito. La competencia de los bancos en este terreno empuja también a la baja el margen de crédito. Así que la política de tipos cero de interés del BCE ha canibalizado la rentabilidad bancaria tradicional.
Séptimo, los bancos en la Eurozona siguen estando íntimamente relacionados con su gobierno. En enero de 2018, los bancos de la Eurozona poseían 3.536 millones de euros en deuda pública en sus cuentas, lo que equivale al 13% de sus balances totales. Cuando estemos en la próxima recesión, la crisis de la deuda soberana amenazará y los bancos podrán esperar pérdidas en su cartera de deuda soberana.
Cuando aumenten los tipos de interés en el futuro, los bancos se enfrentarán a varias dificultades. Primero, aumentarán los préstamos morosos y quebrarán las empresas zombis. Segundo, los préstamos de bajo interés a largo plazo de los bancos serán más difíciles de refinanciar de forma rentable. Tercero, los precios de los activos caerán, llevando a pérdidas. El gobierno puede verse en problemas.
Como consecuencia de estas pérdidas, los bancos se verán obligados a restringir los créditos al bajar el precio de las acciones. Paradójicamente, la política de tipos cero de interés del BCE pensada para promover la expansión del crédito acabará llevando a una contracción del crédito. Habrá una grave recesión y una caída en la oferta monetaria. La crisis no solo pondrá en peligro el sistema bancario, sino el euro como tal, porque el entrampado gobierno de la Eurozona tratará de recapitalizar sus bancos mediante una monetización de deuda recién emitida.
El artículo original se encuentra aquí.