Thomas DiLorenzo, Generación Milenial y Socialismo, en Mises University

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Thomas DiLorenzo es otro polémico profesor asociado al Instituto Mises y conferencista regular en la Semana Universitaria que organiza todos los años. Es un destructor de los mitos con que se acomodan y duermen tranquilos muchos críticos del capitalismo y adoradores de falsos héroes del más despiadado intervencionismo estatal. Ahí están de ejemplos su análisis sobre el origen de las leyes antimonopolio y la masacre que hace a la imagen del venerado Abraham Lincoln.

Desde el 2016 da una conferencia “Diez Cosas que los mileniales deben saber del Socialismo”, que se origina por las simpatías por ese sistema reportada en dos encuestas entre jóvenes de esa generación. Que 69% de votantes menores a 30 años opinaran que votarían por un presidente socialista en los Estados Unidos y que el 43% de los milénicos respondieran preferir socialismo al capitalismo, espantó al editor regular de sus libros de historia y economía.  En conversación con DiLorenzo acordaron la publicación de uno dedicado a esa generación con la finalidad entendieran la realidad perversa del socialismo.

“Las universidades son campo de adoctrinamiento socialista. Cada padre conservador debe comprar uno para su casa y regalar a cada hijo uno que sirva de contrapeso a la propaganda de izquierda tan común en la academia.”, así se lee en uno de los comentarios de la contraportada de su libro “The Problem with Socialism” del que hace apretado resumen a los mileniales presentes en su conferencia.

DiLorenzo indica que el primer capítulo es la definición del socialismo, obvio porque cuando escucha a un milénico decir que el socialismo es bueno para su futuro prefiere asumir que no sabe de lo que está hablando.  Su definición parte de la tradicional “propiedad estatal de los medios de producción”, de manera que aquí se incluya cualquier industria que haya sido nacionalizada o de producción bienes y servicios que sean administradas por gobiernos nacionales o locales.  A éstas las llama “islas de socialismo” donde incluye hospitales, escuelas, oficinas de correo.   

Pero el concepto es más amplio y se adhiere a los señalados por Hayek en la reedición de su clásico “El Camino de la Servidumbre” en 1976.  El laureado economista afirmó en esa época que el concepto de socialismo había evolucionado para incluir “programas de redistribución de ingreso del gobierno a través del Estado Benefactor y el impuesto progresivo sobre la renta”, métodos que siguen siendo consistentes con el propósito fundamental de lograr eliminar la disparidad de ingreso a través de estos esquemas de confiscación y redistribución.  En este sentido anota DiLorenzo que en el “Manifiesto Comunista” el primer punto para destruir el capitalismo es la abolición de la propiedad privada y el segundo el impuesto progresivo a la renta.

Ludwig Von Mises no podía faltar en este capítulo, del autor del libro “Socialismo” destaca su punto de la estrategia dual de los comunistas: primero, nacionalizar todo lo que sea posible para la dirección por el gobierno de los medios de producción y, segundo, “el destruccionismo” eliminar la propiedad privada y el funcionamiento de los mercados con sobrerregulación, impuestos confiscatorios, inflación, en general, con todo lo que funcione incluyendo monopolizar la educación y adoctrinar niños sobre las bondades del socialismo y las cosas negativas del capitalismo.

La segunda enseñanza para los mileniales es que “el socialismo va a destruir su futuro económico”.  Para ilustrar esto DiLorenzo hace un recuento del desastre económico del socialismo donde quiera ha sido intentando.  Inicia con la Unión Soviética, economía cerrada a escrutinio de observadores independientes extranjeros, pero que se fue conociendo por economistas que lograron salir al exilio.  Yuri Maltsev, un asesor de Gorbachov, en sus primeras conferencias en el Instituto Mises confirmó las sospechas de los austrolibertarios: La economía rusa era en los años 90 apenas el 5% de la economía norteamericana, muy inferior al 50% que estimaban los servicios de inteligencia de Estados Unidos.  “El colapso de la Unión Soviética demostró que Maltsev tenía razón. El socialismo, en el país con los recursos naturales mas abundantes del planeta, apenas alcanzaba el 5% de los EUA y no fue capaz de producir un solo artículo competitivo en mercados mundiales…a excepción del caviar, pero eso viene de un pez, no de una factoría.”

DiLorenzo explica como la India, otro país con grandes recursos naturales, se convirtió en sinónimo de pobreza al adaptar para guiar su economía el estilo de los planes quinquenales de planificación soviética.  Ha progresado gracias a reformas se apartaron de ese esquema.  En África, después de la colonización, la mayoría de los países adoptaron en general el socialismo y la planificación central, apartándose de las raíces de emprendurismo e individualismo en la era precolonial que autores como George Ayittey han documentado extensamente.  El desastre generalizado por todos lados ya es historia.  En América Latina menciona el caso muy conocido de la reducción a pobreza extrema generalizada de Venezuela, un país líder en reservas de petróleo y próspero donde ahora las familias buscan que comer en desechos de basura.  “Así que mileniales si quieren ejemplos de cómo el socialismo va a destruir su futuro pueden escoger al azar de una lista interminable.”

¿Pero no habrá luz al final del túnel? ¿No será que han fallado los líderes han intentado ponerlos en marcha en los pueblos? ¿No ha sido culpa de países enemigos intervienen con sanciones o sabotajes su buen funcionamiento?  Para estas respuestas el Punto No. 3 de DiLorenzo: “El socialismo no puede ser reparado.”  Explica que son tres las razones bien conocidas, al menos entre los que no están cegados por la propaganda socialista, por las que con ese sistema no puede progresar ninguna sociedad. 

El primero es el “Problema del Incentivo”.  En el socialismo no hay un enlace entre el esfuerzo y las recompensas, esto crea el problema del parásito o “free raider”.  Si el mayor esfuerzo recibe una recompensa igual al que hace el menor esfuerzo, la elección será siempre el menor esfuerzo.  DiLorenzo expone algo que seguro ya han visto en algún mensaje de WhatsApp: el papá que explica a su hija que en el socialismo se busca tomar el 99 que sacó por su cuenta en Física y añadirlo a las notas de todos sus compañeros, para sacar un promedio, por ejemplo 73, que será la nota individual de cada alumno.

La segunda razón es la expuesta por Hayek sobre “la pretensión del conocimiento”, la quimera de creer que un grupo reducido de burócratas planificadores pueden tener, reproducir y suplantar la información con la que consumidores, trabajadores, empresarios e inversionistas toman millones de decisiones diarias.  La tercera es la “imposibilidad del cálculo económico”: Sin propiedad privada y precios determinados en el libre mercado es imposible organizar la producción. Sin precios determinados por oferta y demanda, todo se convierte en un caos.  “Es por estas tres razones que sin importar quién esté al mando, el socialismo es un veneno económico que ha destruido todos los países en que ha sido intentado.”

El cuarto punto que desarrolla Thomas DiLorenzo es el “Mito del Socialismo Democrático”.   No existe diferencia alguna entre socialismo y socialismo democrático. Sin importar cómo es impuesto en una sociedad, por un dictador o una mayoría, el socialismo trae el mismo caos y distorsiones. Esto porque “socialismo es básicamente la imposición por la fuerza de un plan del gobierno o un conjunto de planes sobre la sociedad que reemplaza los planes que cada individuo tiene para sus propias vidas. Que esto se logre por una vía democrática o por la fuerza es irrelevante.” Como ejemplos señala nuevamente a Venezuela, que llegó por vía democrática al socialismo y en 15 años ha destruido una de las economías más ricas de América Latina, y rompe en pedazos el mito de poner como ejemplo a Suecia como modelo para el socialismo. 

Suecia adoptó medidas socialistas luego de acumular capital por varias décadas de tener gobierno limitado, impuestos bajos y notas bien altas con respecto a la libertad económica. Fue en ese ambiente que tuvieron sus grandes inventores, como Alfred Nobel, llegó el Volvo, el Saab, productos de refrigeración y decenas de exitosos negocios de fama mundial.  Luego iniciaron su ruta por el fascismo, socialismo, nacionalización de empresas, impuestos altísimos, programas de beneficencia social y millones de páginas en regulación. “Un resultado de todo esto: Suecia tuvo cero crecimiento en el empleo desde 1950 hasta el 2005; por 55 años no se creó un solo nuevo puesto de trabajo. Y los socialistas quisieron salir del tollo imprimiendo dinero, lo que provocó inflación y que la tasa de interés llegará hasta el 500%. Se apartaron del socialismo con privatizaciones, desregulación, desmonte de beneficios sociales y han retomado el curso del crecimiento, pero todavía tiene un ingreso per cápita similar a los estados más pobres de Estados Unidos.”

Para DiLorenzo, Hayek puso el dedo en llaga cuando escribió que democracia y socialismo son como el agua y el aceite, no se mezclan, y el socialista que llega por vía democrática terminará usando su poder autoritario para imponer su plan a la Sociedad, por todos los medios necesarios.

Punto No. 5 para los mileniales sienten simpatía por el socialismo: “Socialistas imponen por dictadura una igualdad de resultados a seres humanos que por naturaleza vienen dotados de atributos diferentes.”  DiLorenzo desarrolla en su conferencia como esto es en el fondo un ataque a la división internacional del trabajo que permite la especialización y el comercio de bienes y servicios que es clave para el desarrollo de economías capitalistas de mercado.   

Coincido con DiLorenzo. Para liberales lo que cuenta es la igualdad ante la ley, que ningún ser humano tenga privilegios legales sobre otros, los socialistas buscan forzar una igualdad con medidas de fuerza castrando cualquier progreso individual que se logre al poner en marcha ideas propias con asociación voluntaria con otros individuos.  Noten como los comunistas cubanos se refieren con desprecio y desdén a los “cuentapropistas” y es ahora, después de 60 años de comunismo los ha empobrecido, hablan de dar espacios a la propiedad privada en la “Nueva Constitución”. ¡Farsantes!

El socialismo, continúa DiLorenzo, es efectivo en hacer igualmente miserables a la mayoría de la población, pero las élites que controlan el poder político tienen niveles de fortunas escandalosas. En esto cita las que la prensa internacional ha denunciado sobre la riqueza de la hija de Hugo Chávez, US$4,200 millones, y del extesorero del gobierno de Venezuela, US$11,000 millones. “Y este es un patrón de corrupción y grotesca desigualdad que es común en todos los países han intentado el socialismo.”  Y con el agravante que se ha hecho cavando tumbas a 100 millones de disidentes del socialismo, tal como señala DiLorenzo citando “The Black Book of Communism” y el ranking de países donde han cometido genocidios para imponer socialismo a la población.

A los mileniales también les explica que los socialistas buscan distanciarse del fascismo, pero en realidad comparten la esencia de la supremacía del Estado sobre el individuo y ambos reconocen como enemigo al capitalismo liberal.  Benito Mussolini lo escribió sin rodeos en su autobiografía, al explicar que el fascismo se opone al liberalismo clásico porque “la concepción fascista de la vida enfatiza la importancia primordial del Estado y acepta el individualismo sólo hasta el punto de que sus intereses coinciden con lo del Estado.”  A pesar de esta “confesión de parte”, los socialistas han sido efectivos en presentar al fascismo como una forma de capitalismo, algo absurdo cuando fue puesto en marcha en un sistema de facto de 100% nacionalización de lo poco que existía de capital privado, como en Alemania Nazi durante la guerra y el dominio del Partido Nacional ¿Socialista o Capitalista?

DiLorenzo explica los problemas que generan los planes socialistas de bienestar social al producir dependencia del gobierno, destruir el incentivo a trabajar y su impacto en la desintegración de la unidad familiar.  También sobre otro veneno del amplio arsenal letal del socialismo: el impuesto progresivo a la renta, que penaliza a quienes son exitosos en mercados libres y competitivos con altos impuestos para subsidiar a los que han sido menos efectivos en satisfacer necesidades del consumidor.  Vean similitud con el ejemplo de que los alumnos reciban la misma nota del promedio de calificaciones individuales.  Además de penalizar el éxito, que nunca es rifa en que se juegan todos los números, DiLorenzo apunta que ese impuesto permite al gobierno poder financiar actividades que van en contra de las libertades fundamentales del individuo, como tener los recursos para perseguir conscriptos para guerras injustas.

Sin tiempo para concluir se salta el punto 10 para rifar a la audiencia dos ejemplares del libro. De haber estado presente contesto bien la del año en que se escribió “El Camino de la Servidumbre”. No sabía que uno de mis jugadores de baloncesto favorito, Charles Barkley, estuvo en el equipo de la Universidad de Auburn, Alabama, la ciudad donde tiene su sede el Instituto Mises. 

Aquí la  Conferencia DiLorenzo  hemos hecho relatoría para difundir en español las ideas de estos fervorosos partidarios de la libertad se reúnen cada verano en este evento Universidad Mises, donde tuve la oportunidad de participar por allá en los años 1993-1994 cuando estaba en la Fundación Economía y Desarrollo.


El artículo original se encuentra aquí.

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