Durante los últimos años, uno de los temas más habituales en el mundo de la banca centralizada ha sido la constante tendencia a incorporar tecnología blockchain y criptodivisas a la caja de herramientas de los banqueros centrales. El misterioso potencial de la blockchain ha tentado a los bancos centrales de todo el mundo con una amplia variedad de experimentos con la nueva tecnología y en un anterior artículo de Mises Wire tan reciente como finales de 2016, explicaba el plan del Banco de Inglaterra de acuña su propia criptodivisa al estilo de Bitcoin para su uso en pagos interbancarios. Aunque ese plan se haya archivado para un futuro previsible, el ajuste general de los sistemas de pagos del Banco de Inglaterra ha continuado y se ha movido en nuevas direcciones, con intentos de incorporar tecnologías distribuidas de contabilización que han adoptado ahora un carácter distinto.
Fueron estos intentos los que llevaron a la publicación reciente de un informe que anunciaba que, cuando se ponga en marcha su nuevo sistema de liquidación general en tiempo real (RTGS, por sus siglas en inglés), el Banco de Inglaterra romperá con las normas establecidas permitiendo a las empresas FinTech basadas en blockchain acceder a dicho sistema.
Un sistema RTGS es un servicio de transferencias de fondos de especialistas que “esencialmente constituyen la base” de todas las actividades del banco central británico. El sistema RTGS del Banco de Inglaterra facilita la liquidación inmediata de las trasferencias de grandes cantidades de dinero (normalmente reservas del banco central) y valores entre instituciones financieras, para mantener la liquidez del sistema financiero británico minuto a minuto. El sistema RTGS británico permite transacciones interbancarias por valor de medio billón de libras cada día, una cantidad equivalente a casi un tercio del PIB anual total de Reino Unido, con el dinero usado en el sistema compuesto actualmente por en torno a 300.000 millones de libras en reservas del banco central, más aproximadamente un quinto de esa cantidad en billetes físicos.
El acceso al sistema RTGS del Banco de Inglaterra ha sido hasta ahora un privilegio especial de los bancos y otras grandes instituciones financieras tradicionales. ¿Por qué está entonces el Banco de Inglaterra planeando abrir el sistema a una nueva generación de empresas tecnológicas basadas en el sistema de pagos decididamente no tradicional de la blockchain? El informe del Banco de Inglaterra sobre esta decisión ofrece pocas pistas sobre las razones subyacentes para el cambio, conformándose con enunciados vagos y genéricos acerca de la necesidad de “enfrentarse a los desafíos planteados por un panorama que cambia rápidamente” ofreciendo “un rango diverso y flexible de modelos de liquidación, para permitir acceso al dinero del banco central a las infraestructuras de pagos existentes y emergentes”. Es indudablemente cierto que el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, se ha mostrado firme en su deseo de modernizar el sistema RTGS del banco, representando la “ambiciosa reconstrucción” actual uno de los empeños clave de su mandato. Pero indudablemente no podría describirse al propio Carney como un defensor entusiasta de la tecnología blockchain y ha sido franco en sus críticas a las criptodivisas en el pasado, considerándolas en buena medida como un “salvaje Oeste” del sistema monetario moderno, necesitado de la influencia domesticadora de la civilización.
Sin embargo, este mismo desagrado por el estado actual de la criptoeconomía podría ofrecer algunas pistas con respecto a las motivaciones detrás de la decisión de incorporar a las empresas basadas en la blockchain. Aparte de su papel de controlar la oferta monetaria británica y sus tipos de interés, la segunda función más importante del Banco de Inglaterra es su papel como regulador clave del sistema financiero británico. Es muy posible que, al invitar a estas nuevas empresas basadas en blockchain a la cama de Procusto de las “respetables” finanzas británicas, El Banco de Inglaterra espere ser capaz de extender su poder regulatorio por encima de la frontera recientemente emergente de las criptodivisas y la tecnología de contabilización distribuida. Esta interpretación parece confirmarse por un discurso realizado por Carney sobre criptodivisas este mes de marzo. Después de lamentar la supuesta tendencia de las criptodivisas privadas hacía la devaluación y su uso por delincuentes, Carney parece indicar que podrían imponerse los controles apropiados sobre la economía creciente de la blockchain incorporándola al sector financiero convencional, que regula el Banco de Inglaterra de Carney. “Ha llegado el momento de someter al ecosistema de los criptoactivos a los mismos estándares que el resto del sistema financiero. Ser parte del sistema financiero proporciona enormes privilegios, pero estos conllevan grandes responsabilidades”. Solo dos meses después de dar este discurso , el Banco de Inglaterra empezó a realizar “pruebas de concepto” a un puñado de empresas FinTech basadas en blockchain (Baton Systems, Clearmatics Technologies Ltd, Token y R3) que llevaron a esta decisión de permitir que empresas basadas en blockchain accedan al sistema RTGS del Banco.
Otro posible motivo detrás de la decisión podría ser extender la influencia del banco de Inglaterra sobre los tipos de interés en la criptoeconomía en desarrollo. Cuando el Banco de Inglaterra presta reservas del banco central a los bancos privados, a través del sistema RTGS, los bancos prestatarios tienen que pagar el “tipo bancario” de interés sobre esas reservas prestadas, que es uno de los pocos tipos de interés en la economía que realmente controla de forma directa el Banco de Inglaterra, Cuanto mayor sea el número de bancos privados a los que, a través del RTGS, se les haga pagar el “tipo bancario” de interés sobre reservas prestadas, más será capaz el Banco de Inglaterra de influir indirectamente en la constelación de otros intereses en toda la economía. Esta decisión reciente de dar a las empresas basadas en blockchain un acceso más fácil a las reservas del banco central, al abrirles el sistema RTGS, podría reflejar el deseo del Banco de Inglaterra de extender su influencia sobre los tipos de interés hacia la nueva frontera de las finanzas basadas en criptografía.
Independientemente de la motivación, esta decisión reciente representa solo la última evolución en la actual experimentación del banco central con las tecnologías de contabilización distribuida. Si queremos preservar las intenciones explícitamente antiestatistas de los fundadores de la criptoeconomía moderna, debemos prestar especial atención a cómo los estados y sus responsables monetarios tratan de pelear con la blockchain y sus implicaciones para el futuro.
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