Charles Koch da en el clavo

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Hay quien dice que la demanda de Charles Koch contra el Instituto CATO (en el 2012) está motivada por su deseo de abandonar lo que una vez pensó que era una Estrategia Grandiosa con posibilidades de éxito y reemplazarla por una estrategia institucional diferente. La Estrategia Grandiosa me fue explicada a principios de los 80 por Richard Fink, el que fue jefe durante mucho tiempo de la Fundación Koch, cuando ambos éramos jóvenes profesores adjuntos de económicas en la Universidad George Mason (y antes de que Richie estuviera con la Fundación Koch). La estrategia era usar instituciones como George Mason para educar a los estudiantes de grado y postgrado en economía de libre mercado que trabajarían después en diversas ramas del Kochtopus [N.del T: también Kochtópodo], para miembros del congreso o del Poder Ejecutivo, o convertirse en periodistas o funcionarios. En otras palabras, toda la estrategia era sobre la influencia o toma de poder del establishment.

Pues bien, esta estrategia ha tenido una carrera de 35 años y es obviamente un fracaso colosal. Nunca ha habido una sola ley o reglamento que se conozca como la “Reglamento de CATO” o “La ley de CATO para liberalizar la industria X”, etc. El estado de bienestar/de guerra ha estallado fuera del control de cualquier persona sobre las diversas administraciones pasadas, a pesar de todas las conferencias del CATO, todas esas comidas y cenas artificiales, y todas las críticas juveniles y cotilleos/mentiras sobre los rothbardianos asociados al Instituto Mises y LewRockwell.com quienes sólo han mantenido una estrategia de educación alternativa.

Esa estrategia fue siempre la de educar al público general y a los jóvenes en particular, en economía Austriaca y teoría social Austriaca. Esta fue la estrategia preferida de Murray Rothbard, y es una gran razón de por qué Charles Koch y Ed Crane lo echaron del Instituto CATO, a pesar de que él fue uno de los fundadores iniciales, a quien se le ocurrió el nombre y fue uno de los primeros “accionistas” de dicho Instituto. En otras palabras, la estrategia de Murray era dedicar los esfuerzos educativos a educar a gente como los millones de jóvenes (y no tan jóvenes) simpatizantes de Ron Paul sobre los que leemos ahora a diario (y cuya existencia presuntamente enfurece a Charles Koch). Nunca se pretendió que fuera posible tomar el control del establishment de Washington. Murray nunca fue tan inocente para creer en una misión tan tonta. Sin embargo, él creía que era más probable que ocurriera lo contrario: que el establishment de Washington obligaría al CATO a poner en peligro sus principios como el ser tratado “respetuosamente” por la gente del periódico de la compañía, el Washington Post. Él entendió que el establishment de Washington solo utilizaría una institución como el CATO para engañar al público haciéndole creer que en realidad existía un debate público sobre política en Washington, y que no era solo una cuestión de elegir entre las minúsculas variaciones de la combinación del estatismo bienestar/guerra a la hora de elegir entre los dos partidos políticos.

El CATO empezó a poner en peligro sus principios en el momento en el que se trasladó de San Francisco a Washington, D.C. En ese momento yo era estudiante adjunto del CATO. En un año más o menos empecé a enviar artículos de opinión a Jeff Tucker en el Instituto Mises y daba ponencias en las conferencias del Instituto Mises organizadas por Murray Rothbard y Lew Rockwell. Todo lo que enviaba al CATO era de repente diluido, tanto que sonaba como algo sacado de la liberal Brookings Institution. El editor de publicaciones del CATO en dicho momento parecía avergonzado, ya que los artículos de opinión que le estaba mandando, a petición suya, me eran devueltos constantemente con una edición densa hecha por una persona anónima (para mi), quien parecía estar en la misma vertiente ideológica de un izquierdista como Ted Kennedy o un neocon como Newt Gingrich. Al parecer, yo era demasiado Misesiano y no suficiente prostituta intelectual para el CATO, así que me descendieron a estudiante adjunto la misma semana, que por la misma razón, descendieron al Profesor Ralph Raico.

Murray Rothbard estaba en lo cierto, y la demanda de Charles Koch contra el Instituto CATO lo admite involuntariamente.


Artículo original publicado en LewRockwell.com

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