Ni izquierda ni derecha

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[Nota editorial: Este artículo apareció en The Freeman en enero de 1956]

“¡Eres raro, no eres ni de izquierda ni de derecha!”. Esta observación, hecha después de un discurso que di, mostró una visión poco común. Fue raro, porque era muy extraño escuchar a alguien que llegara a esa conclusión por su cuenta. Y fue perspicaz porque fue precisa.

La mayoría de la gente parece siempre estar buscando términos simplistas y simplificadores, de generalizaciones cómodas y prácticas, pues les ayudan en sus discursos y definiciones. Estos términos se utilizan para reemplazar definiciones tediosamente largas y complejas. Sin embargo, es fundamental tener cuidado a la hora de elegir los términos, pues es común que estas simplificaciones generen trucos semánticos y producen un alivio a los que los utilizan. Me temo que este es el caso de los términos “izquierda” y “derecha” cuando definimos a los libertarios, porque como espero demostrar, ni estamos en la derecha ni en la izquierda con respecto a todo el espectro ideológico aceptable de nuestra era.

“Izquierda” y “derecha” describen, cada uno, posiciones autoritarias. La libertad no tiene ninguna relación horizontal con el autoritarismo. La relación entre el libertarismo y el autoritarismo es vertical; va mucho más allá de la putrefacción de hombres esclavizando a otros individuos. Pero empecemos desde el principio.

Hubo un momento en que la “izquierda” y la “derecha” eran nombres apropiados y nada inexactos para las diferentes ideologías. Los primeros izquierdistas eran un grupo de representantes recién elegidos para la Asamblea Nacional Constituyente de Francia, a principios de la Revolución Francesa en 1789. Fueron etiquetados “izquierdistas” simplemente porque, por casualidad, estaban sentados en el lado izquierdo de la cámara legislativa francesa.

Los legisladores que estaban sentados en el lado derecho eran llamados los del partido de la derecha o derechistas. los derechistas o “reaccionarios” abogaban por un gobierno nacional altamente centralizado, leyes especiales y privilegios para los sindicatos y otros grupos y clases; monopolios estatales en los sectores estratégicos y básicos para la vida, y la continuación de los controles gubernamentales sobre los precios, la producción y distribución. — Dean Russell, The First Leftist [Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education, 1951], p. 3.

Los izquierdistas de la época eran, para todos los propósitos prácticos, ideológicamente similares a lo que hoy podríamos llamar “libertarios”. Ya que los derechistas representaban la ideología opuesta: estatistas e intervencionistas -en resumen, autoritarios. “Izquierda” y “derecha” en Francia, durante el período 1789-90, eran términos que presentaban, al mismo tiempo, una mayor comodidad semántica y un alto grado de precisión.

Pero luego vinieron los jacobinos autoritarios, y el término “izquierdista” fue expropiado rápidamente por ellos, empezando a tener un significado opuesto. “Izquierdista” pasó a convertirse en sinónimo de igualitarista, siendo después asociado con las vertientes del socialismo marxista: comunismo, socialismo, fabianismo. ¿Qué pasó, entonces, con el término “derechista”? ¿Dónde encajaría ahora, después de esta rotación semántica del término “izquierdista”? Los camaradas de Moscú se encargaron de esta tarea, y en su beneficio: cualquier cosa que no fuera comunista o socialista se decretó y se anunció como “fascista”. Por lo tanto, cualquier ideología que no encajaba totalmente dentro de la etiqueta de comunista (izquierda) pasó a ser popularmente llamado fascista (derecha).

Esta es la definición de fascismo según el diccionario Webster: “Cualquier programa destinado a la creación de un régimen autocrático centralizado nacional con políticas nacionalistas y seriamente comprometidos en un intenso programa de reglamentación de la industria, comercio y finanzas; con una rígida censura y una energética supresión de la oposición”.

¿Cuál es, en la práctica, la diferencia entre comunismo y fascismo? Ambas son claras formas de estatismo y autoritarismo. La única diferencia entre el comunismo de Stalin y el fascismo de Mussolini es un detalle insignificante en la estructura organizacional. ¡Pero uno es de “izquierda” y el otro es de “derecha”! Entonces, ¿dónde deja eso a todo libertario en un mundo en el que los términos fueron definidos por Moscú? El libertario es, en realidad, todo lo contrario del comunista. Sin embargo, si el libertario usa los términos “izquierda” y “derecha”, estará cayendo en la trampa semántica de convertirse en un “derechista” (fascista) por el simple hecho de no ser un “izquierdista” (comunista). Eso sería un suicidio semántico para los libertarios, una invención artificial que automáticamente excluiria su existencia. Mientras los comunistas y los socialistas sigan utilizando esta definición, hay varias razones para los libertarios evitar usarla.

Un gran problema que se planteará en el caso que el libertario opte por usar la terminología izquierda- derecha es la gran tentación que esta postura crea para aplicar la doctrina del término medio. Durante casi veinte siglos, el hombre occidental aceptó la teoría aristotélica de que la posición sensata está entre dos extremos, que hoy es conocida como la posición moderada, conciliadora, la tercera vía, o simplemente el centro. Si los libertarios utilizan los términos “izquierda” y “derecha”, ellos serán calificados como extrema derecha por el simple hecho de ser extremadamente distantes en sus creencias del comunismo. Pero la “derecha” es un término que pasó a ser exitosamente identificado con el fascismo. Por lo tanto, cada vez más personas creen que la postura sensata sería en algún lugar entre el comunismo y el fascismo, ya que ambos significan autoritarismo.

Pero la doctrina de término medio no puede aplicarse indiscriminadamente. Por ejemplo, es una doctrina lo bastante sensata cuando se está decidiendo, de un lado, el total ayuno y, de otro, la gula extrema. Pero es claramente una locura cuando se quiere decidir entre no robar nada o robar 1.000 dólares. El término medio recomendaría robar 500 dólares. Luego, el término medio no es más sensato ni racional cuando se aplica al comunismo y al fascismo (dos etiquetas para el mismo autoritarismo) que cuando se aplica a dos tipos de robo. El libertario no tiene nada que ver con la “izquierda” o “derecha”, simplemente porque él desdeña cualquier forma de autoritarismo -el uso del aparato estatal para reprimir y controlar la creatividad del individuo y el espíritu empresarial.

Para él, comunismo, fascismo, nazismo, fabianismo, asistencialismo -toda forma de igualitarismo- se adapta en la descripción definitiva que Platón, quizás cínicamente, nos dio siglos antes de que cualquiera de estos sistemas coercitivos se desarrollaran:

El más grande de todos los principios es que nadie, hombre o mujer, debe prescindir de un líder. tampoco la mente de un individuo deberá habituarse a dejarse hacer cualquier cosa ni por iniciativa propia, ni por celo, ni siquiera por placer. tanto en la guerra como en la paz, a su líder deberá dirigir su mirada y seguirle fielmente. e incluso las cosas más pequeñas deben ser objeto de algún liderazgo. por ejemplo, él debe levantarse, moverse, lavarse o comer… sólo si se le ordena hacer tal cosa… en resumen, deberá enseñarle a su alma, a través de la costumbre y la práctica repetida, a nunca soñar en actuar de forma independiente. en efecto, debe enseñarle a su alma a ser totalmente incapaz de ello.

Pasando por encima de la degradación

Los libertarios rechazan este principio y, al hacerlo, no se colocan ni a la derecha ni a la izquierda de los autoritarios. Ellos, como los espíritus humanos, se liberan, suben -están arriba- de esta degradación. Su posición en el espectro ideológico, si tuviéramos que utilizar analogías direccionales, sería encima -como un vapor que se separa del estiércol y se eleva a un ambiente sano. Si la idea del extremismo se aplica a un libertario, que se base en qué tan lejos está de sus creencias y de la oposición a las tentaciones autoritarias.

Establezca este concepto de emergencia, de liberación -que es el sentido mismo del libertarismo-, y el significado de la doctrina del término medio pasará a ser inaplicable, porque no es posible tener una posición a medio camino entre el cero y el infinito. Y es absurdo sugerir que podría serlo.

¿Qué términos simples los libertarios deberían aplicar para distinguir las variedades de “izquierdistas” y “derechistas”? No conseguí inventar ninguna, pero hasta que lo consiga, me contento con decir que “yo soy libertario”, y yo estoy dispuesto a explicar la definición de este término para cualquier persona que busque significados en lugar de etiquetas.


El artículo original se encuentra aquí.

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