Biografía de Frederic Bastiat (1801-1850): Entre las revoluciones francesa y marginalista

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Claude Frédéric Bastiat fue un economista francés, legislador y escritor que fue paladín de la propiedad privada, el libre mercado y el gobierno limitado. Quizás el principal tema subyacente de los escritos de Bastiat fue que el libre mercado era inherentemente una fuente de “armonía económica” entre los individuos, en la medida en que el gobierno estuviera restringido a la función de proteger las vidas, libertades y propiedad de los ciudadanos del robo o la agresión. Para Bastiat, la coerción gubernamental era legítima solo si servía “para garantizar la seguridad de la persona, su libertad y sus derechos de propiedad, para hacer que la justicia reine sobre todo”.

Bastiat enfatizó la función de planificación-coordinación del libre mercado, un tema principal de la Escuela Austríaca, porque su pensamiento estuvo influenciado por algunos de los escritos de Adam Smith y por los grandes economistas franceses del libre mercado Jean-Baptiste Say, Francois Quesnay, Destutt de Tracy, Charles Comte, Richard Cantillon (quien nació en Irlanda y emigró a Francia) y Anne Robert Jacques Turgot. Estos economistas franceses estaban entre los precursores de la moderna Escuela Austriaca, al haber desarrollado primero conceptos tales como es mercado dinámico, el proceso de competencia, la evolución del libre mercado de la moneda, la teoría del valor subjetivo, las leyes de disminución de la utilidad marginal y los rendimientos marginales, la teoría de la productividad marginal de los precios de los recursos y la futilidad de los controles de precios en particular y del intervensionismo económico en general.

Trasfondo intelectual de Bastiat

Bastiat quedó huérfano a los diez años; creció y fue educado por sus abuelos paternos. Dejó la escuela a la edad de diecisiete años para trabajar en el negocio familiar de exportaciones en la ciudad de Bayona, donde aprendió de primera mano los males del proteccionismo observando todos los cierres de almacenes, la declinante población y la pobreza incrementada y el desempleo causado por las restricciones al comercio.

Cuando su abuelo murió, Bastiat, a la edad de veinticinco años, heredó la propiedad de la familia en Mugron, lo que le permitió vivir como un caballero granjero y erudito por los siguientes veinte años. Bastiat contrató gente para operar la granja familiar, así que se pudo concentrar en sus búsquedas intelectuales. Fue un voraz lector y discutió y debatió con amigos virtualmente todas las formas de literatura. Su más cercano amigo fue su sobrino, Felix Coudroy. “Coudroy y Bastiat se abrieron paso poco a poco a través de un tremendo número de libros sobre filosofía, historia, política, religión, viajes, poesía, economía política, biografía, etc… Era en estas conversaciones que las ideas de Bastiat se desarrollaron y sus pensamientos maduraron.”

Coudroy fue inicialmente un seguidor de Rousseau y, como la mayoría de los admiradores de Rousseau, entonces como ahora, era socialista. Pero Bastiat, quien siempre dijo preferir una conversación uno a uno a dar un discurso a miles de personas, convirtió a Coudroy al liberalismo clásico.

El primer artículo publicado de Bastiat apareció en abril de 1834. Era una respuesta a una petición de los comerciantes de Burdeos, el Havre y Lyon para eliminar las tarifas sobre productos agrícolas pero manteniéndolos sobre los bienes de manufactura. Bastiat alabó a los comerciantes por su posición sobre los productos agrícolas, pero los excorió por su hipocresía en querer el proteccionismo para sí mismos. “Ustedes demandan privilegio para unos pocos”, escribió, mientras que “yo demando libertad para todos”. Entonces explicó por qué todas las tarifas deberían ser abolidas completamente.

Bastiat continuó afilando sus argumentos en favor de la libertad económica escribiendo un segundo ensayo en oposición a todos los impuestos domésticos sobre el vino, intitulado “El impuesto y el Vino”, y un tercer ensayo oponiéndose a todos los impuestos sobre la tierra y a todas las formas de restricciones del comercio. Entonces, en el verano de 1844, Bastiat envió un manuscrito no solicitado sobre los efectos de las tarifas francesas e inglesas al más prestigioso periódico económico en Francia, el Journal des Économistes. Los editores publicaron el artículo, “La Influencia de las Tarifas Inglesas y Francesas” en el ejemplar de octubre de 1844, y esto se convirtió incuestionablemente en el más persuasivo argumento para el libre comercio en particular, y para la libertad económica en general, que había alguna vez aparecido en Francia, si no en toda Europa.

En este artículo, Bastiat primero desplegó su dominio de la sabiduría acumulada en los economistas de la tradición pre-austríaca y se confirmó como un brillante sintetizador y organizador de las ideas económicas. Inmediatamente ganó fama nacional e internacional y, como abogado del libre comercio, empezó una amistad con Richard Cobden, el líder de la Liga de la Ley Anti-Trigo británica, que fue exitosa en eliminar todas las restricciones comerciales en Inglaterra en 1850. Bastiat organizó una organización similar en Francia, la Asociación de Libre Comercio francesa, que fue un instrumento de la eliminación de Francia de la mayoría de sus barreras en 1860, diez años después de la muerte de Bastiat. Bastiat fue especialmente efectivo en difundir su influencia como editor del periódico de la Asociación de Libre Comercio, Le Libre-Échange.

Después de veinte años de intensa preparación intelectual, los artículos de Bastiat empezaron a llover y pronto tomaron la forma de su primer libro, Sofismas Económicos, que hasta hoy se podría argumentar que es la mejor defensa literaria de la libertad de comercio disponible. Rápidamente siguió con su segundo libro, Armonías Económicas, y sus artículos fueron reimpresos en periódicos y revistas en toda Francia. En 1846, fue elegido como miembro respectivo de la Academia De Ciencia Francesa, y su obra fue inmediatamente traducida al inglés, español, italiano y alemán. Las asociaciones de libre comercio pronto empezaron a brotar en Bélgica, Italia, Suecia, Prusia y Alemania, todas basadas en la Asociación de Libre Comercio francesa de Bastiat.

Ideas de la escuela austriaca en Bastiat

Mientras Bastiat estaba formando la opinión económica en Francia, Karl Marx estaba escribiendo Das Kapital, y la noción socialista de “lucha de clases”, de que las ganancias económicas de los capitalistas necesariamente surgían a expensas de los trabajadores, estaban ganando popularidad. Las Armonías Económicas de Bastiat explicaron por qué lo opuesto es verdad, que los intereses de la humanidad son esencialmente armonioso si pueden ser cultivados en una sociedad libre donde el gobierno confina sus responsabilidades a suprimir robos, asesinatos y grupos de intereses especiales que buscaban usar al Estado como medio de pillaje contra sus compañeros ciudadanos.

Teoría del capital
Bastiat contribuyó a la teoría del capital austríaca explicando con maestría cómo la acumulación del capital resulta en el enriquecimiento de los obreros por incremento de la productividad marginal del trabajo y, consecuentemente, su remuneración. La acumulación de capital, escribió Bastiat, podría también resultar en una más barata y mejor cualidad de los bienes de consumo, que podría también aumentar los salarios reales. También explicó cómo el interés en el capital declina en tanto se vuelve más abundante.

Así, los intereses de los capitalistas y del trabajo son realmente armoniosos, y las intervenciones del gobierno en los mercados de capital empobrecerán a los trabajadores tanto como a los dueños del capital. Bastiat también explicó por qué en un mercado libre ninguno puede acumular capital a menos de que lo use de una manera que beneficia a otros, i.e., consumidores. En realidad, escribió Bastiat, el capital es usado siempre para satisfacer los deseos del pueblo a quien no pertenece. En agudo contraste con la mayoría de sus predecesores, Bastiat creía que “es necesario ver la economía desde el punto de vista del consumidor… Todos los fenómenos económicos… deben ser juzgados por las ventajas y desventajas que brindan al consumidor.” Mises repitió este punto en Human Action cuando notó que aunque los banqueros no parecen “controlar” la asignación de capital por sus decisiones diarias, esto es, los consumidores son quienes “capitanean” el barco económico, porque son sus preferencias las que abastecen los negocios exitosos.

Costo subjetivo
La más grande contribución de Bastiat a la teoría del valor sujetivo fue cómo aplicó rigurosamente la teoría en su ensayo “Lo que se ve y lo que no se ve”. En ese ensayo, Bastiat, se enfoca implacablemente en los ocultos costos de oportunidad de la asignación de recursos gubernamental, destruida por la noción proto-keynesiana de que los gastos del gobierno pueden crear empleos y riqueza. En la primera edición de Economía en una lección, Henry Hazlitt escribió que: “Mi más grande deuda, con respecto a la clase de marco expositivo sobre el que el presente argumento se apoya, es el ensayo de “Lo que se ve y lo que no se ve.” La presente obra podría, de hecho, ser vista como una modernización, extensión y generalización del planteamiento encontrado en el panfleto de Bastiat.”

La ciencia de la acción humana
La manera en que Bastiat describió la economía como un esfuerzo intelectual es virtualmente idéntico a lo que los austríacos modernos etiquetan como la ciencia de la acción human o praxeología. Bastiat escribió en sus Armonías cómo “El sujeto de la economía política es el HOMBRE… [quien está] dotado con la habilidad de comparar, juzgar, elegir y actuar… Esta facultad… de trabajar por cada otro, de transmitir sus esfuerzos e intercambiar sus servicios a través del tiempo y espacio… es precisamente lo que constituye la Ciencia Económica.”

Como los austríacos contemporáneos, Bastiat vió la economía como “la Teoría del Intercambio”, donde los deseos de los participantes del mercado “no pueden ser pesados o medidos… El Intercambio es necesario para determinar el valor.” Así, para Bastiat, como para los austríacos contemporáneos, el valor es subjetivo, y la única manera de conocer cómo la gente valora las cosas es a través de sus preferencias demostradas tal como se revelan en los intercambios del mercado. El intercambio voluntario, por consiguiente, es mutuamente ventajoso. Esto fue una innovación teórica importante en la historia de la teoría económica, pues muchos de los economistas británicos habían sucumbido a la “falacia física”, la desviada opinión de que el valor está determinado por la producción de los objetos físicos solos.

La comprensión de que el valor es creado por el intercambio voluntario, señaló Murray Rothbard, “condujo a Bastiat y a la escuela francesa a acentuar las maneras en que el libre mercado conduce a una tranquila y armoniosa organización de la economía”. Rothbard mismo desarrolló la teoría subjetivista del intercambio de Bastiat mucho más completamente un siglo después en su devastadora crítica de la economía del bienestar moderna.

Otro tema rothbardiano en la obra de Bastiat (o un tema de Bastiat en la obra de Rothbard) tiene que ver con la renta de la tierra. En el tiempo de Bastiat, los socialistas propusieron el argumento de que ninguno tenía derecho a la renta de la tierra porque era Dios, después de todo, quien creó la tierra, no el actual propietario. La respuesta de Bastiat fue que la renta de la tierra era realmente legítima porque los propietarios habían dado un servicio valioso al limpiar la tierra, desecándola y haciéndola aprovechable para la agricultura. Si todos estos costos de inversión son capitalizados, explicó Bastiat, entonces es claro que los propietarios no están ganando un ingreso excepcional a través de la renta de la tierra después de todo, sino que están proveyendo un valioso servicio público. Murray Rothbard desarrollaría después esta idea más completamente en su defensa de la “colonización” como un medio apropiado de establecer derechos de propiedad.

Pillaje gubernamental
Mientras establecía la armonía inherente del comercio voluntario, Bastiat también explicó cómo la asignación gubernamental de recursos es necesariamente antagónica y destructiva de la armonía natural del libre mercado. Ya que el gobierno no produce riqueza por sí mismo, debe necesariamente tomarla de alguno para darlo a otros; robar a Pedro para pagarle a Paul es la esencia del gobierno, como Bastiat lo describió. Más aún, grupos de intereses especiales buscan más y más del dinero de otras gentes a través de la tutela del Estado, socavando las capacidades productivas del libre mercado al comprometerlas en política más que en conductas productivas. “El Estado”, escribió Bastiat, “es la gran entidad ficticia por la que todos buscan vivir a expensas de todos los otros.”

Bastiat es quizás mejor conocido por su trabajo en el campo de la economía política que estudia la interacción entre la economía y el estado como opuesto a la teoría económica pura. Buscó entender cómo el estado operaba, qué iniciativas le dirigían, y lo hizo tan bien como cualquiera lo haya hecho. No hay espacio aquí para una discusión profunda de las ideas de Bastiat en economía política, pero unos pocos ejemplos serán suficientes. El gobierno era necesario, de acuerdo con Bastiat, pero solo si se restringía a sus funciones “esenciales”. Creía que “ninguna sociedad puede existir a menos de que las leyes sean respetadas en cierto grado”, pero al mismo tiempo esto solo podría ocurrir si las leyes mismas fueran respetables.

La justificación moral para una ley, más aún, nunca puede estar basada en un voto mayoritario, porque “ya que ningún individuo tiene el derecho a esclavizar a otro individuo, entonces ningún grupo de individuos puede posiblemente tener tal derecho.” Toda redistribución a través de la democracia mayoritaria es por tanto “pillaje legal” y es, por definición, inmoral.

El eslogan, “si los bienes no cruzan las fronteras, los ejércitos lo harán”, es a menudo atribuido a Bastiat porque él contundentemente sostuvo la causa de que el libre comercio era quizás la ruta más segura para la paz tanto como la prosperidad. Entendió que a través dela historia, las tarifas han sido la mayor causa de guerra. El proteccionismo, después de todo, es un intento del gobierno para imponer a sus propios ciudadanos en tiempos de paz la misma clase de daño que sus enemigos intentan (con bloqueos navales) durante las guerras.
Descubrimiento Competitivo

Bastiat entendió que la competencia en el libre mercado era un “procedimiento de descubrimiento dinámico”, para usar una frase de Hayek, en que los individuos procuran coordinar sus planes en ejecutar sus objetivos económicos. Todas las formas de intervención gubernamental interrumpen y distorsionan ese proceso porque una vez que una ley o regulación es publicada, “el pueblo no necesita más discutir, comparar, planear el futuro; la ley hace todo esto por ellos. La inteligencia se vuelve un accesorio inútil para la gente; cesan de ser hombres; pierden su personalidad, su libertad, su propiedad.”

Falso altruismo
Bastiat también miró a través de la falsa “filantropía” de los socialistas, quienes constantemente se propusieron ayudar a esta o aquella persona o grupo a través del pillaje de la riqueza de otros miembros inocentes de la sociedad a través de la tutela del Estado. Todos estos esquemas están basados en el “pillaje legal, la injusticia organizada.”

Como los neo-conservadores de hoy, los socialistas del siglo XIX tildaron a los liberales clásicos con el mote de “individualistas”, implicando que los liberales clásicos estaban opuestos a la fraternidad, a la comunidad y a la asociación. Pero, como Bastiat señaló astutamente, él (como otros liberales clásicos) solo estaba opuesto a la asociación forzada y era abogado de comunidades y asociaciones genuinas y voluntarias. “Cada vez que objetamos que una cosa sea hecha por el gobierno, los socialistas [erróneamente] concluyen que objetamos lo que está siendo hecho del todo.”

Derechos naturales y libertad de intercambio
Bastiat puede también verse como un eslabón entre los teóricos del derecho natural de los siglos diecisiete y dieciocho y algunos miembros dela moderna Escuela Austríaca, el más notable Murray Rothbard, quien basó su defensa de los mercados libres en los derechos naturales, más que meramente en argumentos utilitarios. Para Bastiat, el colectivismo en todas sus formas era moralmente reprensible (al estar basado en el robo legalizado) y un impedimento a la armonización natural de los intereses humanos que es facilitada por los mercados libres y la propiedad privada.

Bastiat no solo creía que el colectivismo constituía un pillaje legal; también creía que la propiedad privada era esencial para satisfacer la naturaleza humana como un ser libre que, por naturaleza, actúan en su propio interés para satisfacer sus deseos (subjetivos). Argumentar contra el derecho a la propiedad privada sería argumentar que el robo y la esclavitud eran moralmente “correctas”. Así, la protección de la propiedad privada es la función primaria (acaso la única legítima) del gobierno. El político “no tiene autoridad sobre nuestras personas y nuestra propiedad, ya que ellas le preexisten y su tarea es rodearlas de garantías”.

Bastiat fue el autor de lo que es hasta hoy la más fuerte defensa del libre comercio jamás producida. Su causa fue construida sobre miríadas de conceptos económicos, pero a lo que la causa del libre comercio vino realmente a reducirse fue a que “nunca ha sido una cuestión de deberes consuetudinarios, sino una cuestión de lo correcto, de la justicia, del orden público, de la propiedad. Porque el privilegio [creado por el gobierno], bajo cualquier forma que se manifieste, implica la negación o el desprecio de los derechos de propiedad”. Y “el derecho a la propiedad, una vez debilitado en una forma, pronto sería atacado en miles de formas diferentes.”

En Sofismas Económicos, Bastiat creó magistralmente la más completa defensa del libre comercio jamás construida hasta ese tiempo, en que aplicó conceptos económicos como las ventajas mutuas del comercio voluntario, la ley de ventaja comparativa, los beneficios de la competencia para el productor tanto como para el consumidor y el vínculo histórico entre barreras comerciales y guerra. El libre comercio, explicaba Bastiat, significaría “una abundancia de bienes y servicios a más bajos precios; más trabajos para más gente a mayores salarios reales; mayores ganancias para los manufactureros; un más alto nivel de vida para los agricultores; más ingreso para el Estado en la forma de impuestos a los niveles acostumbrados o inferiores; el más productivo uso del capital, del trabajo y de los recursos naturales; el fin de la “lucha de clases” que… estaba basada primariamente en injusticias económicas como tarifas, monopolios y otras distorsiones legales del mercado; el fin de la “política suicida” del colonialismo”; la abolición de la guerra como una política nacional; y la mejor educación posible, vivienda y cuidado médico para toda la gente.”

Bastiat fue un genio explicando todos estos principios y consecuencias económicas por el uso de la sátira y las parábolas, la más famosa de las cuales es “La petición de los Fabricantes de Candelas”, que “pedían” una ley que mandara “cubrir todas las ventanas y tragaluces y otras aperturas, huecos y rendijas a través de las que la luz del sol era capaz de entrar en las casas. Esta luz solar gratuita está arruinando el negocio de nosotros, los dignos fabricantes de candelas”.

Otra de las sátiras más memorables de Bastiat es su destrucción del argumento proteccionista de que una “balanza de comercio” es necesariamente deseable. Un comerciante francés dice tener embarcados $50,000 en bienes a los E.U.A., los vendió con una ganancia de $17,000 y compró $67,000 en algodón de E.U.A., que entonces importó a Francia. Ya que Francia ha importando entonces más de lo que exportó, sufrió una “desfavorable” balanza de comercio. Una más “favorable” situación, escribe sarcásticamente Bastiat, hubiera sido en la que el comerciante intentara una transacción en E.UA., pero su barco se hubiera hundido por una tormenta como había salido del puerto. La casa aduanera en el puerto podría entonces haber registrado más exportaciones que importaciones, creando un muy “favorable” balanza de comercio. Pero ya que las tormentas son poco de fiar, razona Bastiat, la “mejor” política sería tener al gobierno arrojando todos los bienes comerciales en el mar en tanto dejan los puertos franceses, ¡garantizando con ello “una favorable balanza comercial”! Es este tipo de despliegue de genio literario lo que debe haber motivado a Henry Hazlitt a tomar la capa caída de Bastiat un siglo después de su muerte.

Legado intelectual de Bastiat

Los escritos de Bastiat constituyen un Puente intelectual entre las ideas de los economistas pre-austríacos, tales como Say, Cantillon, de Tracy, Comte, Turgot y Quesnay, y la tradición austríaca de Carl Menger y sus estudiantes. Fue también un modelo de erudición para aquellos austríacos que creyeron que la educación económica general, especialmente la clase de educación económica que echa por tierra las miríadas de mitos ysupersticiones creadas por el Estado y sus apologistas intelectuales, es una función esencial (si no obligación) del economista. Mises tuvo un soberbio papel modelo a este respecto, como lo fueron Henry Hazlitt y Murray Rothbard, entre otros economistas austríacos. Como Mises dijo, los primeros economistas “dedicados ellos mismos al estudio de los problemas de economía” y en “leer y escribir libros siendo vehementes en comunicar a sus conciudadanos los resultados de su pensamiento. Intentaron influir la opinión pública para hacer examinar las políticas prevalecientes”.

Hoy en día, la obra de Bastiat no es apreciada tanto como debería porque, como Murray Rothbard explicó, la inmoderada crítica actual de la libertad económica “encuentra difícil creer que alguien que está ardiente y consistentemente en favor del laissez-faire pudiera ser posiblemente un importante erudito y teórico económico.” Es extraño que incluso algunos economistas austríacos contemporáneos parecen creer que el acto de comunicar las ideas económicas, especialmente las ideas de política económica, al público general es algo indigno de un practicante de la “ciencia económica”. Pero ese es exactamente el modelo de erudición que Mises mismo adoptó, que fue llevado adelante más agresiva y más brillantemente por Murray Rothbard, todos en la tradición del gran economista franco austríaco, Frédéric Bastiat.

 

Lecturas selectas
Bastiat, Frederic. 1995. Selected Essays on Political Economy. George B. de Huszar, ed. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.

—- 1966. Economic Sophisms. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.

—- 1966. Economic Harmonies. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.

Hazlitt, Henry. 1946. Economics in One Lesson. New York: Harper and Brothers.

Mises, Ludwig von. 1963. Human Action: A Treatise on Economics. 3rd rev. ed. Chicago: Henry Regnery.

Rothbard, Murray. 1995. Classical Economics. Vol. 2. An Austrian Perspective on the History of Economic Thought. Cheltenham, U.K.: Edward Elgar.

Russell, Dean. 1969. Frederic Bastiat: Ideas and Influence. Irvington-on-Hudson, N.Y.: Foundation for Economic Education.


El artículo original aquí.

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