Muchos espectadores de películas pueden reconocer la siguiente frase: «con un gran poder viene una gran responsabilidad».
Sin embargo, la realidad es exactamente lo opuesto a lo que describe la frase. En realidad, es la responsabilidad que precede al poder. En una corporación, por ejemplo, cuando se le contrata, se le comunican sus responsabilidades y los poderes que se le otorgan son aquellos que son necesarios para que pueda cumplir con su responsabilidad.
En la familia de John, el padre de John exige que todos se queden fuera de la cocina mientras él cocina, para que no lo distraigan. No es porque el padre de John tenga el poder de mantener a todos fuera de la cocina que ha aceptado la responsabilidad de cocinar; es porque él es el responsable de cocinar que tiene el poder de mantener a todos fuera de la cocina.
Un gran número de libros de autoayuda se centran en la responsabilidad propia. Esto no es una coincidencia. Es solo aceptando la responsabilidad por nuestras vidas que podemos adquirir poder sobre nuestras vidas. Por otro lado, al culpar a los demás por nuestras condiciones, renunciamos a nuestra responsabilidad y, en consecuencia, a nuestro poder.
La responsabilidad es importante no solo porque proporciona poder sino también porque, como el psicólogo Jordan Peterson ha comentado a menudo, la mayoría de las personas encuentran el significado de sus vidas a través de la responsabilidad.
Al examinar la historia de Estados Unidos, es evidente que la expansión de los poderes del Estado ha sido un resultado directo del robo de las responsabilidades del individuo por parte del Estado.
Existe un argumento bastante directo que es presentado sistemáticamente por el Estado para justificar su robo de responsabilidades que legítimamente pertenecen a otros.
El argumento comienza señalando un problema que existe. Entonces el argumento dice que nuestras vidas serían mejores si el problema no existiera. La conclusión a la que llega el Estado es que, dado que sería mejor que el problema no existiera, el Estado debería ser responsable de eliminarlo.
Tomemos como ejemplo cualquier expansión gubernamental.
Por ejemplo, la Reserva Federal se justifica en parte al señalar que las crisis económicas son malas y no deberían ocurrir. Luego se afirma que el Estado, a través de sus banco central, debe ser responsables de garantizar que estas crisis no ocurran. Luego se otorgan amplios poderes a los bancos centrales que intentan cumplir con sus «responsabilidades».
De manera similar, el Seguro Social resultó de que el Estado aceptó la responsabilidad de la seguridad económica de los jubilados y otros grupos específicos de personas. Al hacerlo, se apropió de la responsabilidad que corresponde a individuos, familias, iglesias y otras organizaciones privadas.
Medicare, los beneficios de desempleo, los cupones de alimentos y los recientes intentos de atención médica universal tienen como objetivo hacer lo mismo.
Tal robo de responsabilidad se disfraza, y con frecuencia incluso se acepta, como virtuoso. Después de todo, brindar soluciones a los problemas también es algo que las corporaciones hacen, ¿no es así? sin embargo, la diferencia radica en las condiciones establecidas.
Por otro lado, cuando se trata de una corporación, uno puede adquirir la solución a un problema (alimentos para resolver el hambre, seguros para resolver el riesgo de problemas médicos, etc.) a un determinado precio específico. Además, los derechos, las responsabilidades y los poderes que los acompañan se enumeran y explican específicamente.
Sin embargo, el Estado asume una variedad de responsabilidades como una justificación para expandir en gran medida los poderes, afirmando que estos poderes son necesarios para cumplir estas nuevas responsabilidades. Estos poderes, sin embargo, generalmente se vuelven ilimitados, inflados y caros. No existe un verdadero contrato legal entre el gobierno y los individuos por los cuales el gobierno es «responsable». Por lo tanto, no hay forma de responsabilizar al Estado en caso de que no logre mantener su parte del trato.
En última instancia, la lista de «responsabilidades» crece continuamente, pero la lista de poderes crece aún más rápido.
La manera incondicional en que el Estado ofrece «ayuda» y toma la responsabilidad de un individuo solo sirve para robar el poder del individuo sobre su propia vida y erosionar lo que le da sentido.
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