¿Puede España manejar una crisis global?

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Si se está gestando una recesión global, y la probabilidad está aumentando, España sufrirá y podría entrar en una recesión propia.

Veamos los principales indicadores de España.

En primer lugar, España ha sido el país que más ha crecido entre los países europeos desde que la última recesión finalizó en 2013, especialmente a partir de 2014, aunque el declive de la actividad económica en España antes de 2014 también fue mucho más pronunciado. También podemos ver que la economía española crecía mucho más rápidamente que la de la Eurozona antes de 2009.

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Como se puede ver en la figura 1, España está experimentando una desaceleración, aunque el descenso es menos pronunciado que el de la zona euro desde 2018. El crecimiento de España se ha ralentizado al mismo ritmo que antes de 2018.

Los Índices de gestores de compras (IGC) de España son los mejores indicadores del crecimiento del PIB, aunque no proporcionan información sobre las causas de la caída. Se obtienen simplemente preguntando a los directores de compras de las empresas si han comprado más o menos a sus proveedores que en el período anterior. Si más de la mitad de los encuestados responden que han hecho más compras, esto sugiere que la economía crecerá. Si menos de la mitad de la respuesta es afirmativa, sugiere que la economía se desacelerará.

El PMI manufacturero español viene indicando una desaceleración económica desde junio de 2019. En este gráfico podemos ver que la correlación con el crecimiento del PIB es muy alta. También podemos ver que el IGC se mueve por delante de los cambios en el crecimiento económico. En otras palabras, el IGC manufacturero español está indicando una desaceleración significativa en un futuro próximo.

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La tendencia del IGC de Servicios es muy similar a la del IGC de Fabricación. A pesar de ello, el IGC de Servicios está muy lejos de mostrar signos de recesión. La tendencia es a la baja, pero la lectura de agosto, en 54,3, fue muy superior a los niveles observados en una recesión.

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Los datos muestran que el deterioro de la actividad económica en el mundo también es evidente en España, aunque menos extremo.

¿Cómo está preparada España para afrontar una crisis global? Signos positivos

España no es inmune a la actual ralentización global y a una posible recesión. La pregunta es, ¿hasta qué punto está preparada España para afrontar una tormenta económica?

En algunos aspectos, la economía española está mucho mejor preparada para afrontar los problemas que en la recesión anterior. En otros aspectos, especialmente en los indicadores relacionados con el sector público, España se encuentra en una situación más frágil que en 2007. Veamos primero las buenas señales.

La productividad laboral en la economía española apenas creció antes de la recesión de 2007. El crecimiento económico no fue acompañado por aumentos necesarios en la productividad laboral. Desde 2009, la productividad laboral de España ha crecido más que la de la Eurozona en su conjunto.

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La economía española está hoy mucho más diversificada que en la crisis anterior. De hecho, la economía española dedica actualmente menos recursos (en términos relativos) a la formación de capital fijo en construcción e inmobiliaria que en 1995.

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Si sólo analizamos el porcentaje de formación bruta de capital fijo en construcción e inmobiliaria, podemos ver cómo ha caído en picado desde 2007.

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Por su parte, la inversión en la industria ha crecido exponencialmente desde 2007, casi duplicando su tamaño relativo en diez años.

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Por último, la economía española era increíblemente dependiente de la financiación externa antes de la última recesión. Sin embargo, desde 2013, España ha tenido un saldo positivo en cuenta corriente. Esto significa que España lleva más de siete años produciendo más de lo que ha consumido y saldando sus deudas.

¿Cómo está preparada España para afrontar una crisis global? signos negativos

La mayor debilidad de la economía española es el sector público. El sector público español ha sido especialmente lento a la hora de adaptarse a la disminución de los ingresos tras la crisis. En cuanto a su déficit, el Gobierno español no ha podido cumplir los criterios de Maastricht para estar en la zona euro (déficit inferior al 3% del PIB). Y ello a pesar del fuerte crecimiento económico de España desde 2014.

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El año 2018 se ve considerablemente diferente del 2006. En 2006, España tuvo un gran superávit, mientras que en 2018 tuvo un déficit significativo. De hecho, España es culpable de tener uno de los mayores déficits de la Eurozona, que asciende a casi el 50 por ciento del total en 2018.

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La seguridad social entró en déficit en 2010, y desde entonces ha acumulado déficits récord año tras año. En 2018, la seguridad social representaba el 57 por ciento del déficit de España. Esto es particularmente grave si consideramos que la seguridad social no ha financiado la asistencia sanitaria desde 1994. El déficit se debe únicamente al pago de las pensiones (véase aquí un análisis detallado de las cuentas de la seguridad social).

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En cuanto a la deuda pública, el problema es muy similar. España se enfrentó a la crisis anterior con unas finanzas públicas saneadas. En contraste, en 2018 tenía una deuda pública muy grande (97,1 por ciento del PIB). La deuda es muy superior a la de la zona euro en su conjunto (85,1 por ciento del PIB) y está muy lejos de cumplir el criterio de Maastricht de deuda pública máxima (60 por ciento del PIB).

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Este problema dificulta considerablemente la capacidad de maniobra del Estado español. La disminución de los ingresos y el aumento de los gastos que causaría una recesión podrían llevar el déficit público al 10 por ciento del PIB, una cifra que las cuentas públicas, ya de por sí maltrechas, apenas podrían soportar. Estas cuentas públicas desordenadas podrían arruinar los esfuerzos de recuperación del sector privado e iniciar una espiral de destrucción de riqueza.

Conclusión

Parece haber un consenso cada vez mayor entre los analistas económicos de que pronto se aproximará una recesión mundial. Los principales indicadores indican que las principales economías del mundo están sufriendo.

Una crisis global obstaculizaría significativamente el crecimiento económico de España. La buena noticia es que el sector privado español está mucho mejor preparado para una crisis y recesión hoy que en 2007. La mala noticia es que el sector público se encuentra en una situación crítica con un mínimo margen de maniobra en tal caso.

La economía española tiene mejores armas para afrontar la ralentización económica mundial que en 2007. Lo único que falta es que el sector público español, especialmente la seguridad social, ponga en orden sus cuentas.


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