Ludwig von Mises escribió que «somos los historiadores del futuro».1 Pero la heterogeneidad en el conocimiento hace que sea virtualmente imposible saber todo sobre las tendencias históricas del mercado, o incluso sobre las economías locales, por lo que F.A. Hayek enfatizó que no existe tal cosa como el conocimiento perfecto entre los individuos en un momento dado. Todo cambia constantemente, como señaló Thomas Sowell, «la misma tierra en la que la gente se encuentra no es la misma en diferentes lugares».2
Por otra parte, es posible que los empresarios adquieran un conocimiento práctico de lo que se necesita para atender a los consumidores en un momento determinado y en condiciones de mercado específicas. Pero incluso en este caso limitado, el conocimiento perfecto y el pronóstico perfecto son inconcebibles en el mundo real.
Dado que los empresarios no son omniscientes, no pueden cambiar por sí solos el curso de la naturaleza para que se adapte a sus propios fines. Deben adaptarse constantemente a las condiciones creadas por otros. Y una manera de adaptarse es a través del proceso de competencia en el mercado.
Sin embargo, la competencia no es bien recibida por todos los empresarios. La competencia es vista como un obstáculo por los empresarios actuales. Sin embargo, los empresarios que acaban de entrar en el mercado aceptan la competencia. Desde el punto de vista del consumidor, por supuesto, todo esto es para bien. Los nuevos empresarios venden productos y ofrecen servicios que las empresas tradicionales no han podido aprovechar.
Además, mientras la gente tenga libertad para comprar y vender en un mercado, siempre habrá nuevos competidores que intenten emular a una empresa exitosa o perseguir la oportunidad perdida de beneficio de una empresa actual. Y en el camino, los empresarios aprenderán mucho sobre el mercado. Algunos utilizarán estos conocimientos para atraer a nuevos consumidores. Algunos aprenderán nueva información a través del proceso de salida del negocio. Y las empresas aprenderán de los fracasos de otras empresas.
En un mundo de consumidores exigentes y siempre cambiantes, hay siempre una manera de hacer las cosas mejor, con mayor calidad y a un precio más bajo. Los empresarios deben aprender a hacer esto, o saldrán perdiendo frente a los que puedan.
Por esta razón, los que alguna vez estuvieron en la cima no siempre estarán allí. Las empresas tradicionales, que alguna vez tuvieron una ventaja, pueden no compartir el entusiasmo de las prácticas innovadoras que se emplean en su propio patio trasero. Debido a esta situación en constante evolución, «las empresas que tienen ventajas competitivas», escribe Fernando Monteiro D’Andrea, «tendrán que defender su posición innovando continuamente».
Hay cuatro maneras en que los empresarios pueden hacer esto, y ayudan a ilustrar por qué la competencia es tan importante para el proceso de aprendizaje:
1. Esfuércese por aprender más: Los empresarios sujetos a una competencia menos feroz no reúnen tanta información ni aprenden con tanta rapidez. Sin embargo, al experimentar los cambios del mercado y obtener retroalimentación de los participantes y los competidores, los empresarios se vuelven más conocedores de las necesidades de los consumidores y de las demandas del mercado.
2. Interactúe más con la gente del mercado: Un mayor aprendizaje es fomentado por una mayor interacción. La competencia exige una comunicación más voluntaria entre empresarios y consumidores. Se trata de una interacción no coercitiva y sin trabas entre las personas en forma de compra y venta, o la negativa a comprar y vender. A medida que los responsables de la toma de decisiones interactúan en el mercado, descubren oportunidades para lo que es y lo que puede ser.
3. Prepárese para actuar: Esto es algo que se le da a cualquier empresario. Kirzner sostenía que la presión competitiva es parte del carácter del mercado; nunca podemos separarnos de él. Si se encuentra o se crea un servicio o producto rentable, otros pueden imitar el éxito y compartir las ganancias. Es importante actuar con rapidez y aprovechar las exigencias actuales de la moda y de los consumidores. Esos empresarios copiarán a los innovadores y se llevarán la cuota de mercado, pero los más innovadores tendrán la oportunidad de beneficiarse más.
4. Encuentra lo que nadie más está haciendo: Una vez que los empresarios tienen una idea de lo que quieren los consumidores, el siguiente reto es proporcionar nuevos bienes y servicios que satisfagan las necesidades de los consumidores incluso mejor que los bienes y servicios existentes. Una vez que estos nuevos bienes y servicios llegan al mercado, el proceso de aprendizaje comienza de nuevo. El empresario busca continuamente un nicho en el que encontrar nuevas oportunidades de beneficio. Pero estas oportunidades nunca pueden conocerse de antemano.
Los empresarios no saben de antemano todo lo que hay que saber sobre un mercado en particular y la probabilidad de que un servicio o producto pueda generar beneficios; además, los empresarios no pueden saber a posteriori si su servicio o producto recibirá los votos de los consumidores. En cuanto a la paradoja empresarial de la adquisición a través de la competencia, el adagio suena verdadero hoy en día: No puedes batear un home run si no vas a batear.
1.Ludwig von Mises, Teoría e historia (CT: Arlington House Publishers, 1969). Véase este trabajo para entender la concepción de Mises del papel de la historia relacionada con los mercados.
2.Thomas Sowell, Intellectuals and Society (NY: Basic books, 2016).