En búsqueda de mejores libertarios

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“[…] el liberalismo es radicalmente incompleto. Si existe algo a lo que pueda llamarse una personalidad «liberal», se trata de una criatura bastante poco determinada.”

Douglas Rasmussen & Douglas Den Uyl. Las normas de la libertad.

“El libertarismo, pues, no es una filosofía sobre la vida: no divide entre el bien y el mal, lo moral o inmoral.”

Walter Block. Defendiendo lo indefendible

 

 

¿Es el liberalismo incompleto? ¿Existe algo como una personalidad liberal? Debe entenderse ante todo que el liberalismo es tan solo una filosofía política: “[…] con unos principios generales muy concretos dirigidos a alcanzar un fin bastante específico: proteger la libertad de cada persona para escoger cómo desea vivir su vida” (Rallo, J. 2019, p. 8). Esto significa que el liberalismo no te da un parámetro sobre cómo vivir tu vida, meramente te da la libertad para que cada individuo encuentre su visión particular de florecimiento o perfeccionamiento moral. En este sentido, sin duda, el liberalismo está “cojo”, no es una ética completa o de la virtud, no nos dice cómo alcanzar la felicidad o el bien. El liberalismo solo nos da un mínimum de ética o un metamarco, bajo el cual, podrán desarrollarse diferentes marcos del bien. Es por ello que cuando estudiamos la antigua tradición intelectual del liberalismo notamos que sus pensadores nos sugieren que, al darnos el metamarco de convivencia social y pacífica en libertad, deberíamos también, como misión personal, no quedarnos solo con el metamarco sino realizar cada uno la búsqueda de los marcos morales adicionales que nos ayuden a acercarnos al florecimiento o perfeccionamiento moral, o en palabras de Thomas Jefferson, “la búsqueda de la felicidad”.

El liberalismo no es un sistema normativo que le dice a las personas cómo alcanzar el bien o el autoperfeccionamiento, en esto consiste la neutralidad moral del liberalismo y el famoso Estado neutral liberal. El liberalismo solo te da un marco de reglas mínimas para la convivencia social que no tienen nada que ver con el desarrollo moral de los individuos. Este mínimum o metamarco, recibe el nombre de sistema metanormativo: Este consiste en unas reglas o condiciones que buscan garantizar que se dé la conducta moral, es decir, no son normas que dicten cuál debe ser la conducta moral del individuo sino un marco que garantiza que bajo él puedan existir diferentes visiones del bien en la sociedad. Dejémoslo más claro todavía, un orden político que le diga a los individuos cómo ser felices o que les prohíba el uso de drogas o les imponga una visión particular de la virtud, no es un orden neutral, y como estas normas están dirigidas al perfeccionamiento moral de los individuos, el sistema de este Estado no es metanormativo. Por el contrario, el orden liberal, no te impondrá ninguna visión particular sobre el bien o la buena sociedad, te da un marco neutral, que permite el florecimiento de diferentes proyectos del bien y de la buena sociedad. Por este motivo, bajo un orden liberal pueden convivir al mismo tiempo proyectos incompatibles entre sí, tanto el de una persona que se dedica al vicio como el de otra que se dedica a la virtud, o el de un ateo o un cristiano. Desde luego, en órdenes políticos que no poseen sistemas metanormativos, pensemos en una teocracia musulmán, se prohibirían diferentes proyectos de vida, por ejemplo, la prostitución. Escribe Rallo (2019):

Y es que, a diferencia de lo que sucede con otras corrientes filosóficas, el liberalismo no busca imponerle al individuo una determinada idea acerca de cómo debe vivir su vida (es decir, no busca imponerle a cada persona una determinada concepción sobre qué es el bien), sino que se limita a plantearse bajo qué condiciones normativas pueden los distintos individuos perseguir sus plurales visiones acerca de cómo deben vivir sus propias vidas (es decir, estudia bajo qué condiciones las personas pueden perseguir sus particulares concepciones del bien).[1]

Al liberalismo le interesa más el derecho que el bien, o el bien solo a nivel del derecho. Mientras más se mueve el liberalismo en la búsqueda del sistema metanormativo, más minimalista moral se vuelve, pues solo un minimalismo moral puede garantizar el espacio institucional de la libertad de los individuos. Todo el desarrollo hasta el momento nos deja claro que el perfeccionamiento de los individuos no se encuentra en el liberalismo y esa misión necesaria de tener unos principios para la vida corresponde a otros marcos morales que los individuos necesitan indagar y complementar. El liberalismo jamás te dirá si drogarte está bien o está mal o si acostarte con la esposa de tu mejor amigo es algo bueno o algo malo. Al liberalismo solo le interesa el respeto del sistema metanormativo, lo importante para el liberalismo es garantizar la libertad. Libertad bajo la cual, los individuos pueden ser morales y caer en el bien o en el mal ajenos al derecho.

Y bajo el ámbito filosófico en el que nos encontramos no hay diferencias sustanciales entre el liberalismo clásico y el libertarismo. Explica Rothbard (2012): “el libertarismo per se no pregona ninguna teoría moral general o personal. El libertarismo no ofrece un estilo de vida; ofrece libertad, para que cada persona sea libre de adoptar y actuar de acuerdo con sus propios valores y principios morales”. Y poco antes: “Lo que haga una persona con su vida es esencial y de suma importancia, pero es simplemente irrelevante para el libertarismo”.

En consecuencia, como el liberalismo/libertarismo “no es ni pretende ser una completa guía moral o ascética, sino sólo una teoría política” (2012, Rothbard), resulta compatible con todo tipo de estilos de vida y de personas que respeten sus condiciones metanormativas. Un consumidor de muñecas sexuales con forma de niños de 7 años, un consumidor de heroína o el ser más despreciable de la comunidad pueden ser liberales perfectos siempre que no atenten contra el prójimo y su propiedad. Como ha escrito Hoppe (2013):

Desde un punto de vista puramente lógico, el libertarismo es compatible con todos y cada uno de los estilos o juicios estéticos y artísticos… Igualmente, he visto posible ser un libertario “perfecto” y no agredir nunca a ninguna persona o propiedad y aun así ser un personaje completamente inútil, desagradable o incluso despreciable.[2]

Ante todo, debemos enfatizar que no vivimos en un mundo liberal, por ende, debemos preguntarnos cómo pasar de un mundo no liberal a un mundo liberal. Lo que nos lleva indiscutiblemente al ámbito político y más concretamente, al contexto de la lucha democrática por el poder.

Si el liberalismo quiere funcionar como movimiento político debe liberarse del peso muerto y negativo de personas que no se ajusten a los parámetros de normalidad vigentes en la sociedad, pues caería en una secta de minorías de estrafalarios, excéntricos, raros y grotescos con los que nadie quisiera tener relación y menos apoyar con recursos y votos.

Razón de lo anterior, como mencionó Jeff Deist (2017), presidente del Instituto Mises, “el libertarismo es una filosofía en búsqueda de mejores libertarios”, libertarios que no son ingenuos frente a las supuestas maravillas del progreso tecnológico, que resisten al gran gobierno y a la gran empresa (que se retroalimentan uno a otro), que entienden la importancia de la defensa de los cuerpos intermedios como son la familia ordenada y funcional, la religión en libertad y la fe en lo trascendente, la tradición y la cultura de las comunidades.

Bibliografía:

Deist, Jeff. (2017). Por un nuevo libertario. Instituto Mises. Recuperado de:

https://mises.org/es/wire/por-un-nuevo-libertario

Hoppe, Hans. (2013). La belleza lógica de libertarismo. Instituto Mises. Recuperado de:

https://mises.org/es/library/la-belleza-logica-de-libertarismo

Rallo, J. (2019). Liberalismo: Los 10 principios básicos del orden político liberal. Ariel.

Rasmussen, Douglas.  & Den Uyl, Douglas. (2017-03-14). Las normas de la Libertad: Una base perfeccionista para una política no perfeccionista (Nueva Biblioteca de la Libertad nº 52). Unión Editorial, S.A.. Edición de Kindle.

Rothbard, Murray. (2012) Mitos y verdades acerca del libertarismo. Instituto Mises. Recuperado de:

https://mises.org/es/library/mitos-y-verdades-acerca-del-libertarismo

Notas

[1] Hoppe, Hans. (2013). La belleza lógica de libertarismo. Instituto Mises. Recuperado de:

https://mises.org/es/library/la-belleza-logica-de-libertarismo

[2] Rallo, J. (2019). Liberalismo: Los 10 principios básicos del orden político liberal. Ariel. p. 8-ss.

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