Construyendo el puente: 21 enseñanzas que dejan las discusiones con anarcosocialistas

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Tratar de comunicarse con los anarcosocialistas es probablemente un esfuerzo inútil, dado que tienden a ser dogmáticos, viciosos y no desean escuchar. Pero no enteramente inútil. Mira, a pesar de las diferencias teoréticas y de valores, una gran parte del pleito se debe a malentendidos. Esto, porque anarcosocialistas y anarquistas de mercado usan los mismos términos para referirse a cosas distintas. Y entonces ambos bandos hablan sin escucharse. Para comunicarte, debes aprender a hacerlo de modo tal que ellos entiendan. Esto quiere decir: enmarcar tus puntos dentro de la cosmovisión de ellos, y no utilizar ese lenguaje que los hace izar de inmediato sus banderas rojas.

Podrás argüir: ¿Por qué esforzarme tanto por cambiar mi modo de hablar? ¿por qué no deberían ellos encontrarme a mí a mitad del camino? Deberían, pero probablemente no lo harán. Si quieres una comunicación genuina con ellos, tendrás que seguir mis consejos, o mejor no intentarlo. Porque, mira tú, los anarcosocialistas consideran su vida y la política como una lucha a gran escala de las masas de pobres, que intentan poner fin a su esclavitud a manos de una minoría de ricos. En este contexto, y dado que ellos creen que pueden ganar sólo si se organizan en grandes grupos, la teoría política es para ellos una especie de barricada callejera, y su discurso, algo como un molotov. Extraviarse y actuar por cuenta propia debilita al grupo, lo que compromete su capacidad para la lucha, ¡lo cual a su vez amenaza el futuro entero de la raza humana!

Este temor, que proviene de su creencia de que todo pensamiento acarrea consecuencias muy serias, es la razón por la que suelen denunciar a sus adversarios, basándose no en lo que esos adversarios afirman, sino más bien en quiénes se asocian con ellos. Y ponen en un solo montón a todos sus enemigos, sin hacer distinción entre anarquistas de mercado, republicanos o gente del Klan, y a todos los llaman “fascistas”. Para un anarcosocialista, mirar al adversario como un ser complejo y con matices, es pérdida de tiempo; y, además, concederle el beneficio de la duda podría darle vía libre para invadir, confundir o seducir la mente del anarcosocialista. Pero sólo los más cabezones o los más teóricos son así. Hay otros que aparecen casualmente en protestas o eventos, toman alguna literatura, y se van como si nada. Éstos son muchos más abiertos a otras ideas. Pero difícilmente los encontrarás en una discusión teórica on line.

Siendo yo mismo un anarcosocialista recuperado, permíteme decirte cómo construir un puente hacia ellos:

1- No asumas que todo anarcosocialista es un autoritario o tirano potencial. Muchos lo son, pero otros no. La mayoría no es consciente de esta diferencia. Algunos de estos anarquistas son solamente liberales reformistas (no clásicos) que quieren leyes a favor de la renta básica, les gusta el punk rock y odian a los policías. Otros son algo así como la versión militante del Partido Verde. Algunos son casi leninistas, con la sola diferencia de que encuentran algo bueno en la organización descentralizada y les gusta cómo suena la palabra “libertad”. Estos últimos se consideran a sí mismos anarquistas porque no quieren aprovecharse del Estado, sino que intentan construir uno nuevo desde la nada (aunque negarán que se trata de un estado). Y algunos otros se oponen genuinamente al Estado, en cualquiera de sus formas.

¿Cómo es que estos elementos tan dispares se consideran a sí mismos parte del mismo movimiento? Porque un gran número de ellos se han creído sin cuestionamiento el mito de la democracia. Para ellos, cualquiera que critique la democracia será, por default, un defensor de la tiranía. Nunca han escuchado acerca de otras alternativas. Para algunas personas, la democracia implica gobernar a otros aun en contra de su voluntad; en tanto que para otros es sólo un modo de organizarse dentro de su propio grupo, y ni siquiera soñarían con someter a sus reglas a los extraños. Los partidarios del consenso no quieren que su grupo haga algo jamás contra la voluntad de cualquiera de sus miembros. Sin embargo, la mayoría de los anarcosocialistas jamás han pensado en estas cosas. La prueba crucial para determinar si alguien es un anarcoestatista o un verdadero anarquista, es preguntarle si apoya la libertad de asociación. Quizá haya escuchado ese término, pero probablemente no tendrá mucha idea de lo que eso significa en la práctica. Explícaselos.

2- No ataques a la democracia; sólo enfatiza la libertad de asociación. Deja que practiquen la democracia como ellos quieren, pero diles que tú tienes el derecho a no someterte a las decisiones del grupo. Y hazles saber que Malatesta habría estado de acuerdo contigo.

3- No defiendas a las corporaciones. Diles que las corporaciones dependen del Estado para existir. Diles que si trabajamos juntos haremos que colapsen irremediablemente. Diles que cualquier corporación que tenga su propio ejército y que inicie la agresión contra otros será un estado de facto, y que debe resistírsele. Los anarcosocialistas no entienden, ni les preocupa entender, las diferencias entre anarquismo de mercado, anarcocapitalismo, el Libertarian Party, la World Trade Organization, el darwinismo social y el fascismo. Así que no pongas una etiqueta a tu ideología. Pero intenta explicárselas en detalle.

4- No uses palabras que suenen a libre mercado. Sólo sirven para alejarlos y confundirlos. Palabras como “mercado”, “capitalismo”, “propiedad”, “producto”, “capital”, “competencia”, “compensación”, “riesgo” y “valor”. Si tienes que utilizarlas, añade algunas buenas definiciones cada vez, en un lenguaje que les sea familiar. Sustituye tus palabras libremercadistas con palabras de ellos: “liberación”, “hazlo-tú-mismo”, “posesiones personales”, “riqueza social”, “cooperación”, “compartir”, “creatividad” y “vida genuina”.

Me parece que hay dos concepciones del “mercado libre”: una es la condición de libertad el cual la gente puede hacer todo lo que desee, en tanto sea consensual; la otra es la imagen del comercio tal como lo conocemos, pero sin Estado. Los anarcosocialistas pueden tener muchas quejas legítimas contra el comercio tal como lo conocemos hoy, bajo el Estado, y por ello reaccionan negativamente con la sola mención del libre mercado. Les han dicho que ya vivimos en el libre mercado, y asumen que si fuera aún más libre, todo sería mucho peor. Sin embargo, en una sociedad verdaderamente sin estado, el mercado podría ser muy diferente del comercio que conocemos hoy. Por ello creo que es mejor, ante una audiencia anarcosocialista, enfatizar la primera concepción, la de la libertad, y no hablar mucho de la otra concepción, la del comercio. Hablarles de algo limpio y sin antecedentes es mejor que hablarles de un McDonald que no pagará impuestos.

5- No los acuses de tiranía ni les digas que su sistema jamás funcionará. Queremos libre mercado, ¿no es así? Bueno, aliéntalos a construir todas esas federaciones y concejos obreros que les gustan. Pon énfasis en la actitud de vive-y-deja-vivir de la anarquía de mercado. Hazles saber que ésta no es excluyente. La condición de libertad, a la que tú llamas libre mercado, podría ser el metacontexto donde cabrían los sistemas comunistas y cualquier otro sistema voluntario concebible. Hazles saber que el comunismo es compatible con el libre mercado en la medida en que sea estrictamente voluntario. Indúcelos a imaginar un país de libre mercado donde la mayoría de la población elegiría el comunismo.

6- No los amenaces con dispararles si tocan o ensucian tu propiedad. No es una buena manera de iniciar un diálogo constructivo, incluso aunque pienses que los anarcosocialistas comenzaron todo. Mira, mientras tú crees que la redistribución involuntaria de la riqueza es violencia, ellos creen que la pobreza es, literalmente, una forma de violencia perpetrada por los ricos en contra de los pobres. Cada bando cree con vehemencia que el otro es el agresor. En lugar de ponerte a la defensiva, respira profundamente y explícales con paciencia porqué piensas que la institución de la propiedad es el modo más simple o más efectivo para determinar quién tiene derecho a qué cosa. Explícaselos, pero no en términos de defender tus posesiones, sino en términos de cómo las federaciones y comunas podrán tener y conservar sus cosas. Asegúrate de que entiendan que ellos podrán compartir tanto como deseen, pero dentro de sus organizaciones.

7- Denuncia al capitalismo. Está bien. Ello definen al capitalismo como algo donde caben el complejo militar industrial, el socialismo de estado tal como fue practicado en la Unión Soviética y otros países, y los beneficiarios del Estado corporativo. Probablemente tú no querrás que te asocien con eso. Así pues, deja que ellos definan el término por ahora, y diles que tú también odias el capitalismo, y que lo que apoyas es la libre empresa, como la de los vendedores callejeros. Ningún anarcosocialista -a no ser alguno rabioso- se atreverá a criticar a un vendedor que trabaja solo, sin empleados. Lo del empleo es un asunto espinoso entre los anarcosocialistas; por lo cual es mejor no hablar de eso hasta que te hayas ganado algunas simpatías. Llegado el momento, trata ese tema en términos de libertad de asociación. Diles: “¿usarían la fuerza para evitar que alguien trabaje para otro a cambio de un salario?” Si dicen que no, diles que están pensando como anarquistas de mercado.

8- No uses el término “propiedad privada”. Los anarcosocialistas tienen una definición muy diferente de este término, y frecuentemente lo usan como sinónimo del sistema capitalista, el cual está inextricablemente ligado al Estado. Sin embargo, no les parecen mal las posesiones personales en pequeña escala, como el cepillo de dientes, que es algo muy diferente a tener la propiedad de una fábrica o de una gran extensión de tierra. Así pues, usa el término “posesión personal” cada vez que quieras decir “propiedad privada”. Úsalo incluso cuando quieras discutir acerca de la propiedad de la fábrica o la tierra. Esto obligará a ambas partes a ser muy precisos acerca de qué relación debe existir entre personas y objetos, o entre personas.

9- Nunca discutas sobre la protección del ambiente. Es un tema tabú. Desde el punto de vista anarcosocialista, tus ideas sobre este asunto son insanas, imprudentes, criminalmente negligentes, ciegas ante verdades obvias, contrarias a hechos probados, crueles y desalmadas, racistas y violentas, y tan maniacamente egoístas que quieres destruir el mundo entero sólo por tus intereses a corto plazo. Y las ideas de ellos te parecerán a ti ridículamente apocalípticas, terriblemente autosacrificantes, ciegas ante verdades obvias, contrarias a hechos probados, crueles y desalmadas, insensibles, violentas y una débil excusa para una tiranía totalitaria. Se requieren una gran cantidad de confianza mutua y obras de buena voluntad antes de que cada bando pueda comenzar a escuchar al otro bando sobre este tema. Así, lo mejor es no meterse con eso.

10- No permitas que te digan que no eres anarquista. Este punto merece defenderse con vehemencia, incluso aunque ello pueda aumentar el conflicto. Los anarcosocialistas se sienten amenazados por los anarcocapitalistas. Ellos miran a los anarcocapitalistas (entre los cuales incluyen a los anarquistas de mercado; ellos piensan que todos los no socialistas son iguales) como una especie de desertores tardíos del Libertarian Party, y a quienes les gusta la palabra “anarquismo” porque suena linda y rebelde. Acusan a los anarcocapitalistas de practicar una lectura selectiva de los viejos anarquistas individualistas para justificar el apropiarse del término. Están resentidos con los anarcocapitalistas porque han robado la palabra “anarquismo” a sus dueños legítimos, los herederos de la gloriosa tradición de la lucha de los trabajadores. Ven esto como un auténtico robo, y están dispuestos a recuperarlo por cualquier medio que fuere necesario.

El único recurso que ellos tienen es la denuncia y el ostracismo. De modo que tú debes delimitar con firmeza el término, algo que ellos respeten. Puedes decirles que eres un anarquista legítimo porque te opones a toda forma de dominación. Cuando digan que el capitalismo y la propiedad son formas de dominación, diles que tú también odias el capitalismo pero apoyas la libre empresa como un medio para que la gente satisfaga sus necesidades y las de otros, sin recurrir a una economía planificada que ordenaría a la gente lo que debe hacer. Diles que el comunismo voluntario es sólo otra forma de libre empresa. Que la propiedad es sólo una forma de negociar el uso de los objetos entre la gente, y que los invitas a proponer otros sistemas. Diles que tienes fe en que la gente elegirá (no uses la palabra “mercado”) el sistema económico que satisfaga mejor sus necesidades.

11- Concéntrate en el Estado. Éste es el verdadero puente. Es el tema principal que comparten ambos bandos. Hazles saber que los anarquistas de mercado son el único grupo, además de ellos y los primitivistas, que quieren abolir al Estado. Háblales de las cosas perversas que hace el Estado (pero no hables de impuestos o regulaciones, que eso no preocupa a los anarcosocialistas), y con ello tendrás mucho para discutir y encontrarás muchos camaradas.

12- Diles que los leninistas los apuñalarán por la espalda. La mayoría de los anarquistas conocen bien la historia sangrienta, la de las víctimas anarquistas a manos de leninistas. Repite una y otra vez las palabras “España”, “Kronstad” y “Ucrania”, hasta romper su afinidad con los leninistas. Y entonces estarán más dispuestos a aceptar a los anarquistas de mercado como sus aliados naturales.

13- Véndeles tus ideas de mercado en términos de beneficios sociales a gran escala. Quizá esto te moleste, ya que probablemente acostumbras recomendar tu sistema en términos del beneficio individual. Pero los anarcosocialistas quieren saber qué es bueno para la sociedad como un todo. Ellos quieren ayudar a la clase trabajadora, a los pobres, los desposeídos, los hambrientos, los enfermos, los drogadictos y los más excluidos y sufridos. Quieren ayudar a las mujeres, las minorías raciales, los discapacitados y las tribus indígenas. Así que explícales cómo una marea creciente levanta todos los botes. Diles cómo las regulaciones del gobierno favorecen a las corporaciones, y cómo, luego de ser abolido el Estado, las empresas pequeñas y locales prosperan. Diles cómo la filantropía privada puede ser más eficaz que el Estado de bienestar.

14- Véndeles el capitalismo como “Hazlo tú mismo”. La mayoría de anarcosocialistas no sienten una gran necesidad de autonomía individual. Su sentido de identidad depende de sus grupos, y tratan de ganar poder juntos, en grupo. Sin embargo, reconocen la necesidad de que sus grupos y redes logren autonomía dentro del mercado capitalista. Así que trata de enfatizar la ética del Hazlo-tú-mismo, que para ellos significa liberarse de la dominación corporativa, construir una fuerte red popular autónoma que provea los bienes y servicios necesarios, y compita contra el poder capitalista dentro de un escenario de poder dual. Para ti, todo esto es auténtica libre empresa dentro del mercado. Todo mundo queda contento.

15- Véndeles el anarquismo de mercado como guerra de clases. Sí, has escuchado bien. Diles que odias a la clase gobernante tanto como ellos. La cosa está en cómo definas tú a la clase gobernante. Diles que esta clase incluye a los empleados del gobierno, más las corporaciones que buscan, y obtienen, concesiones del Estado corporativo. Son aquéllos que utilizan a los soldados y policías para coaccionar a otros. Es el sistema corrupto donde los poderosos dominan a los demás, y es algo que debe ser eliminado.

16- Habla contra la propiedad estatal de la tierra, de los espacios aéreos y de otros recursos. Háblales de las ventas de madera, minas y pastos en terrenos federales. Ellos odian todo eso. Denuncia la llamada “privatización” como una trampa de los gobiernos para ganar dinero vendiendo bienes robados.

17- Manifiéstate contra el control de armas. Incluso los anarcopacifistas entienden que el control de armas sólo significa centralizar el poder en manos del Estado.

18- Habla contra la guerra, el imperialismo y la represión doméstica. Estos temas son eternos, llegan al corazón de cualquier versión del anarquismo, y te aseguras de ganarte amigos dentro de la izquierda.

19- No los jodas con el tema de los impuestos. A los anarcosocialistas no les importan los impuestos porque la mayoría de ellos viven debajo de la línea de pobreza y no están sometidos al impuesto sobre la renta. Para ellos, los impuestos son como un regalo, y concuerdan con Chomsky y otros liberales cuando se quejan de que la carga fiscal sea transmitida de los ricos a los pobres. La mayoría están quebrados; de modo que la redistribución estatista de la riqueza es algo que personalmente les beneficia. De todas maneras, planean eliminar el dinero; así que ¿por qué deberían preocuparse? Aun así, como todos los anarcosocialistas se oponen al imperialismo, véndeles tus ideas anti-impuestos en términos de resistencia contra los impuestos de guerra. No es el dinero que la gente pierde con los impuestos lo que les importa, sino el mal que hace el Estado con ese dinero.

20- Insiste mucho en lo de la libertad de asociación y el no inicio de la fuerza. Diles que tu respeto por los derechos de propiedad significa que tú jamás robarás sus cosas ni invadirás sus tierras, lo cual ya es mucho más de lo que les prometen los leninistas o los del Partido Verde.

21- Prepárate a fracasar. Los anarcosocialistas suelen ser muy dogmáticos y hostiles a las ideas de mercado. Esto, porque no están acostumbrados a pensar, y además no quieren pensar lo que no cuadra con sus ideas. Es raro el anarcosocialista que piensa por sí mismo, el que sabe escuchar o el que quiere aprender. Pero hay algunos que sí, y quizá haya lugar para que surja alguna vez el anarcocomunismo de libre mercado. Sin embargo, no esperes llegar a convertirlos. Que lo tuyo sea aprender de ellos, y sólo en segundo lugar el divulgar tus puntos de vista. Sólo así no habrás perdido tu tiempo.


Traducido del inglés por William Gilmore para austroanarquistas.com

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