Un camino dorado: Respuesta al Profesor Cochran

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El su reciente artículo en Mises DailyPatrones ‘oro de los tontos’”, John P. Cochran advertía a sus lectores contra aceptar cualquier reforma monetaria que no fuera un dinero creado por el libre mercado. Por tanto, creía necesario criticar nuestro artículo previo en Mises DailyA Golden Opportunity”, en el que aconsejábamos a Alemania abandonar la Unión Monetaria Europea, reinstaurar el deustche mark y ligarlo al oro.

Aunque admite que nuestra “recomendación puede ser un paso en la buena dirección (…) deja a Alemania con un banco central y con una política monetaria discrecional”. Haces eso… de momento.

En modo alguno pretendía nuestro ensayo implicar que el control del banco central de una moneda respaldada por oro fuera el punto en el que deseáramos que cesara la reforma monetaria. Como economistas austriacos, entendemos y apoyamos totalmente el objetivo de una completa libertad monetaria del mercado como lo que más avanza en la libertad, la prosperidad y la paz. La pregunta se convierte en ¿cómo lo logramos?

Creemos que Alemania está en una situación única para acabar con las fuerzas destructivas de la expansión monetaria fiduciaria que parece ganar impulso cada día. Eso es lo primero. Antes de que podamos tener el dinero perfecto, debemos tener un dinero mejor y Alemania está en disposición de mostrarnos el camino. Todos los que deseamos libertad, prosperidad y paz deberíamos pedir a Alemania que aproveche esta oportunidad para detener lo que sin duda destruirá el capitalismo de libre mercado. Al restaurar el deustche mark y ligarlo a sus enormes existencias de oro, Alemania puede ser el catalizador que cree una catarata de actos virtuosos similares que lleven finalmente a una completa libertad monetaria y todo aquello que esta produzca.

Consideremos las probables consecuencias de que la cuarta economía más grande del mundo estableciera una divisa respaldada por oro al 100%. Esta divisa dominaría el comercio mundial, porque todas las naciones que comerciaran desearían realizar sus intercambios en la moneda más sólida disponible. Al menos por un tiempo, esa sería el deustche mark. Caería la demanda de las divisas de otras naciones hasta que estos países hicieran lo mismo. Se produciría un ciclo virtuoso cuando primero uno y luego otro país ligara su divisa al oro. El país con más a perder sería Estados Unidos, cuyo dólar actualmente es el preferido para el comercio internacional. Pero al aumentar la demanda primero del deustche mark y posteriormente de las divisas de otras naciones que siguieran el ejemplo alemán, la demanda del dólar caería y los precios aumentarían precipitadamente en Estados Unidos ya que los países ya no encontrarían ventajoso tener dólar en el extranjero. En este momento, Estados Unidos se vería obligado a volver al oro. En nuestra opinión, ninguna otra cosa llevaría a la superpotencia mundial a recuperar la sensatez, es decir, Estados Unidos no adoptará el oro voluntariamente, porque es quien más se beneficia del actual sistema inflacionista. Sin embargo, si las grandes naciones comerciales del mundo adoptaran divisas respaldadas por oro, incluso Estados Unidos se verá forzado por el mercado a hacerlo.

Pero esto no acaba aquí. Una vez los pueblos del mundo vean las ventajas de utiliza moneda de oro, empezarán a entender que no hacen falta los bancos centrales para realizar en absoluto la función monetaria. ¿Por qué no podrían hacer lo mismo Hong Kong Singapore Bank, Citibank, Barclays, Deutsche Bank o cualquiera de una serie de bancos privados internacionales respetados? Estos bancos internacionales son más ágiles que cualquier osificado banco público para atender las necesidades de los negocios y las finanzas. Además, estos bancos internacionales son más dignos de confianza que los bancos centrales nacionales, que tienden a operar con gran secreto para esconder el riesgo que están tomando con nuestro dinero. Los bancos privados tendrían que responder ante los accionistas utilizando sus propios auditores independientes.

Consideremos cómo apareció la tolerancia religiosa en Occidente, primero por interés de los príncipes que pugnaban por el poder con la Iglesia Católica. Se establecieron distintas religiones y fueron protegidas por el estado. Pero, con el tiempo, la tolerancia religiosa llegó a verse como un bien en sí misma. Hoy aceptamos la tolerancia religiosa en Occidente como algo universal, aunque sea un fenómeno relativamente reciente.

Es en esta línea en la que recomendamos que Alemania acabe con la tiranía del euro inflacionista y adopte un deustche mark dorado. Esa acción valiente y aun así autoprotectora llevaría a un giro de 360º en política monetaria, lejos de la destrucción monetaria y hacia un dinero cada vez mejor en todas partes.


Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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