El socialismo de Frida Kahlo

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[El artículo original se publicó el 10 de diciembre de 2002]

¿Es una simple coincidencia que la película «Frida» esté protagonizada y coproducida por Hayek (Salma, es decir)?

Frida Kahlo fue una pintora mexicana de principios a mediados del siglo XX, famosa por sus autorretratos. Ella y su intermitente marido, Diego Rivera, un gran muralista, fueron famosos por sus vidas de vanguardia y su amor por el comunismo.

Por otro lado, Hayek, (Friedrich, es decir) fue uno de los principales críticos del socialismo de mediados a finales del siglo XX. Su obra más popular a este respecto es Camino de servidumbre, publicada justo después de la Segunda Guerra Mundial. Hayek y su maestro, Ludwig von Mises, fueron quizá los dos más grandes críticos intelectuales del socialismo en su tiempo. Se oponían al socialismo no solo porque no «producía los bienes», sino porque es inhumano.

La película recorre la vida de Frida, desde sus días como escolar hasta su muerte. La muestra impulsiva, un poco rebelde e intelectualmente inclinada hacia ideas radicales. Como joven en aquel México, esto significaba inevitablemente inclinarse por el socialismo, no simplemente como sistema económico, sino como una alternativa al matrimonio, la iglesia y toda la estructura social.

Sin embargo, Frida quería las mismas cosas contra las que se rebelaba: una familia, hijos y un marido con el que compartir su vida y talento. Su vida fue una lucha de dolor, tanto físico como emocional, con momentos de placer. Su arte da expresión a su lucha.

¿Cómo podía alguien que amara a su país ser socialista? ¿Cómo podía alguien que ansiara intimidad ser socialista? ¿Cómo podía cualquier mujer que anhelara el placer de la maternidad ser socialista?

El socialismo es «internacional». Niega historia, tradiciones y culturas de naciones y promueve el alejamiento racional de los individuos de los pasados que los moldearon. Aun así, esto es completamente imposible y cualquier manifestación del socialismo en el mundo real han tenido que acomodarse a la realidad de que la gente ama a su país.

La «mexicanidad» de Frida irradia de su arte y está maravillosamente captada en la película. La mexicanidad de su arte es una gran razón por la que hoy en día es amada en todo el mundo.

Occidente, al contrario que el socialismo disfruta de todas las historias afirmativas de la vida, tradiciones y culturas de la humanidad y es auténticamente multicultural. Por el contrario, la versión de la izquierda del multiculturalismo es simplemente que es antioccidental.

Al irse abriendo México, tanto cultural como económicamente, Occidente (y en particular Estados Unidos) se ha ido haciendo cada vez más mexicano e hispano. De hecho el sistema capitalista liberal democrático anteriormente relacionado con la Europa central y del norte (y sus retoños) hoy está cada vez más asociado también con la Península Ibérica y Latinoamérica. En Alemania, por ejemplo, el sistema capitalista liberal democrático está más relacionado con la Baviera católica que con los lander protestantes y secularizados del norte y el este.

Al socialismo le preocupan «las masas», no los individuos. El pueblo, no las personas. Aun así, la intimidad requiere una cierta exclusividad en las relaciones humanas. Más en concreto, la intimidad requiere matrimonio.

Los socialistas siempre han denigrado el matrimonio y siempre han ideado disposiciones alternativas para «liberar» a las mujeres de los hombres (¿o es justo lo contrario?). En la película, en el (primer) matrimonio de Frida Kahlo con Diego Rivera, uno de sus camaradas trata de explicar por qué hay que celebrar su boda. ¡La politización incluso del matrimonio es tan socialista!

Sobre el tema de la intimidad, se muestra a Diego Rivera como el verdadero socialista. Para él, el intercambio sexual es como un cálido apretón de manos. No duda en usar su encanto con las mujeres y es clintonesco al ser verdaderamente frívolo. Esto hiere profundamente a Frida Kahlo. Pero la propia Frida es una libertina. La única diferencia es que Rivera está cómodo con su promiscuidad, mientras que para Frida su promiscuidad deriva de su impulsividad.

En la visión socialista, los niños no vienen al mundo como miembros de familias, bajo la custodia natural de sus padres. Más bien son productos y en último término criaturas del estado. Pero la incapacidad de Frida de tener hijos le duele mucho. Su cuerpo le falla (de nuevo). La escena de la película en la que se atormenta por sus hijos, en un tarro, abortado espontáneamente, es impactante.

¿Cómo puede alguien decir que el socialismo promueve la liberación de las mujeres cuando el socialismo disminuye la maternidad? Se cree (erróneamente) que Abraham Lincoln dijo que no se puede elevar a los pobres echando abajo a los ricos. Igualmente puede decirse que no se puede elevar a las mujeres echando abajo la maternidad.

Dos partes de la película merecen un comentario especial. Una afecta a Nelson Rockefeller  (que luego sería gobernador del estado de Nueva York y vicepresidente de Estados Unidos) ordenando la destrucción el mural de Diego Rivera en el Rockefeller Center. Para la izquierda, es un ejemplo de «censura», ya que se supone que los artistas tienen libertad de expresión. Pero la película deja claro que García presentó engañosamente el mural a Rockefeller, poniendo a Marx, Lenin y Trotsky en el paisaje, cuando sus dibujos indicaban que serían trabajadores anónimos.

La otra afecta a Trotsky, el refugiado de la Unión Soviética de Stalin, que fue recibido por Frida Kahlo y Diego Rivera en México. Está de moda entre la izquierda afirmar que Stalin debilitó la revolución comunista en Rusia y ver en Trotsky la posibilidad de que el comunismo pudiera haber seguido un camino distinto. (Por supuesto, durante la década de 1930, Stalin y su Unión Soviética se veían de forma bastante idolatrada entre las élites intelectuales y artísticas del mundo).

En particular, Stalin, se dice, era meramente un matón con mayúsculas. Stalin era verdaderamente un matón con mayúsculas. Pero, en este aspecto, no era distinto de Lenin o Trotsky, cada uno de los cuales tenía la «voluntad de poder» suficiente como para dedicarse al asesinato despiadado, el genocidio y la guerra agresiva. La admiración de Trotsky por la «voluntad de poder» de Hitler y el «gran proyecto» de Hitler, mostrado en una cena en la película, deja claro que la diferencia entre Trotsky y Stalin es que, en la lucha por el poder tras la muerte de Lenin, Stalin mató a Trotsky (y a toda la familia de Trotsky), en lugar de lo contrario.

Por supuesto, la izquierda siempre busca «la gran esperanza socialista». El líder del mundo real que acabará haciendo reales los nobles objetivos del socialismo y traerá así el milenio socialista. Que todos hasta ahora hayan sido decepcionantes no importa. Como señala Hayek (Friedrich), el socialismo se basa en una creencia mística, la negación de la ciencia y de la historia. Es «la fatal arrogancia» del siglo XX.

Es seguro que durante los últimos pocos años de su vida, Frida demostró haber cambiado su admiración a la siguiente «gran esperanza socialista», Mao Tse-Tung de China, del que sabemos que fue el asesino de 70 millones de personas y una persona tan despreciable como Hermann Goering.

Pensé que la película hacía muy bien presentando elementos de las vidas de Frida Kahlo y Diego Rivera en la pantalla sin mucha interpretación, dejando así a los miembros de la audiencia llegar a sus propias conclusiones. ¿Muestra el dolor expresado en el arte de Frida que la vida es inútil? ¿Es posible la felicidad o solo momentos fugaces de placer?

¿Deberíamos acabar con la propiedad, la familia, la religión y el país y buscar un alternativa radical o es mediante instituciones social como podemos sostenernos en nuestras vidas productivas, creativas y, sí, humanas?


El artículo original se encuentra aquí.

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