‘‘Si se mueve, privatízalo; si no se mueve, privatízalo. Como todo se mueve o no se mueve, privatízalo todo’’.
Walter E. Block.
Walter Block es uno de los libertarios más importantes de nuestra generación y de la historia del movimiento. Este economista nació en Nueva York en 1941. Durante los años 50 y 60 se consideraba otro comunista más viviendo en Brooklyn. En 1963, en su último año como estudiante de filosofía en el Brooklyn College, acudió a una conferencia de Ayn Rand con otros compañeros de izquierdas para abuchearla. Al terminar, pensando que podría ganar un debate fácilmente contra ella, se quedó a la comida que organizaban en su honor. Block intentó debatir con Rand para explicarle por qué el capitalismo estaba errado, cuando uno de sus seguidores le dijo que él debatiría con Block a cambio de que extendiesen el debate a otros días hasta que uno de los dos cambiase de opinión y que se leyese dos libros, La Economía en una Lección de Henry Hazlitt y La Rebelión de Atlas de Ayn Rand. Hecho esto, Block cuenta que se convirtió al libertarismo.
Tras esto, empezó un doctorado en economía en la Universidad de Columbia con Gary Becker, ganador del Nobel de economía en 1992, como tutor. Durante su tercer año de doctorado, conoció a Murray Rothbard, quien, tras una conversación de quince minutos, le hizo darse cuenta de la moralidad y viabilidad del anarcocapitalismo. Su conversión a la escuela de economía austriaca fue más lenta, pero tras leer El Hombre, la economía y el Estado de Rothbard y charlas constantes con el autor, finalmente dio el paso. El mismo Block reconoce que lo que más le impedía aceptar la metodología austriaca era el pensar que su inversión intelectual y años de formación en economía neoclásica habían sido una pérdida de tiempo ya que el empirismo no te puede ofrecer verdades en las ciencias sociales; algo que le ocurre a muchos economistas actualmente. Sobre este tema, Block cuenta que, durante el doctorado, cuando obtenía los resultados correctos sobre lo que la ley económica debería dictar, le congratulaban, pero cuando las regresiones le daban otro resultado le mandaban hacerlas de nuevo hasta que le diesen los resultados correctos. Como estudiante de metodología del único departamento de metodología del mundo, puedo corroborar que esto no es una práctica exclusiva de Becker, ni de la Universidad de Columbia.
Walter Block es actualmente profesor en la Loyola University de Nueva Orleans, donde ostenta la cátedra de Harold E. Wirth Eminent Scholar Endowed Chair en economía. Block es uno de los autores más prolíficos del movimiento libertario y de la escuela austriaca, sino el que más. Tiene 596 artículos publicados en revistas académicas, ha sido autor y coautor de veintisiete libros, y editor de otros trece. Quizá sea de los académicos más productivos de la historia. Entre sus libros, recomiendo Defendiendo lo indefendible, su primer y más famoso libro, en el que loa a profesiones o grupos sociales estigmatizados como los proxenetas, los especuladores o los chantajistas por ser estos héroes económicos dado que sus acciones reportan un bien para la sociedad sin violar la propiedad privada de nadie y cuyas acciones estarían mejor desreguladas.
Walter Block ha sido y es uno de los libertarios que más ha contribuido a la ética de la libertad y a la escuela de economía austriaca. Quizá, en parte, como a él le gusta decir, porque vaya a hombros de Rothbard, pero sin duda por su amor a la libertad. Block ha contribuido en sus cientos de escritos y conferencias a todos los temas posibles de economía, política y filosofía desde la visión libertaria. Block es uno de los pocos libertarios que tiene su propia teoría de la apropiación original, junto con Murray Rothbard, Hans-Hermann Hoppe o Stephan Kinsella.
En mi opinión, su mayor contribución es la solución que propone al debate del aborto. Block propone una alternativa llamada desalojismo (evictionism en inglés), que respeta el derecho de propiedad privada de la mujer y del bebé sobre sus respectivos cuerpos. Cuando la madre se queda involuntariamente embarazada, el bebé que se empieza a gestar es un invasor en su propiedad privada. Como este no traspasó la propiedad privada voluntariamente, es un invasor inocente, por lo que la madre no tiene derecho a expulsarlo ya que este no ha violado su principio de no agresión. No obstante, lo que la madre puede hacer es esperar que la viabilidad del feto sea alta para inducirse el parto. Block ya apunta que es difícil decir a qué porcentaje de supervivencia extrauterina nos podemos acoger, pero propone los 6 meses, ya que en la vigesimoquinta semana la supervivencia está entre el 50 y el 80%. Si el desalojismo se pusiese en práctica, se invertiría más en tecnología que pudiese mantener al bebé vivo antes fuera del útero, por lo que el tiempo de gestación al que se vería forzada la madre sería menor. Esta opción es similar a lo que sucede en alta mar cuando se cuela un polizón, que hasta llegar al siguiente puerto no se le puede echar del barco porque sería equivalente a matarlo. Block define esta propuesta como un acuerdo de principios entre ambas partas. La madre no está forzada a gestar al bebé nueve meses, ni el bebé debe estar predestinado a morir. Block también ha defendido la privatización de todo, escribiendo su trilogía de la privatización sobre cómo privatizar las carreteras y autopistas, los mares y océanos, y el espacio.
Block también ha sido capaz de hacerme cambiar de opinión como ningún otro autor. Aparte de la cuestión del aborto, voy a mencionar otros cuatro de los muchos temas en los que he cambiado de opinión por sus textos. Y es que una de las muchas cualidades de Block es su mente praxeológica. Se le puede escuchar en cualquier entrevista con Tom Woods en la que es capaz de proporcionar una solución praxeológica a cualquier cuestión concerniente al libertarismo. En primer lugar, yo solía apoyar la defensa de Rothbard y Kinsella en contra de la esclavitud voluntaria, pero Block me hizo cambiar de opinión. El segundo tema fue con respecto a la inmigración, especialmente tras leer su crítica a Hoppe, la cual me hizo favorecer las fronteras abiertas en sistemas estatales al ver que las políticas migratorias, como los controles fronterizos, son socialistas. Estas son presas del error del cálculo económico del socialismo que me impiden, como sujeto dentro de un Estado, usar mi propiedad privada libremente, por ejemplo, intercambiándola con alguien de otro Estado. En tercer lugar, sus escritos sobre privacidad me hicieron cambiar drásticamente de idea. Estos se asientan en la ética rothbardiana. Como según la ética libertaria el único derecho que existe es el de propiedad, nadie tiene derecho a impedirme usar mi propiedad privada —cuerpo y recursos como ordenador— para diseminar cierta información dependiendo de su contenido. Por último, Block me hizo darme cuenta no solo de la compatibilidad de las reparaciones demandadas por los afroamericanos, sino la necesidad de reivindicarlas como libertario. Siempre que los demandantes puedan demostrar el vínculo entre un antepasado esclavizado, ellos, el dueño y su descendiente, una parte de su propiedad pertenece al descendiente del esclavo ya que su antepasado fue secuestrado y obligado a trabajar a cambio de nada.
Block también es excelente debatiendo. Entre sus debates más remarcables se encuentra su debate sobre la posición libertaria con respecto al aborto, su debate contra Bryan Caplan sobre economía austriaca frente a la neoclásica, contra Roderick Long sobre libertarismo de brecha gorda o estrecha, contra Richard Wolff sobre capitalismo o socialismo, sobre minarquismo o anarcocapitalismo contra Jan Helfeld y Curt Doolittle, y contra Philipp Bagus sobre la cuarentena.
En lo personal, le debo mucho a Walter Block. En mayo le escribí presentándome como un hombre fanático, no razonable —para quien no lo sepa, tras un artículo de Block criticando a Friedrich Hayek por sus demasiadas concesiones al Estado en Camino de servidumbre, Milton Friedman le escribió una carta que inició una correspondencia entre ambos en la que Friedman dijo que el artículo estaba escrito por un ‘‘fanatic, not by a reasonable man’’— admirador de su trabajo. Tras unos correos después, Block me ofreció escribir un artículo para una edición especial que estaba editando sobre el libertarismo, el que será mi primer artículo académico publicado en la segunda edición del noveno volumen de Studia Humana. Lo escribí con David Marcos, otro colaborador del Instituto Juan de Mariana. En este artículo, realizamos una aportación a su teoría libertaria del castigo, que él califica como ‘‘única, nunca antes hecha’’.
Actualmente, se encuentra en el foco de una polémica por sus declaraciones contra la esclavitud, ya que la criticó ‘‘por los motivos equivocados’’ y por ser un ‘‘capacitista’’. Estos motivos son los de la ética libertaria, los cuales a las 600 personas que han firmado no les parecen suficientes —si es que los conocen—. Esta no es la primera vez que Block es el centro de una polémica. En 2014, el New York Times citó a Block diciendo que la esclavitud no había sido tan mala. Block se querelló por difamación contra el Time, y el Quinto Circuito le dio la razón, tras lo que llegaron a un acuerdo para solventar la disputa. Como respuesta a la controversia actual, se ha empezado una recogida de firmas alternativa pidiendo una subida de sueldo, la cual ya tiene cerca de seis mil firmas, casi diez veces más que la petición original, que invito a firmar.
Con todo esto, quiero reivindicar la figura de Walter Block como uno de los autores que más ha aportado tanto a la escuela austriaca como al libertarismo y hacer llegar su trabajo a los lectores del Instituto Juan de Mariana. He ido añadiendo enlaces a sus artículos y vídeos alternadamente para animar a todo aquel interesado a conocer algunas de sus aportaciones. Los artículos y vídeos enlazados son solo una pequeña muestra de la parte de su trabajo que conozco —es decir, una muestra de una muestra—. Invito a cualquiera a conocer más sobre Block, a escribirme y a preguntar por cualquier otro tema.
El artículo original se encuentra aquí.